Somos lo que consumimos y a algunos su pensamiento se les reduce al espacio de la etiqueta. Somos lo que dice la etiqueta a la altura de la tetilla o del cogote, la del pantalón o la del coche. Vivimos con y para la publicidad y ya ni siquiera es progresista dedicarse a criticarla, como afirmaba el pasado lunes Robert Redeker en Le Monde.
Sin embargo, cerca del 65% de los norteamericanos se declara hastiado de tanta publicidad y del hiperconsumo al que conduce, según la AAAA (American Association of Advertising Agencies) tal y como publicaba el International Herald Tribune en su edición del 15 de Abril de este año.
Mientras el primero ve en la publicidad un arte que ayuda a humanizarnos, a adornar nuestras aburridas calles y dar alegría a nuestros ojos en las pantallas de cine y televisión, los segundos se alarman ante la negativa actitud que provoca en la clientela la masiva publicidad que nos inunda.
Los anuncios convencionales son insufribles, pero ya empiezan a serlo también aquellos otros que utilizan el subterfugio de aliarse hipócritamente con el deporte, el arte, las causas sociales y las acciones caritativas. Como sostiene Vicente Verdú en su artículo del viernes pasado en El País, entonces el odio se multiplica.
De esta manera, las empresas han de recurrir a vender el producto sin utilizar la imagen del producto, sólo la marca, para evitar asociaciones negativas por parte del cliente entre el producto que quieren vender y la publicidad que nos hastía. Estamos sobrecargados de bienes y desertizados de fines. Ya ni siquiera somos lo que comemos, sino lo que consumimos. Deberíamos ponernos a dieta, para obtener de paso en el transcurso del ayuno, alguna idea con la que sobrevivir.
Yo me apunto a lo de la dieta, que estamos en abril y va llegando la hora de ponerse el bikini!!!!!
Ahora en serio, odio la publicidad, siempre hay algún que otro anuncio con clase y categoría, pero en contra hay cientos que dan ganas de vomitar.
Se podría hacer una huelga de negación de anuncios?
Se debería??
Amigo y compañero Odyseo. Te sigo leyendo.
Aprovecho la ocasión para comunicarte mi cambio de hosting y por tanto de dirección que ahora es www.jasp.bitacoras.com.
¿serías tan amable de actualizarla en tu lista de enlaces?
Un saludo y muchas gracias por anticipado.
Escrito por jasp a las 19 de Abril 2004 a las 10:35 AMLa publicidad en sí no me molesta. Si no es divertida, es visualmente estimuladora o patéticamente trasnochada. Siempre tiene su punto. Lo malo es la gente a la que va dirigida. Me produce una sensación amarga cuando hago la compra ver a la persona que está delante de mí, con un aspecto que denota claramente su extracción social humilde, con el carro lleno de latas de coca-cola, refrescos exóticos, yogures griegos, leche con calcio, bifidus y omega 3, patats fritas sin sal y buenas para el colesterol y demás extracostos que justifiquen lo que cuestan las campañas publicitarias. Pero qué le vamos a hacer, cada uno es libre de comprar lo que quiera, no?
Escrito por hallofon a las 19 de Abril 2004 a las 11:35 AM¿Crees, Hallofon, que solo la gente de clase baja compra siguiendo las directrices publicitarias? ¿no te has fijado en el carro de compra de los ricos? ¿quizás es que los ricos mandan a sus criados a la compra?
Escrito por odyseo a las 19 de Abril 2004 a las 12:37 PMLua, se debería, sí, se debería, pero quién estaría dispuesto realmente?
Escrito por odyseo a las 19 de Abril 2004 a las 12:38 PMLo que quiero decir es que el rico se puede permitir el lujo de pagar por cada yogur 20 pesetas, perdón 0,12 céntimos de euro, más. Por otro lado, en mi zona, los ricos compran por teléfono y se lo mandan todo a casa.
Escrito por hallofon a las 19 de Abril 2004 a las 03:20 PMLo ideal sería que absolutamente todos dejaramos de ver la televisión una semana entera, las empresas parirían chayotes por el cu...ando fui a la colina...
Aunque nos cueste trabajo entenderlo, está en nosotros.
Saludos.