30 de Abril 2004

La banalidad del mal

La tesis de la banalidad del mal la sostuvo por primera vez Hanna Arendt a raiz del juicio a Adolf Eichmann. Hoy en El País se publica una reseña del libro, de Jean Hatzfeld, Una temporada de machetes, sobre el genocidio ruandés, en la que el autor se hace de nuevo eco de tal tesis.
En las sociedades actuales banalizamos todo, el sexo, el tiempo, la diversión, la política, la religión, la vida, la muerte, el bien... y peor aún, el mal. Banalizar el mal significa no sentirlo, no sentir la responsabilidad sobre las atrocidades cometidas, ni siquiera sentir que son atrocidades.
Sostiene Hatzfeld que nadie está a salvo de caer en la barbarie, que cualquiera de nosotros en determinadas circunstancias excepcionales, podríamos volvernos unos criminales y actuar como tales. Quien sabe si dentro de más de uno no habita un Dr. Lecter o un Jack el Destripador, es decir, un ser que es incapaz de distinguir entre el bien y el mal, que, por tanto, es incapaz de sentir remordimiento o culpa, responsabilidad o compasión. Hay crimenes que tienen una cierta explicación, que no justificación, como son los crímenes cometidos en enfrentamientos armados, en defensa de unos determinados ideales o en defensa de la vida propia. Repito, son crímenes explicables, no justificables. Pero hay otros crímenes que ni siquiera tienen explicación.
Como narraban a Hatzfeld los asesinos ruandeses: matábamos juntos, todos los días, de ocho a tres, durante seis semanas... al principio rajábamos con timidez... nos sorprendía lo rápido que era morirse..
Su único sentimiento de culpa era por no haber terminado la faena. No sienten el mal que han hecho, su humanidad está tan rota que cuesta reconocerles la condición de seres humanos a unas personas que, antes de aquel estallido de violencia que dio lugar al gran genocidio, eran y se comportaban como vecinos normales, hasta simpáticos, que los domingos hacían barbacoa a las puertas de sus casas, cuyos hijos iban a la misma escuela y sus mujeres compraban en el mismo mercado.
Yo me pregunto, realmente, ¿quién es el culpable de todo esto?

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29 de Abril 2004

Un poco de historia

Al comienzo de la Revolución Industrial, las primeras líneas de ferrocarril en Inglaterra eran sufragadas por los particulares. Se trataba normalmente de empresarios y granjeros interesados en los beneficios de tales adelantos para conseguir una mejora en sus empresas. Lo mismo ocurrió algunos años más tarde con la aparición de los primeros automóviles y, consecuentemente, de las primeras carreteras asfaltadas. Fueron los particulares los que pagaron las inversiones necesarias para la primera andadura de tales progresos en las comunicaciones y transportes.
Pues bien, los Estados rápidamente entendieron que el desarrollo de una organizada red de carreteras y vías ferroviarias no podía quedar en manos de unos simples particulares y que estos no tenían capacidad suficiente para sufragar todos los gastos e inversiones necesarias. Así mismo, tuvieron suficiente visión de futuro para comprender el rápido avance que estas vías de comunicación iban a experimentar fruto del cada vez mayor número de usuarios de las mismas. Es decir, supieron interpretar los tiempos y vaticinar el futuro. Y darse cuenta de que cuanto más contribuyeran al desarrollo de tales adelantos, más avanzaría el país y sus ciudadanos.
Sin embargo, recién estrenado el siglo XXI, los Estados aún se niegan mayoritariamente a entender que las telecomunicaciones y sus redes (telefónicas, ópticas, de datos, inalámbricas, vía satélites, etc) son una necesidad básica y, por tanto, un servicio que no puede quedar en manos de unos particulares, sino que debe ser asumido por los Estados en sus presupuestos. Que igual que construye carreteras, puentes, túneles, autovías, líneas de trenes de alta velocidad, debe construir, desarrollar y subvencionar, las líneas y sistemas de telecomunicaciones. Que ya no se trata de que la conexión a Internet sea más barata, sino de que sea gratis y se sufrage con los impuestos de todos; que todos tengan un acceso a las puertas de su casa, como ocurre con las calles.
¿Se imagina alguien que algún Ayuntamiento nos quisiera cobrar por pisar sus calles y utilizarlas? Pues eso.

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28 de Abril 2004

Violencia estructural

Cuando los seres humanos están limitados para que sus realizaciones físicas o psíquicas se desarrollen de forma plena o influenciados para que tales realizaciones no se desarrollen como podrían, debemos considerar que existe violencia estructural. Su efecto es terrible, hasta el punto de superar de largo a la violencia directa o conductual que tiene un agente identificable al que se puede castigar.
Su alcance real variará de una sociedad a otra (y de un tiempo a otro) dependiendo de cómo tenga esa sociedad establecidas las normas, la distribución y acceso a los bienes sociales. De ello puede depender que mi futuro como persona se vea potenciado hasta el máximo de mis posibilidades o se vea limitado para solo alcanzar unos niveles ínfimos. Hablamos de una violencia que puede condicionar desde mi nivel de rentas o educación hasta mis expectativas de vida.
Cuando las sociedades actúan sobre los ciudadanos de forma violenta, impiden a estos el acceso a recursos básicos como la educación, la alimentación, la vivienda, la sanidad, el poder político, la libertad, etc. Sus efectos son posiblemente más perniciosos en términos globales que los efectos de la violencia directa.
El resultado más evidente es la formación de una sociedad dual en la que sólo unos pocos disfrutan de los bienes sociales y recursos básicos, hasta el despilfarro, mientras que la mayoría se contenta con sobrevivir que no es poco. Mientras los primeros viven en urbanizaciones cerradas con clubes sociales exclusivos, de donde no necesitan salir, y no se relacionan directamente con nadie del otro grupo, hasta el punto de negar la propia existencia del mismo, el segundo debe permanentemente buscar salidas a su miserable situación.
Este segundo grupo tendría todo el derecho del mundo a alzarse contra esa violencia para derribar las barreras que impiden su normal desenvolvimiento.
Esto mismo que ocurre a nivel interno de una sociedad, ocurre de igual forma con las relaciones entre los países ricos y los demás. Posiblemente en esta situación encontraríamos las respuestas para muchas de las cosas que están ocurriendo ahora mismo en el mundo. Y es que la mejor guerra preventiva es la que distribuye los bienes sociales con equidad y justicia.

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27 de Abril 2004

Pregunta

¿ A qué suena el silencio?

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26 de Abril 2004

Y se casaron...

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El Roto

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25 de Abril 2004

Los amores de Odyseo

Engañó a los troyanos con su caballo de madera; embaucó a Polifemo con sus juegos de palabras; evitó a las sirenas con la fuerza de su ingenio. Navegar, navegar, sólo quería navegar.
Nadie podía pararlo, ni tampoco Calipso en siete años de ocio y amor; nadie, ni las artimañas de los hombres ni la voluntad de los dioses. No obstante, cuando Circe lo dejó entrar en su culo, él se quedó allí, doce meses entrampado; y nosotros pensando que el viaje terminaría así, entre aquellas piernas lascivas. Pero no, a Ítaca, a Ítaca, debía volver a Ítaca, donde su paciente mujer lo enredaría en la preciosa seda de su tejido hasta el fin de sus días.

Minicuento de Gaetano Vergara publicado en Ficticia

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24 de Abril 2004

Ser Dios

No sólo quien nos odia o nos envidia
nos limita y oprime; quien nos ama
no menos nos limita.
Los dioses me concedan que, desnudo
de afectos, de la fría libertad
de las cumbres yo goce.
Quien quiere poco, tiene todo; quien
nada, es libre; quien no tiene o desea,
hombre, es como los dioses.

Fernando Pessoa

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23 de Abril 2004

Mercado del arte contemporáneo

La obra de arte siempre ha estado sometida a las leyes del mercado, aunque ahora mucho más que nunca. Hoy un millonario japonés puede pujar, escondido tras varios agentes de subastas, por un vangogh y pagar tres mil millones de las antiguas pesetas simplemente para blanquear sus evadidos impuestos no pagados. No entiende nada de arte ni falta que le hace. Él solo quiere la obra para guardarla en una caja fuerte, junto con el resto de sus valores bursátiles.
El valor de la obra lo fija el mercado, igual que el precio del barril de petróleo.
Poco importa el artista, la obra, la historia y el valor para el patrimonio mundial. Sólo importa la cotización actual y la cotización potencial futura. En algunos casos se han llegado a comprar obras aún no realizadas (mercado de futuros creo que lo llaman los economistas), bajo la atenta e interesada batuta de los galeristas que se llevan un buen pellizco de la transacción.
Por tanto, en este negocio el que menos importa es el público, seguido del artista. Aquí el bacalao lo cortan entre cuatro galeristas y varios millonarios tejanos o japoneses. Y como ellos no entienden nada, pues si les da por pagar varios cientos de millones por la obra de un cantamañanas que se ha puesto de moda porque su galerista le ha montado dos exposiciones y cuatro fiestas, del día a la mañana ese sujeto pasa de ser un perfecto desconocido a convertirse en la última promesa del arte contemporáneo. Menos mal que el tiempo termina por poner a cada uno en su sitio.
Para semejante herejía cuentan también con la complicidad de los críticos a sueldo, que por poner unas subrrealistas frases que se suponen sirven para entender la obra, cobran jugosas cantidades de dinero. Sus palabras están vacías de sentido al igual que lo está la última ocurrencia (ahora lo llaman performance) del artista de moda.. pero es que hay algo actualmente que tenga sentido. ¿O es que tiene sentido pagar (como ha ocurrido en la última feria de ARCO) doce mil euros por una creación artística en formato digital que se la lleva uno puesta en un disquette?
Mientras tanto, hay cientos de buenos artistas, con creatividad, originalidad y mucho trabajo a sus espaldas, que no encuentran la manera de darse a conocer, de sobrevivir con su obra y de meter cabeza en el oscuro mundo del arte actual.

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22 de Abril 2004

Censura y pensamiento único

"La censura me impedía escribir lo que pensaba. El pensamiento único me impide pensar lo que escribo" formulaba el Sindicato de los Trabajadores de Prensa de Buenos Aires. La importación de la ingeniería mercadológica para el discurso periodístico, aderezada por la panoplia de las tecnologías, mojada en la salsa cubriente de una ideología que promociona lo banal y lo fútil, sometido a la obscena emocionalización de los contenidos informativos que conduce al privilegio de la imagen sobre el texto, nos lleva a la domesticación cultural de los públicos. Les inducen a un modelo existencial posible que, al presentarse tan reiteradamente, tan indiscutible como totalitario, se convierte en la única categoría posible de vivir.
Son los medios de comunicación y sus fiestas de tertulianos los encargados de "señalizar" los grandes temas sobre los que debemos discutir y pensar, y de fijar los límites entre los que nos permiten movernos. Así, el público define las cuestiones a medida que le son señalizadas por los medios y éstos a medida que le son señalizadas por las élites políticas. Dicha estructura es la encargada de difundir los consensos a partir de las llamadas élites de opinión a lo largo de toda la cadena de "descerebración" de las que habló Johann Galtung.
Después de esto, la libertad de prensa, la real, como especie en peligro de extinción, sólo se conserva en algunos reductos de la red, no sin vigilancia por parte de las autoridades. Su audiencia, según los casos, es muy limitada y se circunscribe la mayor parte de las veces a las comunidades más alternativas de la sociedad. Una buena mirilla para asomarse a esos reductos está en NODO 50.

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21 de Abril 2004

Simians, cyborgs and women

Ese es el título de un libro de Donna Haraway de los años 90 en el que la autora reflexiona sobre el sueño de controlar a los genes. Se preguntaba qué iba a pasar con las prácticas reproductivas en la era de la tecnociencia en una cultura de masas en la que aún se juega con la raza, el género y el linaje al mismo tiempo que se siguen practicando actos de limpieza étnica y de histerismo por la inmigración.
Bien pensado, corremos el peligro de convertir los avances en biotecnología e ingeniería genética en un arma de destrucción masiva con la que individuos como Hitler hubieran soñado hace años. Hoy ya son una realidad las alteraciones de la genética fetal para eliminar defectos o enfermedades heriditarias; de ahí a una política de diseño y mejora del patrimonio genético de cualquier ser vivo y del conjunto de una sociedad hay un paso. Jacques Ellul fantasea con la posibilidad de que en el futuro se prohiba la reproducción humana natural por parte de algún Estado para fomentar el nacimiento de individuos de la más alta calidad genética (lo mismo que hacemos en las granjas de animales pero a nivel humano). Aplicado sistemáticamente, este proceso conduciría a una sociedad que pronto alcanzaría una superioridad prácticamente invencible, sostiene este autor.
En otro orden de cosas, cada vez son más numerosos los implantes mecánicos y tecnológicos que portan algunos seres humanos para mejorar el funcionamiento de algún órgano de su cuerpo: chips en el cerebro para controlar los impulsos nerviosos, para que un paraplégico ande o incluso para que un ciego vea. Estamos cercanos al día en que habrá todo un almacen de repuestos en el que poder encontrar un sustituto artificial, orgánico o mecánico, para ese órgano que no rinde lo suficiente o que no funciona al máximo de sus posibilidades.
Con la clonación, ni siquiera será necesaria la intervención del macho de la especie para lograr reproducir individuos nuevos. Los futuros úteros no necesariamente serán de carne y hueso. Ante este panorama, dónde queda la humanidad, la reproducción o la sexualidad. Bastará conectarnos a una maquina mediante los sensores adecuados e introducir el programa deseado para que todo ocurra limpia y asépticamente; elegiremos por catálogo el modelo de hijo, el color de sus ojos, su talla, peso, pelo, carácter y será tan saludable que no deberemos hacerle ni siquiera una póliza de seguro que cubra los gastos pediátricos porque no serán necesarios.
Como siempre, bastará tener suficiente dinero para conseguir los mejores servicios.

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20 de Abril 2004

Quiénes somos

¿Qué contestamos normalmente cuando alguien nos pregunta quiénes somos? ¿Un nombre?, ¿una profesión?, ¿un estado civil?, ¿una edad?, ¿número de hijos?, ¿un lugar de nacimiento o residencia?
Pero, realmente ¿somos eso?, ¿somos sólo eso?, ¿todo mi ser se puede reducir a cuatro etiquetas y poco más? Yo estoy convencido de que somos muchas cosas al mismo tiempo: somos esa persona que encuentra a su pareja dormida en la cama por las mañanas y le da un beso con dulzura; somos esos que viajan en el Metro medio dormidos y que suelen conincidir siempre con las mismas personas hasta el punto de que nos resultan ya familiares; somos los que siempre compramos el periódico en el mismo kiosco y nos interesamos por el hijo del dueño del mismo, que está con las tropas españolas en Irak; somos los que pagan el café de los miércoles a la pandilla del trabajo; somos los que regresan a casa destrozados por un trabajo bonito pero agotador; somos los que se quedan dormidos en el sofá viendo la telenovela; somos los que llaman a los amigos para hablar, por el simple gusto de oirles comentar cualquier cosa; somos los que ayudamos a la anciana del tercero a subir la bolsa de la compra; somos los que protestamos porque la chica del quinto se queda la puerta del ascensor abierta....
Somos los que hemos visto los amaneceres del desierto y regresamos a la civilización con los ojos inundados de belleza; somos los que nadamos entre delfines a la velocidad de nuestras simples aletas; somos los que vimos el mundo desde un globo y sentimos el aire helado acariciar nuestras felices caras; somos los que cada día ponemos un poco de orden en nuestras vidas, limpiamos el polvo, colocamos los libros y aireamos las sábanas, abrimos ventanas y puertas, regamos plantas, cuidamos de otros seres; también, a ratos, nos dejamos acariciar y mimar, mientras dejamos el alma sobre la silla, bien doblada, para descansar... hasta el día siguiente.
Somos... y eso es lo que importa.

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19 de Abril 2004

Se ha abierto la veda

De aquí hasta el comienzo de la temporada de verano, queda oficialmente abierta la veda. Ya podemos lanzarnos a la caza de esos kilos de más, esos michelines morcillones, esas curvas cerradas, esas barriguitas recolgonas, esas pistoleras de anchura. Hoy matamos una celulitis, mañana nos hacemos la liposucción, días después un estiramiento y todos, todos, todos los días, al gimnasio, a sudar la pringue, a quemar la grasa, a reventar calorías y saludar a las amigas, mientras con envidia el rabillo del ojo nos devuelve que ellas ya han alcanzado esa ansiada talla menos.
Todo sea para poder pasear con la, al menos, mínima dignidad exigible nuestros cuerpos lustrosos por playas, piscinas y demás chiringuitos veraniegos. Los pelos, cabellos y vellosidades varias quedan para más adelante, más cercano al momento definitivo, que no es cuestión de sufrir gratuitamente. Mientras tanto siempre estarán nuestros aliados: los L. Casei imunitass, los bífidus activos (¡Dios mío! !Qué sería de nosotros si no existieran esos bichitos!), los anti-grasas, el calcio, el hierro, las vitaminas, los complejos a base de ging-seng, la lechuga, la zanahoria cocida, los antidepresivos, la familia de los sin al completo (sin azúcar, sin cafeína, sin codeína, sin gas, sin colesterol, sin grasa, sin edulcorantes ni colorantes) y la familia de los con pero con ausencias notorias (con calcio, con vitaminas, con hierro, fósforo y magnesio, con fibra, mucha fibra). Y no olvidemos la máxima: volvernos tremendamente integrales (que no íntegros): pan integral, arroz integral, galletas integrales, cereales integrales...
Tras comernos todo eso y pagar las facturas del gimnasio, de la clínica de cirugía estética, de la esteticien y del centro de rayos UVA, algunos pocos/as, sólo los/las elegidos/as, lograrán alcanzar la ansiada talla 36-38 y caber en el bikini sin mucho derramamiento o congestión. En fin, a los demás sólo nos queda retener la respiración un par de meses.
Todo sea por lograr estar a la altura de los tiempos, de la civilización occidental y de la comunidad de amigos y vecinos; para que nadie diga que somos unos muertos de hambre (de puro gordos), como esos del telediario, que lloran por comer y comen para vivir.... qué vulgaridad.

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18 de Abril 2004

Somos lo que consumimos

Somos lo que consumimos y a algunos su pensamiento se les reduce al espacio de la etiqueta. Somos lo que dice la etiqueta a la altura de la tetilla o del cogote, la del pantalón o la del coche. Vivimos con y para la publicidad y ya ni siquiera es progresista dedicarse a criticarla, como afirmaba el pasado lunes Robert Redeker en Le Monde.
Sin embargo, cerca del 65% de los norteamericanos se declara hastiado de tanta publicidad y del hiperconsumo al que conduce, según la AAAA (American Association of Advertising Agencies) tal y como publicaba el International Herald Tribune en su edición del 15 de Abril de este año.
Mientras el primero ve en la publicidad un arte que ayuda a humanizarnos, a adornar nuestras aburridas calles y dar alegría a nuestros ojos en las pantallas de cine y televisión, los segundos se alarman ante la negativa actitud que provoca en la clientela la masiva publicidad que nos inunda.
Los anuncios convencionales son insufribles, pero ya empiezan a serlo también aquellos otros que utilizan el subterfugio de aliarse hipócritamente con el deporte, el arte, las causas sociales y las acciones caritativas. Como sostiene Vicente Verdú en su artículo del viernes pasado en El País, entonces el odio se multiplica.
De esta manera, las empresas han de recurrir a vender el producto sin utilizar la imagen del producto, sólo la marca, para evitar asociaciones negativas por parte del cliente entre el producto que quieren vender y la publicidad que nos hastía. Estamos sobrecargados de bienes y desertizados de fines. Ya ni siquiera somos lo que comemos, sino lo que consumimos. Deberíamos ponernos a dieta, para obtener de paso en el transcurso del ayuno, alguna idea con la que sobrevivir.

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17 de Abril 2004

La Vida

La vida de un pájaro en vuelo,
la vida de un amanecer,
la vida de un crío,
de un bosque y de un río,
la vida me ha hecho saber.

La vida del sordo y del ciego,
la vida que no sabe hablar,
la del triste loco,
la que sabe a poco,
la vida me ha hecho soñar.

La vida voraz que se enreda,
la vida que sale a jugar,
la vida consciente que queda,
la vida que late en el mar.

La vida que brota de un muerto,
la vida que no se murió,
la de los desiertos,
la de un libro abierto,
la vida me ha hecho cual yo.

La vida que alumbra en el trueno,
la vida final de un adiós,
la vida goteando de un seno,
la vida secreta de un dios.

La vida que pende de todo,
la vida de cada emoción,
la vida en exceso,
la vida de un beso,
la vida me ha hecho canción.

Silvio Rodríguez, de su album titulado Rodríguez.

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16 de Abril 2004

Religión y violencia

Ese es el título del artículo de opinión firmado por Antonio Elorza hoy en el periódico El Pais. Hace ahora dos años, en el mismo periódico, Luis Rojas Marcos titulaba a un artículo de tema parecido con un sugestivo En nombre de Dios.
Decir que las religiones se han convertido en un foco de tensión y discusión, en un motivo de conflicto y causa de muchas guerras, sería faltar a la verdad a medias: no se han convertido en eso, ya lo eran desde antiguo y lo han sido siempre a lo largo de la historia. Las religiones cristiana, judía e islámica han estado permanentemente enfrentadas y en su nombre se han firmado las páginas más sangrientas de la historia humana.
Multitudes enfervorizadas, libro sagrado en mano, se lanzan a la lucha en nombre de un dios al que parecen deberle la vida y por ello se la ofrecen en sacrificio. Como si la única manera de salvar la eterna y terrible distancia entre la divinidad creadora y el ser creado fuese a través del sacrificio de la propia vida.
Curiosamente, recuerda Elorza, son las religiones sin dios, como el jainismo o el budismo, las que proclaman la necesidad de que impere la no violencia en las relaciones humanas.
En el fondo todos los fanáticos son iguales, utilicen el credo religioso o el político (estalinismo, maoísmo) como excusa: una mezcla trágica de lectura literal de sus textos religiosos o políticos, un rechazo de toda innovación o adaptación a los cambios sociales y culturales, sacralización de las acciones realizadas, supuestamente, en nombre de las consignas escritas en dichos textos o vertidas por sus líderes, únicos capaces de interpretar el verdadero sentido de las palabras sagradas, y un sentimiento de ser los elegidos por dios digno de la más intensa de las paranoias.
Con ese coctel podemos fabricar desde un nacionalista étnico vasco o serbio, hasta un terrorista de Al-Qaeda, pasando por unos estupendos jemeres rojos, un miembro del Likud, o un skinhead. En un terreno más oculto, entre bambalinas, podríamos encontrar sentados a la misma mesa, a miembros de sectas católicas ultramontanas junto a ortodoxos judíos o wahhabíes, aplicando la sharia correspondiente como fórmula de control social. No se atreven a salir a escena, incluso se escandalizan de las barbaridades de quienes dicen ser sus seguidores, pero, en el fondo, comparten la misma concepción acerca de un Dios combativo y vengador, que elige a unos para que se enfrenten a otros a cambio de la tierra prometida o del paraiso eterno.
Fundamentalismo, nacionalismo, terrorismo, judaísmo, cristianismo, islamismo, integrismo, dogmatismo.... ¿quién nos librará de tanto ismo?

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15 de Abril 2004

Ceguera y lucidez

La ceguera, igual que la lucidez, puede ser un estado permanente, una minusvalía para desenvolverse por la vida, con una base material (caso de los ciegos) o con una base psicológica. Yo voy a hablar de este último tipo de ceguera.
Sería la ceguera del que no ve, porque no puede, porque no quiere o porque no sabe. No ve nada.. más allá de sus narices. Está ciego porque en su mente hay una serie de filtros que le impiden ver la realidad. Son personas ciegas aquellas que se niegan determinados sentimientos o pensamientos, aquellas que no aceptan nada que les contradiga en sus convicciones, aquellas que entran al trapo, como los toros en el ruedo; aquellas que no aceptan otras opiniones, otros gustos, otros esquemas, otras conductas, otras elecciones vitales...
Son como las mulas con sus orejeras. Solo ven lo que quieren ver. Por eso se están continuamente preguntando por qué tropiezan de esa manera, por qué siempre hay un muro delante que les impide pasar, por qué alguien les pone una pierna encima... son siempre los otros, a sus inpedidos ojos, los que no ven, los que les hacen tropezar y caer.
En cambio, la lucidez, como estado del alma, nos abre los ojos a la realidad, nos convierte en seres tolerantes, abiertos, receptivos, que no sientan cátedra, que dudan, que observan, que se preguntan sobre todo a su alrededor, que tienen más preguntas que respuestas, que no confunden el tener convicciones firmes con la terquedad, la tozudez o la altanería. La lucidez es de personas sabias y hace sabias a las personas; es esa especie de inteligencia de la vida que te hace estar por encima de tantas cosas inútiles, que te hace fuerte en los tiempos de adversidad y nos invita a dominar-nos. Es ver entre los árboles, mirar en lo hondo, sentir con el corazón profundamente y aceptar con humildad que somos una minúscula partícula de vida en la inmensidad del universo.
Quizás la persona que mejor ha sabido entender la ceguera y la lucidez es mi querido José Saramago, cuya lectura recomiendo a cualquiera que quiera emplear su tiempo en ver alguna luz.

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14 de Abril 2004

Pensando en el futuro

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El Roto

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13 de Abril 2004

Globalización del vacío II

En el contexto de una sociedad invadida y sometida a la cultura insubstancial de la uniformidad, medieval y postmodernista al mismo tiempo, el gesto emulador de gestas y hazañas medievales de, por ejemplo, los pilotos de un rallie, que pasean sus automóviles invadidos de publicidad ante los hambrientos ojos de los hambrientos habitantes de un continente como el africano, no es expresión de individualidad, sino un gesto repleto de vacío. Tan vacío como tirarse de un puente con o sin goma en el tobillo, como conducir en sentido contrario por una autopista o estudiar la carrera que le gusta a papá.
La guerra, con todo su sinsentido, se degrada aún más cuando es televisada y con cortes publicitarios; el diseño de la estrategia militar se convierte entonces en tarea de técnicos de marketing y análistas de mercados. La política pasa a ser el arte de vendernos embotellado ese vacío a cambio de devolver el casco cada cuatro años.
El Hombre se siente entonces vacío, deprimido y busca el refugio en esa especie de seno materno en que se ha convertido la casa; cierra la puerta, baja las persianas y sólo se asoma al exterior por la ventana televisiva que le devuelve a la "normalidad" y a la "realidad" cotidiana.
Otros ocultan sus vidas en los templos nocturnos (y en los after hours) donde buscan agotarse rápidamente para caer rotos en la cama cuando los demás pasean y trabajan, consumen y comen. Rechazan la sociedad que les sustenta reproduciendo sus mismos estereotipos pero sin saber encauzar constructivamente su rechazo.
Es el camino hacia el nihilismo, aturdidos de sueño o alcohol, extasiados en ácidos de diseño, consumiendo lo más caro, que es el tiempo... con prisas por llegar a ninguna parte.

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12 de Abril 2004

Globalización del vacío

Nuestra sociedad global es, en definitiva, la sociedad de la uniformidad. El zeitgeist, el espíritu de los tiempos, nos conduce hacia lo uni-forme. Entre otras razones por la extensión acelerada de la cultura de la imagen, del diseño y de lo externo, en fin, de las formas.
A una sociedad uniforme le endosamos una cultura de las formas y el resultado no es otro que la pérdida de la individualidad, esa individualidad nacida con la modernidad renacentista que arrancó al individuo de los brazos de la Iglesia y del Estado.
Aquel individuo que no poseía identidad si no era como miembro de una Familia, un Clan, un Pueblo, una Polis o un Estado, cobraba sentido de la mano de los Humanistas modernos. Pero la post-modernidad ha supuesto un regreso del medievalismo impersonal y uniforme, sometiendo a las conciencias al imperio de una cultura del diseño. La cultura de la Forma-Diseño moldea y crea una sociedad Unica-Forma en la que deben regir los mismos principios y criterios estéticos, éticos, intelectuales y emocionales para todos.
¿Cuál es entonces la substancia dentro de esa Forma? ¿o es la cultura de la forma una cultura insubstancial? Porque entonces somos seres uniformes en lo externo y en lo interno, cuerpos sin substancia ataviados con los ropajes de los superfluo, maquillados por el simplismo para aparentar o para ocultar nuestro vacío.
(continuará)

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11 de Abril 2004

Comunicado urgente

Urgente,
en Wall Street
el valor de los generales
está bajando.
Comprar socialistas y
democratacristianos.

Elías Letelier

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10 de Abril 2004

Costaleros a perpetuidad

Observo la calle en estos días llena de personas que muestran sentimientos dispares: unos lloran de alegría viendo un paso procesional o cantando al paso de una de tantas vírgenes; otros lloran porque la lluvia les ha impedido sacar a otra de tantas vírgenes; unos ahogan su tristeza y otros fecundan su alegría en el vino de la noche. Por todas partes hay gente queriendo sentirla, cada uno a su manera, cada uno como sabe o como puede, como le enseñaron o como quiso aprender. Todos quieren alcanzarla pero ella no se deja agarrar. A lo sumo te permite una caricia suave y momentánea, fugaz como el instante y el suspiro.
Todos somos costaleros de ella, y bajo su peso a veces nos rendimos. Algunos no lo soportan y casi nadie se atreve a mirarla a la cara directamente, por temor a que se vuelva y nos de la espalda. Algunos ni siquiera creen merecerla. Unos alardean de ella, otros se ocultan para no hacerle de menos. Todos la desean.... aunque sea para matarla...
Como lei en la siempre agradable Estación Claridad, misuc isutu cuyuc utusi cucim, "la felicidad es esa extraña bestia que se come al pájaro que se agita".

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9 de Abril 2004

¡¡¡¡SIENTE!!!!!

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6 de Abril 2004

La Rosa de los Vientos

Si siembras una ilusión,
y la riegas con tu amor
y el agua de la constancia,
brotará en ti una flor
y su aroma y su calor
te arroparán cuando algo vaya mal.

Si siembras un ideal
en la tierra del quizás
y lo abonas con la envidia
será difícil arrancar la maldad
de tu alma si en ella hechó raíz.

Y que mi luz te acompañe
pues la vida es un jardín
donde lo bueno y lo malo
se confunden y es humano
no siempre saber elegir.

Y si te sientes perdido
con tus ojos lo has de ver
hazlo con los de tu alma
y encontrarás la calma
tu rosa de los vientos seré.

Si siembras una amistad
con mimo plántala
y abónala con paciencia
pódala con la verdad
y transplántala con fe
pues necesita tiempo y crecer.

Si te embriagas de pasión
y no enfrías tu corazón
tartamudearán tus sentidos y quizás
hablará sólo el calor y no la razón.
Es sabio contar hasta diez.

Y si te sientes perdido,
con tus ojos lo has de ver,
hazlo con los de tu alma,
tu rosa de los vientos seré.

Mago de Oz

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4 de Abril 2004

Soy un ciudadano

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El Roto (publicado en el desaparecido diario El Independiente)

Escrito por odyseo a las 11:15 AM | Comentarios (8) | TrackBack

2 de Abril 2004

Plástico fino

"Dicen que tienes veneno en la piel y es que estás hecha de plástico fino; dicen que tienes un tacto divino y el que te toca se queda con él..." así cantaba Santi Auserón hace años las virtudes de más de una. Verdú, en su columna de El País de hoy, lo califica como la batalla de la tersura de la piel. Y es que la arruga no está de moda, como bien sabe mi querida y mal-tratada Audrey.
Muy al contrario, la mayor parte de la población de los países desarrollados está obsesionada con ellas y se enfrentan encarnizadamente contra la fatalidad de envejecer. A tal inutilidad, los laboratorios de cosmética lo llaman cuidarse, mientras se frotan las manos ante la perspectiva de seguir aumentando sus beneficios a costa de la ingenuidad de todo el primer mundo (el tercer mundo anda preocupado por cosas más prosaicas como la supervivencia frente al hambre, las epidemias y demás tonterías).
Así, las empresas de cosmética no reparan en gastos y lo mismo se sumergen en las profundidades marinas (para que luego digan que la cosmética es algo superficial) en busca de algas y perlas negras, como que se pegan un viaje hasta Nueva Zelanda en busca de un helecho que sólo crece por aquellas latitudes. Gracias a ellas hemos descubierto la existencia de sustancias tan vitales para la Humanidad como la enzima cudief, el bótox o el jugo de pomelo. Para situaciones extremas, soluciones exacerbadas.
Mi querida Claudia (Schiffer) ha llegado a aconsejar a su selecta feligresía que no sonrían, que no lloren, que no gesticulen ni muevan un solo músculo de la cara, para evitar así que sus rostros se conviertan en un campo en barbecho.
Contra los estigmas del tiempo, miles de productos carísimos y exclusivísimos a nuestra disposición en la cruzada contra el envejecimiento. Para dar mayor credibilidad a las propiedades maravillosas de tales sustancias suelen coger a una niña de 16 añitos que nos muestra su rostro inmaculado sin ninguna arruga.
La cosmética se encarga de crear una realidad paralela, visible y superficial, que oculta cual pantalla protectora la vista de lo real, de lo viejo ... y de la muerte.
Todos queremos sentirnos y vernos jóvenes (lo digo justamente hoy, que es mi cumpleaños y el de mi corazón, mi bazo, mis pulmones, mi cerebro y mi próstata, aunque no todos cumplamos los mismos años), escapar a las leyes del tiempo, consolarnos ante un espejo que nos devuelva belleza, salud y bienestar. Ninguno es tan estúpido de creer que el albaricoque o el aguacate le van a devolver la juventud perdida, pero se aferran a ellos como su única tabla de salvación. Al menos nadie les podrá acusar de no cuidarse. Ser viejo y morirse siempre serán cosas que les ocurran a los demás.
Yo, que lo tengo arrugado todo además del cerebro,... ¡Una solución quiero!

Escrito por odyseo a las 9:32 PM | Comentarios (8) | TrackBack

1 de Abril 2004

Profecías

Una de las muchas humillaciones que ha sufrido el género humano en los tiempos recientes tiene que ver con el cálculo de la edad del mundo. Cuando pensábamos que el mundo había sido creado por Dios hace apenas unos diez mil años y expresamente para nosotros, llegó sir Charles Lyell afirmando que la Tierra databa de millones y millones de años, lo cual no deja de resultar degradante para el ser humano, que hasta entonces se había proclamado protagonista absoluto de todos los minutos de la creación.
En cualquier caso, desde entonces hay mucha gente preocupada por averiguar la fecha de caducidad de este planeta y del universo en su conjunto. Nostradamus predijo que tal fecha sería el 21 de febrero de 1999, cuando el Gran Reino del Terror (¿Estados Unidos?) descendería desde los cielos (¿helicopteros Apache?).
James Usher, Arzobispo de Armagh, partiendo de sus cálculos sobre la fecha de creación de la Tierra, que él situaba exactamente al atardecer del día 22 de octubre del año 4004 aC, predijo el fin del mundo para el 22 de octubre de 1996 (no sabemos la hora).
Una vez comprobado que podemos respirar tranquilos, dado el éxito alcanzado por tales profecías, aún nos queda por comprobar si los mayas tendrán razón al anunciar para el 2012 la fecha del mayor de los cataclismos.
En cualquier caso, yo más que consultar a los profetas, preguntaría directamente a los autores materiales. Así, por ejemplo:
Señor Bush, ¿tiene previsto destruir el mundo en fecha más o menos cercana?
¿forma parte de su política de guerra preventiva?, ¿habrá una re-fundación planetaria?, ¿la dirigirán los americanos?, ¿Nostradamus era del partido republicano?, ¿ha hablado con los mayas recientemente?
Más que nada, para quedarnos tranquilos, mirusté.

Escrito por odyseo a las 8:58 PM | Comentarios (15) | TrackBack