Esa es la media de duración de un plano en cualquier programa de televisión, anuncio publicitario televisivo o videoclip, película o teleserie. Es decir eso es lo que nuestra atención es capaz de aguantar sin impacientarse.
Además esos planos han de ser en color, nada de blanco y negro, con escenas de tema violento o de contenidos claramente sexuales, aderezados con unos impresionantes efectos especiales y tratamiento por ordenador, con unos mensajes simples, llamativos, que provoquen cierto desconcierto pero que no hagan pensar. La mente no ha de tener tiempo para detenerse y reflexionar, por eso hay que cambiar cada pocos segundos de mensaje, de plano, de imagen o de escena.
Nos están educando para no poder mantener la atención fija más de seis segundos en un plano, en una imgen , en un pensamiento... O lo que es lo mismo, nos están educando para rechazar lo profundo, lo complejo, lo que va más allá de lo puramente superficial, lo que no se ve o no se oye, lo que exige esfuerzo o detenimiento...
Nos están mal-educando. Os habéis preguntado para qué.
(Tenéis 6 segundos para contestar)
La imaginación y la libertad, la ensoñación, se relacionan bien con el futuro. Soñar suele ser sinónimo de vivir en el futuro. Normalmente uno sueña hacia delante. Hacia atrás lo único que queda es el pasado, ya muerto y vivido, por tanto inútil.
Pero el futuro es un mundo inexplorado, nuevo, que nos abre las puertas de la imaginación, donde siempre cabe la posibilidad de que todo cambie, de que nos ocurra aquello que deseamos o de que desaparezca aquello que aborrecemos.
Todas las incognitas posibles se resolverán en el futuro. El futuro es allí donde miramos buscando las soluciones a nuestro presente y en él depositamos ingenuamente todas nuestras esperanzas.
Pero de todas las posibilidades que soñamos, sólo una se hará presente en el mejor de los casos y, desde ese momento, pasará a ser pura cotidianeidad. El presente siempre será peor que el futuro, porque siempre será más estrecho, más limitado, más concreto, es decir, más real. Pero, sobre todo, porque dejará de depender de la voluntad y el deseo.
Mientras el futuro nos permite crear, recrear y descrear a nuestro antojo los vapores del deseo, el presente condensa esos vapores y su peso nos aplasta con su propia evidencia.
Vivimos siempre con la mirada puesta en una fecha, lejana o próxima, que nos marca la meta, el objetivo de las siguientes horas o días. Mas, cuando recién las traspasamos, una nueva meta surge en el horizonte para mantenernos vivos.
Vivimos así, más pendientes de lo que a lo mejor será que de lo que realmente somos, más de lo que vendrá que de lo que tenemos. Y esa proyección nos separa de la existencia real al dispararnos hacia lo que aún no existe, nos da la ilusión de vivir frente a la decepción diaria que supone su metamorfosis en presente. En el fondo nos otorga el placer de hacernos vivir como si realmente estuviéramos vivos.
Cuando la gente habla del tiempo es que no tiene otra cosa que decir o es que no quiere decir otra cosa. Es un tema socorrido para sacarlo en una reunión de vecinos, en un velatorio, en el ascensor, al coincidir con tu jefe...
El caso es que me llama la atención la importancia que todos los fenómenos meteorológicos han cobrado en las noticias de los telediarios. Si nieva en invierno o llueve en otoño, si viene una borrasca con fuertes vientos, si hace mucho calor en verano, da igual, el caso es presentarlo como noticia. Y es que hablar del tiempo nunca ha sido más noticia que ahora. Una de dos: o no hay más noticias o es que no quieren informarnos de otras cosas.
Porque por muy interesante que pueda parecer, el hecho de que nieve en la mitad norte peninsular en pleno mes de Enero no es muy original. Aunque para darle mayor interés al asunto siempre encuentren al típico vejete desmemoriado que no recuerda una nevada como esa en toda su vida.
La cuestión no queda ahí. Tras el anuncio de tales anormalidades climáticas vienen las medidas preventivas adoptadas por los Delegados del Gobierno de todas las Comunidades Autónomas afectadas, que ponen en alerta (roja, verde, azul o violeta...) a todos los servicios de emergencia, como si se nos avecinara el primo hermano del huracán Mitch. Que si no viajemos en coche, que si no debemos salir de casa salvo cuando sea estrictamente necesario... Vamos que les falta decretar el toque de queda y el arresto domiciliario.
¿No será que nos quieren tener controladitos y seguros?, ¿o que es preferible hablar del tiempo a informar sobre huelgas generales, protestas de ciudadanos, manifestaciones en contra de la política del gobierno, conflictos sindicales, datos del paro, inspectores de la ONU buscando armas que no existen o informes falsos de los servicios de inteligencia?
Por cierto, mañana lloverá en el tercio norte peninsular debido a un frente que barrerá la mitad occidental de la Península y que a lo largo de la jornada dejará lluvias de carácter débil en las regiones de Galicia, Asturias, Castilla y León, Cantabria y Pais Vasco. El resto sin cambios, salvo en Canarias donde las temperaturas tienden a subir.
Sexo limpio, sexo seguro.
Sexo diario, sexo extraordinario.
Sexo carnal, oral y maxilofacial,
sexo entre horas y de domingo,
sexo duro, sexo blando, sexo puro,
sexo sin prisa, sexo a lo loco,
sexo de pie, sexo de miel, sexo inoportuno.
Sexo vocacional, sexo gratuito, sexo de lujo,
sexo de pago, sexo ambicioso, sexo maduro.
Sexo adolescente, sexo urgente,
sexo femenino, sexo masculino,
sexo oscuro.
Sexo a secas, ciber sexo, hiper sexo,
sexo virtual, sexo parenteral, sexo ninguno.
Sexo por delante, por detrás,
por debajo, por encima,
sexo postural, sexo oriental,
sexo con, sexo sin, pontelo, ponselo,
porque si.
Sexo por desahogo, por desamor, por amor,
por desasosiego;
sexo light, sexo guay,
sexo impuro.
Sexo festivo, sexo furtivo,
sexo húmedo.
Sexo con pasión, sexo con amor,
sexo entretenido, sexo aburrido;
sexo mensual, semanal, no recordado,
sexo de tercera edad,
sexo cansino, cochino y amargado,
sexo de animal, bestial, prohibido;
sexo de turno, sexo nocturno,
sexo deprimido.
Sexo en el coche, sexo en la noche,
sexo olvidado.
Sexo interesado, sexo diurno,
sexo humillado.
Sexo marital, fraternal y parital,
sexo de hospital, de despacho y de trabajo.
Sexo de verano, estacional, primaveral o eterno,
sexo continuo, discontinuo y alterno.
Sexo de alterne,
sexo alegre,
sexo felino.
Sexo místico, sexo crítico,
sexo pecaminoso, sexo hermoso,
sexo divino.
Sexo para todos los gustos,
el sexo da mucho gusto.... y algún disgusto.
Si vas a emprender el viaje hacia Itaca
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, ámbar y ébano,
aromas deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.
Ten siempre en la memoria a Itaca.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Itaca te enriquezca.
Itaca te regaló un hermoso viaje,
sin ella el camino no hubieras emprendido,
mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, Itaca no te engañó.
Rico en saber y en vida como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Itacas.
Konstantino Kavafis
Vengo del funeral de un antiguo compañero de trabajo. Oyendo al sacerdote me he dado cuenta de que éste no conocía de nada al difunto, por lo que se ha limitado a hablar como una máquina, repitiendo mecánicamente las fórmulas litúrgicas de este tipo de ceremonias. Intentaba convencernos de que mi compañero no había muerto, que no había perdido la vida, sino que estaba gozando de la paz eterna. Y lo decía con el mismo sentimiento que uno pone cuando le habla de las macetas de su balcón a la vecina del quinto. No le conocía, pero, oye, qué seguro estaba de que había sido un pecador y un ser lleno de imperfecciones que Dios le sabría perdonar a buen seguro.
Luego veo en la televisión extractos del funeral de Estado por las víctimas del atentado del 11-M. Cardenales, arzobispos, obispos, toda una trupe agolpada en el ábside de la catedral para oficiar lucidamente la misa del funeral desde la distancia. Ellos todos, tan guapos, tan engalanados, tan engolados, tan acartonados, tan momificados, como la propia institución a la que representan, ni se han acercado a los familiares.
Al menos los Reyes han roto el protocolo y se han acercado a dar el pésame a los familiares de las víctimas. Teatro para algunos, un detalle a su favor para otros, el caso es que a los familiares les ha gustado ver a estas personas a su lado, llorando como ellos. Ni una lágrima entre los cardenales y demás oficiantes, ni siquiera de teatro.
No me extraña que cada vez más se acuda, ante este tipo de desgracias, a la ayuda de psicólogos, educadores y psiquiatras. Al menos ellos están cercanos a la gente y a la vida real. Porque no veo yo a un psicólogo intentando consolar a la familia de un fallecido a base de decirles que pese a sus pecados e imperfecciones el muerto goza ya de la paz eterna... sobre todo porque eso no consuela a nadie.
Que Dios les perdone.
(continuación del post anterior)
En 1833 Benjamin H. Day fundó el New York Sun y en cuatro años multiplicó sus cifras de venta por 15. ¿Cómo? Cambiando el formato y el concepto de noticia para que pudiera "satisfacer los gustos, intereses y capacidad de entendimiento de las capas sociales menos instruidas", por un lado; y por otro, pasando a meros apuntes breves y simplificados los grandes temas y noticias de carácter político o económico. Que la gente no se aburriera (como vosotros leyendo mi post).
La segunda gran regla de oro del periodismo actual es que la publicidad debe pagar el periódico, lo cual no deja de ser el pilar fundacional de la dictadura de los anunciantes sobre los contenidos informativos.
Al aplicarse los principios de la división del trabajo al periodismo, los periodistas se proletarizan y la empresa se fragmenta. Así le resulta más fácil al dueño-empresario dirigir las riendas del periódico y al periodista escribir al dictado de sus jefes. Al fin y al cabo, a esas alturas ya hemos perdido los objetivos de que los medios de comunicación social sirvieran a los hombres y socializaran el saber. Ahora deben conseguir satisfacer el objetivo de imposición y reproducción social que agrade a sus dueños. El periodista solo debe informar de hechos, sin hacer comentarios sobre los mismos. Así desde el poder pueden seguir utilizando a los informadores como meros transmisores de su ideología socio-económica esencialmente injusta.
Se trata de trabajar a favor de la "manufactura del consentimiento", según Walter Lippman. Es decir, tal y como explica Noam Chomsky, trabajar desde el periódico para "superar el hecho de que formalmente mucha gente tenga el derecho de votar" y nunca ello suponga un cambio en el poder, sino como mucho, un simple cambio de partido.
Uno de los más destacados teóricos de la publicidad, Ernst Dichter, comentaba que los medios se dedicaban a "fabricar espíritus", es decir, a moldear los gustos, aplanar las divergencias, convencer, uniformizar. De hecho, el término "pensamiento único" fue utilizado por primera vez por un publicista televisivo arrepentido, Jerry Mander, en 1977.
El ejemplo más evidente lo encontramos en Italia, donde quien ocupa el poder político es el dueño del mayor grupo empresarial de medios de comunicación de toda Italia y parte de Europa. No se trata de que Berlusconi intente adaptarse a los intereses de los italianos; sino de que los italianos se adapten a los intereses de Berlusconi. Su maquinaria mediática trabaja a destajo para conseguirlo.
En las salas de redacción de cualquier periódico es fácil encontrar al típico redactor con actitud paternal que le suelta al primer becario que se le cruce en el pasillo el viejo chiste de "Hijo, en qué se diferencian un médico y un periodista" para responderle, sin más tregua, la aguda reflexión de "pues que el primero envenena a uno por vez, mientras que el periodista envenena a millones al mismo tiempo".
Lo irónico es que este viejo chiste ya no es un chiste sino una triste realidad. Y es que la profesión de periodista pasa por momentos muy críticos, hasta el punto de que algunos, como Serge Halimi, los han llamado los nuevos perros guardianes. Pero, ¿guardianes de qué? se preguntará más de uno. Pues del poder.
Los medios de comunicación no son los amos del poder pero sí sus más fieles guardianes, fruto de la mercantilización que se hace de las noticias, de su fabricación y difusión interesadas, bajo la atenta mirada de la mano que alimenta a estos perros. Y esa mano no es otra que la de las grandes corporaciones empresariales, divididas entre diversos medios (aunque estos cada vez están más agrupados). Así, para el caso de España podríamos distinguir entre cinco grandes grupos capaces de controlar la escenificación orquestada de una "realidad" a gusto de sus dueños: Prisa, Correo, Zeta, Moll y Voz. De sus alianzas y estrategias comunes surge y se desarrolla el bipartidismo político en nuestro país, fruto de la demomercadocracia vigente:
Por una parte están Telefonica, BBVA, La Caixa, Repsol, Iberdrola, Telefónica Media y PP. Y por la otra, Amena, BSCH, CEPSA, Endesa, Unión Fenosa, Prisa y PSOE.
Tal división en dos mitades encubre el hecho de que se producen alianzas estratégicas entre empresas y grupos de cada bando (por ejemplo las alianzas entre las eléctricas) que se trasladan a los medios de comunicación que controlan de forma puntual.
Como decía hace unos años un antiguo directivo de la AT&T, citado por Chomsky: "el único riesgo serio al que se enfrenta una corporación es el de no controlar las mentes". Bajo este prisma, el público se convierte en su enemigo, al que hay que idiotizar inundándole de información tergiversada o, simplemente, inútil (es decir, pasamos directamente de la prensa amarilla a la prensa rosa), por ejemplo, dando espacio a personajes sin interés: una tonadillera con un alcalde casado, un guardia civil corrupto y cornudo, un torero con fama de fiera sexual, una que se ha metido varios kilos de silicona entre pecho y espalda...
La idea es conseguir que se entremezclen este tipo de contenidos con los de información seria y que no sepamos distinguirlos, para conseguir más audiencia para sus patrocinadores y anunciantes que, al fin y al cabo, son los que pagan esos minutos dedicados a películas, documentales e informativos que se introducen como cuñas entre la programación publicitaria.
(continuará)
En estos tiempos convulsos que corren, donde los que habían sido hasta ahora los pilares de las sociedades occidentales están en profunda crisis (los sistemas políticos, las iglesias, los valores sociales y familiares, los partidos y sindicatos, la educación...) cabe preguntarse de qué forma podríamos enfrentarnos a los ataques que desde la intolerancia, el fanatismo o la banalidad se hacen a nuestras sociedades.
Algunos han inventado el concepto de guerra o ataque preventivo pero sus resultados, a la vista están, son más bien contraproducentes: por prevenir el ataque de una avispa metes el brazo en el avispero para agitarlo.
Otros, como los partidos y sindicatos o los sistemas educativos, siguen como si no ocurriese nada y esta historia no fuera con ellos. Otros, como las iglesias, reivindican, como siempre que se agitan los tiempos, una vuelta al pasado, a lo tradicional, a lo ortodoxo, pese a que esa solución nunca haya funcionado.
Sin embargo, hay voces como la de Amelia Valcárcel, que reclaman un nuevo humanismo que nos enseñe a enfrentarnos a los retos de la globalización y el multiculturalismo. Se trata de un humanismo que no consiste simplemente en una vaga disposición benevolente hacia el prójimo, sino un conjunto de actitudes que nos devuelvan la capacidad para vivir en paz, con nosotros y con nuestros vecinos; que nos ayuden a ponernos en el pellejo del otro y a ver las cosas desde más perspectivas además de la nuestra; que nos devuelva la com-pasión y el respeto, por nosotros mismos y por los demás.
Existen unos grandes referentes universales: la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, como una tabla de valores que nos ayudará a superar a las religiones y a los grandes enemigos de la ética: el fanatismo de cualquier índole y naturaleza, el poder controlado por unos pocos, el afán de logro a toda costa, el individualismo agresivo, el dinero, la ambición....
Para ello necesitamos desprendernos de esa capa mugrienta que nos envuelve y que han arrojado sobre nosotros, para dormir nuestras conciencias, la telebasura, la publicidad, los medios de comunicación, los valores imperantes o a la moda. El camino no es fácil, pero es posible, no es ninguna utopía. Requiere de una verdadera revolución, personal, interior, en el corazón, que nos convierta, de nuevo, en Hombres, que nos devuelva la sensibilidad hacia las injusticias, la capacidad de juicio, la compasión y la preferencia por los comportamientos éticos.
Aunque no esté de moda.
(La profesora Amelia Valcácel es Catedrática de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Oviedo. En el año 2002 publicó un libro titulado Ética para un Mundo Global, donde desarrolla éstas y otras ideas parecidas.)
"Un anciano labrador chino tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día el caballo escapó a las montañas. Los vecinos del anciano labrador vinieron a darle las condolencias por la pérdida del caballo, pues sabían lo importante que era para el anciano la ayuda del animal. El labrador a todos les replicaba con un gesto de encoger los hombros mientras decía: ¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?
Una semana después el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Entonces los vecinos fueron a felicitar al anciano por su buena fortuna. Sin embargo éste les respondió lo mismo: ¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?
Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el labrador que se limitó a decir: ¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?
Unas semanas después, el ejército entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota lo dejaron tranquilo.
¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?"
La historia la cuenta A. de Mello en Sadhana
.... Pienso que la forma en la que la vida fluye está mal. Debería ser al revés: Uno debería morir primero para salir de eso de una vez.
Luego, vivir en un asilo de ancianos hasta que te saquen cuando ya no eres tan viejo para estar ahí. Entonces empiezas a trabajar, trabajar por cuarenta años hasta que eres lo suficientemente joven para disfrutar de tu jubilación. Luego fiestas, parrandas, drogas, alcohol. Diversión, amantes, novios, novias, todo, hasta que estás listo para entrar a la secundaria...
Después pasas a la primaria, y eres un niño (a) que se la pasa jugando sin responsabilidades de ningún tipo...
Luego pasas a ser un bebé, y vas de nuevo al vientre materno, y ahí pasas los mejores y últimos 9 meses de tu vida flotando en un líquido tibio, hasta que tu vida se apaga en un tremendo orgasmo. !Eso sí es vida!
QUINO
Llama la atención (aunque a estas alturas a uno ya no le extraña nada) el plante de los trabajadores de la Agencia Efe ante la manipulación que desde la dirección, y a instancias del Gobierno, se llevó a cabo en los días inmediatamente posteriores al atentado; un plante parecido estuvo a punto de producirse en la redacción de informativos de TVE.
El síntoma es claro y responde a una enfermedad grave que afecta a todos (TODOS) los medios de comunicación, tanto escritos como audiovisuales. La manipulación informativa se puede hacer de muchas maneras, algunas son tan sutiles que escapan a la capacidad crítica de la mayoría de los ciudadanos, pero otras son tan burdas que hasta el más despistado se da cuenta.
Desde la selección de lo que es noticia y lo que no lo es a juicio del consejo de administración y los jefes de redacción, hasta la alteración de datos, la creación de noticias falsas, la exageración, la mentira, la disimulación o la ignorancia de las mismas, todas estas prácticas son el pan nuestro de cada día. Los enfoques selectivos de las cámaras, las fotografías alteradas en los laboratorios o los ordenadores, los robados, las tomas falsas, los posados..., todos pretenden lo mismo: que parezca lo que no es.
Detrás están los intereses de muchas grandes e importantes empresas, de los gobiernos, de los partidos políticos, de la iglesia, de los grupos o lobbies financieros, de los grupos mediáticos. Cualquier información, hasta la del tiempo, se altera para beneficiar o perjudicar a quién interese. Hoy el periodismo es una obra de ingeniería publicitaria pagada por el poder. No es el cuarto poder, es el poder porque forma parte de su maquinaria. Hoy, más que nunca, Urdaci no está solo.
El término ya fue acuñado por Ulrich Beck hace unos años. Se refiere a la cuestión de la localización espacial dentro de un sistema globalizado. Por su parte, Manuel Castells, habla de la nueva era de la información como aquella en que el espacio y el tiempo desaparecen porque todo queda a la distancia de un click del ratón.
Fue en el Foro Social de Portoalegre donde se empezó a hablar de pensar globalmente y actuar localmente como el principio básico de actuación y movilización en la nueva sociedad de la información.
En términos casi anecdóticos lo hemos podido comprobar hace unos días en España cuando la gente se ha convocado, vía mensajes SMS y por correo electrónico, para concentrarse ante las sedes del PP el día de reflexión anterior al de las votaciones. Sin duda es un reflejo de lo que en un futuro inmediato será una nueva forma de actuación, que los tradicioneales partidos políticos y sindicatos deberán tener en cuenta. Caminamos hacia sistemas de movilización, sensibilización y propaganda política o sindical vía electrónica. Mientras los partidos políticos y sindicatos no se adapten a estos nuevos sistemas, estarán perdiendo muchas posibilidades frente a aquellos movimientos ciudadanos que se han adaptado más rápidamente. Los movimientos antiglobalización demostraron la eficacia de estos sistemas en los tristes sucesos ocurridos en Génova y, antes, en Seatlle.
El problema de la eficacia de estos nuevos sistemas de organización-comunicación-movilización lo tenemos en el ejemplo del terrorismo internacional y las mafias de la droga, la prostitución o el tráfico de armas.
Al-Qaeda sabe aprovechar los avances en las Tecnologías de la Comunicación para sus propios fines. Sus células están repartidas por todo el mundo; su base o sus bases centrales están en mitad de las montañas de Afganistán o Pakistán, o tranquilamente en una cafetería junto a la Casa Blanca. No necesita estar en ningún sitio concreto; sus miembros se comunican vía email y por teléfonos celulares. Las decisiones vienen desde arriba y llegan a su destinatario después de pasar por varios eslabones de la cadena o bien directamente, sin intermediarios. Basta una orden en un correo para hacer saltar una estación de tren en Londres o un aeropuerto en Roma, para volar el mercado de Estrasburgo o para lanzar un avión contra la cúpula del Vaticano.
Luego, en el recuento de muertos, habrá gente de todos los países al igual que entre los terroristas.
Esto también es globalización. Hoy la guerra no se realiza en las trincheras, ni en los cuarteles ni en las sedes del alto mando. Hoy la guerra, como la compra, se puede hacer desde casa y con la bata puesta.
La vida está llena de sorpresas y si no fíjense la sorpresa que le ha dado la vida al señor Zapatero. Anoche era el momento de los discursitos educados aunque la procesión iba por dentro. Hoy es el día de hacer balance, es el momento de los análisis.
Señor Zapatero, me pregunto cuántos votos le debe al señor Aznar y a los terroristas marroquíes. Ambos le han sido de gran ayuda en su carrera electoral. Entre los votos procedentes de ellos y los que les ha prestado la izquierda del país (aún a costa de su propia existencia), podríamos decir que lo suyo en la Moncloa va a ser un vivir de alquiler.
Mi segundo análisis va dirigido a los 650.000 votos blancos o nulos que se han producido en la jornada de ayer. Eso son dos diputados (si aceptamos la coalición entre ambos). Dos diputados que, para ser políticamente correctos, deberían tener el siguiente perfil:
- Uno sería varón y otro mujer (50% de cuota de participación femenina en la política es más de lo que conceden los demás partidos).
- Deberían ser pacifistas, profundamente democráticos y contrarios a los tejemanejes de los políticos profesionales.
- Deberían tener en cuenta que "su" electorado es el grupo de los descontentos, de los desilusionados, de los críticos. Su actuación, por tanto debería ser conforme a estas características para cambiarlas. Es decir, que su misión (y ésta sí que sería una misión imposible) consistiría en devolver la confianza y la ilusión a la ciudadanía respecto al sistema democrático.
Y, por último, mi análisis se dirige a los señores del PP. Señor Rajoy, mala suerte la suya. Eso le pasa por tener ese amo. Señor Acebes, eso le pasa por torpe. Señor Aznar........ su hueco en la Historia es pequeño y tiene forma de nicho.
A riesgo de equivocarme (una vez más), todo apunta a que finalmente se puede producir un cambio en la política española. Los últimos acontecimientos han precipitado algo que se dejaba sentir en el ambiente pre-electoral pero que no acababa de cuajar. Posiblemente los beneficiarios políticos de este giro electoral ni siquieran se lo esperaban y no están muy preparados.
Está claro que a partir de mañana lunes nada será igual por muchas razones. Hemos dejado de ser ese supuesto paraíso turístico que tan solo se veía alterado ligeramente por los asesinatos de los terroristas de casa, para convertirnos (triste honor) en el objetivo de grupos terroristas islámicos.
Más que a personas concretas (aunque lógicamente tienen su parte de reponsabilidad), se lo debemos a una forma de hacer política, a unas malas compañías y a unas decisiones claramente erróneas.
Esperemos que los que vengan sepan elegir mejor, pero, sobre todo, que tengan oídos. Porque la voz del pueblo raramente se equivoca cuando se expresa de modo tan unánime y tan claro.
A cada minuto que pasa resulta más difícil dilucidar la autoría del atentado en Madrid. Unos piensan que ha sido obra de ETA, quizás abrigando la secreta esperanza de que éste haya sido el zarpazo de despedida de una banda que vive una lenta pero inexorable agonía; otros se inclinan por Al-Qaeda, temiendo que se trate de su sangrienta tarjeta de visita y presentación de sus servicios. En cualquier caso, estos y los otros son compatriotas de la misma nacionalidad, porque todos los terroristas son ciudadanos insignes de la misma nación. Su bandera se hace con los jirones de las ropas de sus víctimas. Hayan nacido donde hayan nacido, dice Manuel Alcantara, los malnacidos son compatriotas.
A los muertos les va a dar igual saber que los han matado sus vecinos locales o unos extranjeros venidos desde muy lejos. No les importa el disfraz. Saben, sabemos, que todos son iguales. Los fanáticos se crían en la misma escuela aunque vayan a cursos distintos, y juntos juegan en el patio del horror. Da igual si es el fundamentalismo o el nacionalismo o el integrismo o el fanatismo. Saben, sabemos, que es puro barbarismo.
Poco importa ahora si su bandera compartida tiene este o aquel color. Su bandera siempre está manchada de sangre, como todas las banderas. Perdonen que no me aliste bajo ninguna bandera. Nunca daré permiso a nadie para que mate en mi nombre. Prefiero perseguir mis quimeras antes que someterme a una triste tela ondeante.
Me dan igual los ismos. En todos habita el germen de la barbarie.
Nuestros corazones están abatidos y los sueños se han convertido en pesadilla. Sin embargo, debemos hacer el esfuerzo de levantarnos, de alzarnos sobre el dolor y la angustia que nos acongoja y de sobreponernos al miedo, como genuino ejercicio de nuestra libertad. Que nadie nos dicte cómo hemos de sentirnos, qué hemos de hacer. !Somos libres! !Abajo el miedo!
Cuando desde que son niños se siembra el odio en el corazón de los hombres, la cosecha que se espera no puede ser distinta de lo visto ayer. Tan culpables son los actores materiales como los que les sembraron el corazón convirtiéndoles en bestias. Lo peor es que nosotros recogemos lo que otros sembraron. Fanáticos irracionales, psicópatas con una misión, enganchados al dolor ajeno...
ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS ASESINOS
¿Viajar? Para viajar
basta con existir.
Voy de día en día,
como de estación
en estación, en el
tren de mi cuerpo, o
de mi destino,
inclinado sobre las
calles y las plazas,
sobre los gestos y los
rostros, siempre
iguales y siempre
diferentes, como
son, al final, los
paisajes.
Fernando Pessoa
Pierre Bourdieu hablaba de nuestra época como el tiempo de la sublimación de lo banal. El éxito de lo banal, según Vicente Verdú, el caso es que lo que hoy en día triunfa es precisamente lo que define a la mediocracia.
La mediocracia se instala en sociedades que no son ni de derechas ni de izquierdas, ni religiosas ni ateas, ni medio ricas ni medio pobres, ni muy críticas ni poco. Otras hablan de sociedades light para referirse al mismo concepto.
Independientemente de las palabras que utilicemos para definirla, se trata de una sociedad que se define por las mayores audiencias ante el televisor y que en España exalta programas como Operación Triunfo o Gran Hermano y que ha propiciado las secuelas de Hotel Glamour o Supervivientes.
Esta mediocracia se instruye gracias a María Teresa Campos y Crónicas Marcianas, entre Sabor a tí y Aquí hay tomate. ¿Cómo van a pensar en la política, en la complejidad multicultural, en los transtornos étnicos, en el veneno nacionalista, el fenómeno de la globalización o cualquier problema que perturbe la distracción?
La mediocracia, según Verdú, no solo se alimenta de la mediocridad sino de un caldo tibio, ni caliente ni frío, que aspira a no ser alterada por la menor agitación y se complace en las olas de la banalidad.
Entre el fútbol y la telenovela, la televisión instruye sobre lo que debe ser asumido sin parar. Su defecto es su virtud: la trivialidad. Es la golosina con que atraer a las audiencias. A través de las peripecias de una serie de personajes a sueldo, de las tramas en las vidas de Belén Esteban o Carmina Ordóñez, donde nada ocurre que no sea superficial, la satisfacción resbala y se reparte democráticamente por los hogares. Cambiamos de canal o de programa sin que nada cambie realmente, como en un pase de modas continuo en el que los diferentes modelos pasan los trajes sin concluir jamás. Nada profundo ocurre mientras los cuerpos y las mentes se quedan banalizados a imagen y semejanza de sus modelos en la pantalla.
Perdemos la razón, pulida de inquietud, y el corazón (Corazón de primavera o de Invierno), atendido por una feliz sucesión de bobadas. Nuestra mente se inunda de sucesos banales y la memoria se llena de historias y cuentos sin dimensiones. Creamos héroes (Matamoros, Izaguirre, Bermúdez, Bisbal....) de la nada y los hacemos depositarios de la balanza del bien y del mal.
Así las convicciones se debilitan confortablemente y el sentido de la crítica pierde prestigio ante la mitología de lo banal y la degustación de lo que no importa nada de nada.
Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.
Jorge Drexler, "Todo se transforma"
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Para leerlo completo os remito a La mirada oblícua
Haciendo un repaso de lo ocurrido en las últimas elecciones generales en diferentes países europeos de gran tradición democrática y grado de civilización indiscutible (Francia, Austria, Holanda, Suiza...), uno llega a pensar que el electorado europeo tiene una serie de características comunes que le van escorando hacia la derecha más rancia, xenófoba e intolerante. Curiosamente, muchos de esos mismos votantes franceses de Le Pen hace unos años, de Haider hace muy poco en Austria, de Berlusconi-Fini-Bossi en Italia, del malogrado Pim Fortuyn en Holanda, de la figura en ascenso de Stoiber en Alemania, eran militantes de izquierda en la pasada década.
Este fenómeno tiene que ver con lo que el sociólogo Manuel Castells llama la crisis de lo político. Crisis que se vive en todo el planeta de forma global (ya vimos la dificultad para encontrar presidente duradero en Argentina; vivimos a diario el problema de los chavistas y antichavistas en Venezuela; Japón, la segunda economía mundial, vive momentos de incertidumbre debido a la enorme corrupción de su sistema político endogámico y mafioso; India y Pakistán experimentan un fuerte ascenso de los grupos políticos más fundamentalistas y nacionalistas exacerbados) y que lleva a concluir a Naciones Unidas que los ciudadanos no se sienten representados por sus gobiernos en una proporción de 2/3.
Tal descontento o desacuerdo nace de la pésima opinión que tienen sobre la honestidad y sentido del servicio público de los políticos, llevándoles más a votar en contra de lo que temen que a favor de lo que esperan. Así, la imagen de un Berlusconi perseguido por la justicia y auto-amnistiado con la ayuda de la izquierda italiana, un Bossi xenófobo confeso, un Fini neofascista rehabilitado, un Aznar amigo de estos y de Bush (¿qué puedo decir de Bush?), producen hastío entre el electorado, que mira entonces hacia la oposición en busca de una alternativa, pero que lo que encuentra es a una serie de políticos mantequitas (la expresión se la debo a Pérez-Reverte), sin sangre, que no creen en lo que dicen, que procuran bailar con todas y así les va. Ante eso, el electorado se defiende votando a aquellos grupos populistas (tanto de izquierda como de derechas) más radicales, o quedándose en casa sin atreverse a votar por miedo a perder su dignidad de ciudadanos. Son miles y miles, cada vez más, de ciudadanos escorados de desesperanza.
Todavía se me saltan las lágrimas de la risa (y de la pena) tras el Telediario de este mediodía. La información iba sobre la campaña electoral y era el turno de Zapatero. El locutor dice que esta mañana Zapatero estaba en Canarias dando un mitin "que comenzó con música carnavalera, como no podía ser de otro modo". Pues efectivamente, acaba de dar en la clave. Qué agudeza intelectual la del periodista, qué manera de sintetizar el complejo significado de la palabra campaña electoral en una sola frase: con música carnavalera, como no podía ser de otro modo. Porque, ¿qué mejor que esta música para empezar el mitin de uno de nuestros políticos?
Pero no se crean que aquí acaba la cosa. Aunque esta vez el mérito es de ZP solito y sin ayuda del periodista. Resulta que el tío, imitando a los payasos de la tele (¿Cómo están ustedes?) al preguntar a la concurrida audiencia si ellos sabían qué era lo primero que iba a hacer al día siguiente de las elecciones, (y aquí uno esperaría una respuesta del tipo: bajar los impuestos, acabar con el terrorismo, reunirme con la cúpula empresarial o el G-8), pues va y contesta que ¡irse de vacaciones a las Islas Canarias!!!!
O sea, que este tío tiene menos esperanzas de ganar las elecciones que mi tortuga. Y encima lo anuncia en un mitin a la hora del Telediario. Pero quién va a votar a un tío que ya se considera perdedor, que solo piensa en irse de vacaciones (en esto tengo que reconocer que se parece a mí) y que encima dice que se merece una España mejor. Pero, so zangano, ¿es que tú has hecho algo por mejorarla?, si no has empezado y ya estás cansado. ¿O es que éste espera que a España se la mejoremos los demás mientras él se va de vacaciones?
Ahora es que me coje muy mayor, pero yo en mi próxima vida quiero ser político.
Cuando el gorrión
hace su nido en el bosque,
no ocupa más que una rama.
Cuando el ciervo
apaga su sed en el río,
no bebe más que lo que le cabe.
Nosotros acumulamos cosas
porque tenemos el corazón vacío.
A. de Mello
Hace algunos años, el periodista y escritor Vicente Verdú titulaba La Vida súbita a un artículo suyo en el País. Se refería a la aceleración en que vivimos y a que hemos convertido la vida en un espacio de tiempo no mayor de un telediario.
Hoy en día lo que vale no es la trayectoria vital de una persona a lo largo de muchos años, sino el instante, ese mágico instante en que tuvo una feliz ocurrencia, o vivió intensamente una experiencia bestial. Así, las biografías se construyen no sobre una línea coherente de sucesos, conectados por una serie de principios vitales, por una ideología y unos valores, sino sobre los puntos inconexos y desperdigados que representan esos instantes de experiencias intensas, nuevas y no repetidas. Más que una vida parece una refriega, los tiros de un francotirador borracho intentando acertar a una lata vacía al otro lado de la calle.
La vida como proceso cabal, con sentido, labrada cada día con el esfuerzo y el tesón del que tiene unas metas para su proyecto vital, ha sido sustituida por el día a día y sus vertiginosos cambios que llegan sin el más mínimo indicio y se marchan sin dejar más huella ni excusa de su presencia.
Así la muerte, el accidente, el plan, el orgasmo no responden a ningún plan. El trabajo ya no es una carrera sino una secuencia de distintas ocupaciones; la relación de amor se sustituye a cada poco, se cambia, se modifica y se reinaugura. Qué sentido cobra la palabra futuro desde esta perspectiva sino la expectativa sobre lo que puede ocurrir en no más allá de unas horas. Bastaría un día para vivir una vida, para vivir el extremo de la aventura que es una vida. Así es como los animales plantean su existencia, de sol a sol. Y cada día es una vida distinta, sin precedentes, sin una herencia que les de peso más tarde. Son vidas en un instante, sin peso, frágiles e intensas, sobreaceleradas. La vida real se controla mal, pero la vida concentrada en un día es menos complicada y más fácil de guiar. No hay que preocuparse de sus consecuencias, porque la caída del sol se las llevará. No hay futuro y no hay historia. El horizonte ni siquiera es cercano sino inmediato. Es la vida en pequeñas dosis, vidas en las que todo se ha de vivir con tal intensidad gloriosa e hiperbólica que dure una eternidad.
No existe el más allá de las 24 horas. ¿Quién va a ser el insensato capaz de hacer frente a la inmensa longitud de un año?
Publicado en el periódico El País, especial Elecciones 2004, del miércoles 3 de Marzo de 2004
Los últimos años del siglo XX han visto nacer una nueva especie humana llamada Homo Ciberneticus que sustituye y sobrepasa a su predecesor, el Homo Tecnologicus. Debo reconocer que me produce fascinación la tecnología y su lado oscuro y que, por tanto, mi interés personal puede impedir en algún momento que mis palabras sean neutras y objetivas. Al fin y al cabo, la Tecnología y sus promesas para el futuro inmediato, nos acercan a un mundo pleno de felicidad al que es muy difícil resistirse.
El Homo Ciberneticus puede ser el protagonista o un mero espectador del desarrollo espectacular y acelerado de la ciencia y la tecnología en el recién estrenado nuevo siglo. Corremos el peligro de convertirnos en comparsas, cuando no víctimas, de tal proceso si no trabajamos por conseguir que ámbas se pongan al servicio real del hombre común y de sus necesidades básicas naturales.
La ciencia y la tecnología han de estar hechas por el hombre y para el hombre, y no al revés. Ellas no son la panacea que sanará nuestros males. Tendemos a sustituir unas religiones por otras y las promesas de salvación de aquellas por las promesas de un futuro mejor aquí y ahora que hemos depositado en el progreso tecnológico.
Hemos llenado nuestras vidas de decenas de aparatos para resolver cientos de supuestas necesidades humanas y corremos el riesgo de depositar en ellos nuestra felicidad y bienestar, no sólo físico, sino psicológico y moral.
Es el espíritu pragmático y materialista del Homo Cibernéticus que se impone: un problema, una máquina. Pero el peligro es extender este esquema, bastante simplista a nada que lo pensemos, al mundo de las relaciones sociales. La familia, la pareja, las relaciones padres-hijos, las relaciones profesionales no se pueden someter al dictado del usar y tirar, de las metas, los objetivos y de un continuo ir quemando etapas. Las personas no somos máquinas. Podemos y debemos utilizar el progreso para nuestro bienestar (el de todos los seres humanos, no solo el de los que hemos tenido la suerte de nacer blancos, en el hemisferio norte y en el primer mundo), para facilitar nuestras vidas, nuestra salud, nuestra nutrición, el trabajo, el ocio y el descanso, pero no podemos permitir que las máquinas sustituyan a nuestros congéneres en las relaciones sociales.
Debemos humanizar el progreso tecnológico apostando por aquella tecnología que esté verdaderamente e nuestro servicio, que sea universal, ecológica, pacífica, ética, convivencial y humanista.
(continuará)
Para muchos analistas, como Vidal-Beneyto señalaba hace unos días en el País, vivimos una "imparable regresión ideológica y social" cuyo epicentro sitúan en los Estados Unidos. Solemos hablar del fenómeno del integrismo como si fuera nuevo y sólo afectara a las comunidades islámicas, cuando lo cierto es que es un fenómeno bastante antiguo y que afecta a todas las sociedades.
Dentro de la Iglesia Católica norteamericana, desde hace muchos años, se han formado grupos que critican al Vaticano por su laxismo moral y remozamiento teológico hasta el punto de haber fundado una secta denominada sedevacantista al considerar que el actual Papa es un usurpador liberal. Estos grupos ultraconservadores católicos están formando alianzas con los ultraconservadores protestantes como la Moral Majority del pastor Jerry Falwell, la Religious Roundtable, la Christian Voice o los teleevangelistas como Pat Robertson, fundador de la Christian Coalition, con casi dos millones de miembros y más de 1.600 grupos locales, control sobre la Regent University y sobre medios de comunicación como el TV Family Channel. Constituyen lo que se conoce con el nombre de la Nueva Derecha Cristiana, que ejerce un enorme poder sobre el Partido Republicano (hasta el punto de controlarlo enteramente en más de 30 Estados) y que apoyaron decididamente a George Bush en su anterior elección.
Estos grupos mantienen contactos más que evidentes con la Asociación del Rifle, con grupos paramilitares, neonazis y partidarios de un menor control por parte del Gobierno Federal (el mito de la libertad individual americana en el Far West) hasta el punto de haber apoyado acciones terroristas como el atentado de Oklahoma. Se calcula que militan en estos grupos más de cinco millones de personas en Estados Unidos.
Tenemos, por tanto,una estructura muy bien organizada que controla algunos medios de comunicación, sectores educativos de relevancia, sectores religiosos desencantados de las líneas oficiales de sus respectivas iglesias cristianas, y a uno de los dos grandes partidos políticos norteamericanos. A su alrededor conviven grupos de lucha anti-abortista, antiguos grupos anti-comunistas reciclados y diversos movimientos sociales conservadores, como el Fundamentalist School Movement, contrario a que en las escuelas se enseñen las teorías de la evolución, enemigos declarados del humanismo moderno, o del movimiento feminista.
Con estos ingredientes el caldo no puede estar más espeso. Obviamente no todos los grupos son iguales, pero sus objetivos comunes les convierten en el principal enemigo de la convivencia pacífica en el seno de una de las sociedades más avanzadas del mundo, amenazando directamente desde el pluralismo ideológico, la tolerancia moral y cultural, el dinamismo artístico y creativo, hasta la propia existencia de las minorías sexuales y étnicas.
No es de extrañar pues el revuelo causado hace unos días por el estreno de La Pasión de Cristo de Mel Gibson, el des-pecho de la Jakson, o los problemas de censura previa en la emisión de la entrega de los Oscar. Cualquier ocasión es buena para ir arañando espacios a la libertad, para imponer el pensamiento único.
¿Dónde se esconde Bin Laden?