Pierre Bourdieu hablaba de nuestra época como el tiempo de la sublimación de lo banal. El éxito de lo banal, según Vicente Verdú, el caso es que lo que hoy en día triunfa es precisamente lo que define a la mediocracia.
La mediocracia se instala en sociedades que no son ni de derechas ni de izquierdas, ni religiosas ni ateas, ni medio ricas ni medio pobres, ni muy críticas ni poco. Otras hablan de sociedades light para referirse al mismo concepto.
Independientemente de las palabras que utilicemos para definirla, se trata de una sociedad que se define por las mayores audiencias ante el televisor y que en España exalta programas como Operación Triunfo o Gran Hermano y que ha propiciado las secuelas de Hotel Glamour o Supervivientes.
Esta mediocracia se instruye gracias a María Teresa Campos y Crónicas Marcianas, entre Sabor a tí y Aquí hay tomate. ¿Cómo van a pensar en la política, en la complejidad multicultural, en los transtornos étnicos, en el veneno nacionalista, el fenómeno de la globalización o cualquier problema que perturbe la distracción?
La mediocracia, según Verdú, no solo se alimenta de la mediocridad sino de un caldo tibio, ni caliente ni frío, que aspira a no ser alterada por la menor agitación y se complace en las olas de la banalidad.
Entre el fútbol y la telenovela, la televisión instruye sobre lo que debe ser asumido sin parar. Su defecto es su virtud: la trivialidad. Es la golosina con que atraer a las audiencias. A través de las peripecias de una serie de personajes a sueldo, de las tramas en las vidas de Belén Esteban o Carmina Ordóñez, donde nada ocurre que no sea superficial, la satisfacción resbala y se reparte democráticamente por los hogares. Cambiamos de canal o de programa sin que nada cambie realmente, como en un pase de modas continuo en el que los diferentes modelos pasan los trajes sin concluir jamás. Nada profundo ocurre mientras los cuerpos y las mentes se quedan banalizados a imagen y semejanza de sus modelos en la pantalla.
Perdemos la razón, pulida de inquietud, y el corazón (Corazón de primavera o de Invierno), atendido por una feliz sucesión de bobadas. Nuestra mente se inunda de sucesos banales y la memoria se llena de historias y cuentos sin dimensiones. Creamos héroes (Matamoros, Izaguirre, Bermúdez, Bisbal....) de la nada y los hacemos depositarios de la balanza del bien y del mal.
Así las convicciones se debilitan confortablemente y el sentido de la crítica pierde prestigio ante la mitología de lo banal y la degustación de lo que no importa nada de nada.
Has dicho television??, yo más bien creo que el nombre correcto sería caja tonta.
Besos
Escrito por Nanni a las 10 de Marzo 2004 a las 07:13 AM¿De qué convicciones me habla usted?
¿Qué es eso de la crítica? ¿Es que hay algo que criticar? Si España va bien, aunque "merecemos algo mejor".Además criticar es de maleducados.
¿Que la vida de Belén Esteban o Carmina Ordoñez es banal? Banal es tu vida o la mía (la mía más).
¿Cómo se atreve usted a mencionar a esas autoridades intelectuales como Matamoros,Sarda, "las Campos",etc. etc.?
Viejo Odyseo, no le usted más vueltas: No "Hay motivos", para ponerse así. Lo que pasa es que usted no se conforma con ser Odyeo y querría ser ....... famoso. ¿A qué más se puede aspirar?
Mi rival me ha descubierto, por lo de viejo.. no por lo de famoso. ;-)
Escrito por odyseo a las 10 de Marzo 2004 a las 10:35 AMLa verdad es que la mediocracia esta plagando nuestras vidas. Ojala pudieramos ignorarla tan facilmente
Escrito por Lore a las 10 de Marzo 2004 a las 10:40 AMMaravilloso texto,
Si bueno este fenómeno de masas q nos repercute, q yo llamo fomento dl "borreguismo", que esconde claras razones políticas, no es mas que como comentas miles d banalidades q se les da una importancia desmesurada, y q nos hacen creer y q creemos, a nuestro pesar, q realmente son importantes. Sin pararnos a pensar, pues ya nuestra cabeza esta demasiado aturdida cn estas cosas tan "importantes", en los problemas socioculturales, en las redes d la globalización q nos imponen una única forma en todos los ámbitos, en las políticas neoliberales agresivas... claro, claro.
Es verdad que la principal dificultad estriba en el aturdimiento o inconsciencia en que estamos debido a la acción conjunta de los medios de comunicación, la publicidad y la educación. El objetivo es conseguir ciudadanos idiotizados, incapaces de pensar y ser críticos con la realidad, dóciles y mansos hasta el sopor. Y para eso hay que entretenerles de alguna manera: mostrando en la gran pantalla el modelo a seguir.
Escrito por odyseo a las 10 de Marzo 2004 a las 05:07 PM