Estas fechas suelen invitarme a hacer un repaso sobre lo que ha sido mi vida en el último año (tranquilas/os que no os voy a aburrir con semejante historia). Dentro de este tiempo, un punto importante y novedoso ha sido el blog. Me ha permitido expresarme por un canal hasta ahora desconocido por mí, y, sobre todo, me ha permitido interactuar con un asombroso montón de gente de diferentes partes del mundo.
A lo largo de este año he visto desfilar a muchos de vosotros, comentar mis escritos casi diarios, mis imágenes sin palabras; os he leído y comentado en vuestros blogs. Unos habéis permanecido, otros habéis cambiado de estilo varias veces, otros habéis desaparecido simplemente. Para todos tengo un recuerdo especial. Todos y cada uno de los comentarios que me habéis hecho me han ayudado a ver las cosas desde una nueva perspectiva o me han confirmado en la que ya tenía completando el algún detalle la idea inicial. Me habéis invitado a pensar y me he sentido, en cierta medida, obligado por vosotros para no caer en la dejadez en algunas ocasiones y seguir escribiendo.
Me he emocionado con el maravilloso regalo de vuestras palabras de aliento o con vuestra sincera queja, con vuestro humor y vuestra frescura. Os he seguido casi día a día, con vuestras historias, reales y ficiticias, crónicas de la vida diaria o invenciones imaginativas de vuestra vocación literaria. En todas partes he percibido lo más importante de vosotros mismos: los sentimientos que anidaban en cada momento en vuestro corazón... y vuestros sueños.
Hemos hablado en varios idiomas, hemos funcionado cada uno a su manera y nos hemos respetado en nuestras diferencias. Creo que de alguna manera formamos una comunidad donde el respeto y la libertad se han convertido en una realidad palpable, no virtual. Ese es mérito de todos y cada uno de nosotros. Al menos aquí, podemos ir dando pasos hacia el ideal de tantas y tantas cosas de las que hemos hablado a lo largo de estos meses.
Pero pese a tanta diversidad, creo, por encima de todo, que nos unía un elemento común: la sinceridad de nuestros sentimientos expresados.
Ojalá que el año que ahora iniciamos nos permita cumplir con nuestro ideal de vida y con nuestros sueños, porque son los bienes más preciados que tenemos y porque ellos nos hacen distintos.
Gracias.
Nos movemos en el día a día de forma que apenas somos conscientes de todo lo que rodea y acompaña a nuestra existencia. Si la realidad funcionara como mi cabeza, el sol saldría un día sí y dos no. Pero la realidad está guiada por extraños mecanismos que hacen que milagrosamente todo funcione sin más dificultad.
Salgo por la mañana y los semáforos funcionan, y hay personas que se han preocupado de hacer pan o repartir periódicos. Me siento a tomar café y la máquina funciona, así como mi hígado (que debe ser mucho más complejo) y el teléfono móvil. Mientras me como la tostada compruebo, no solo que mi dentadura aún recuerda cómo se mastica la comida, sino que la numeración de las páginas del periódico es correcta y que todas las señoritas de la oficina de enfrente han ocupado sin problemas sus respectivos puestos de trabajo. Fuera suenan las ambulancias y pasan los autobuses, el humo escapa por las chimeneas y los niños arrastran pesarosos sus voluminosas mochilas hacia la escuela. ¡Todo funciona! Y sin el esfuerzo que a mí me lleva desde el acto de levantarme hasta el de arrastrar mis pies hasta el bar. El simple hecho de tomarme el desayuno implica que funcionen correctamente los distribuidores y transportistas de la materia prima, además del código lingüístico, el molinillo y la cafetera, el camarero y su despertador. Saco dinero para pagar y, curiosamente, el sistema monetario sigue funcionando sin descanso y me aceptan los euros sin problema. Todo aguanta día tras día sin que se estropee, como dirigido por una inteligencia superior que lo gobierna todo y lo administra sabiamente. Todo, menos mi vida. Qué raro.
Caen las Torres Gemelas y el mundo se acaba. Olemos el humo cálido y especial de una pipa y el mundo se recompone a nuestro alrededor. Vemos impotentes las imágenes de la última masacre con coche bomba en las calles de Bagdad y todo parece destinado a perecer. Escuchamos el balanceo del columpio en el parque lleno de niños y todo vuelve a su sitio. La voz de un predicador furioso nos estremece con sus invectivas cargadas de un profundo desamor, tintadas por el color de la sin piedad, y regresamos a la oscuridad de los viejos tiempos. Vemos a un joven anciano teclear en el ordenador y las desgracias anunciadas huyen hacia el precipicio. En el autobus, una adolescente relee por penúltima vez la carta de su imberbe pretendiente y se me olvida la última pifia de los políticos. Compro el periódico en el kiosco y nada más ver la portada noto como el fin del mundo se acerca. Envuelvo con el priódico la barra de pan recién hecho y el mundo empieza a oler a tahona. En la calle veo a un grupo de gamberros aporrear una papelera y darle patadas a una lata mientras gritan su ignorancia a los cuatro vientos. Pero aún queda una rosa tardía en el jardín y la poesía regresa a mis pensamientos. En el bar la televisión bombardea con imágenes de la última mujer asesinada a manos de su marido. En el tunel del metro un flautista anónimo toca un tema de Charlie Parker y me dejo llevar por la melodía...
El mundo se crea y se destruye continuamente, de forma casi simultánea, bajo nuestros débiles pies. El mundo es de arena, frágil e inseguro, mudable y cambiante, fugaz y extraño: se inicia y se acaba todos los días.
¿a qué te quieres
arriesgar?
Haberlos los hay por todas partes, pero en nuestro país abundan con especial pertinacia. Unos llevan corbata rosa y otros no llevan corbata, a unos les van las gaviotas desplumadas y a otros las alcachofas mustias; los hay de la periferia y los hay del corazón nacional; algunos solo son maestros en el innoble arte del desplante mientras trasladan sus perfumados traseros en coche oficial o se sientan en un escaño; unos siempre muestran bandera de conveniencia y su mayor patriotismo es siempre hacia la caja registradora de su tienda de ultramarinos; los hay episcopales, cardenalicios y arzobispales, casposos, incapaces de retener a su propia clientela; los hay con moto de agua y ropa intrépida; los hay con coche de muchos aros y sin nada en la cabeza; los hay contumaces, empeñados, emperrados y empedernidos, con escapulario y sobredosis de gomina; los hay podridos de dinero y con prostituta matrimonial en el asiento de al lado; los hay analfabetos con cátedra en cualquier tertulia. Algunos saben articular sujeto, verbo y predicado y hasta han aprendido a falsificar la historia; otros solo saben correr en calzoncillos para darle pataditas a un balón; los hay que son padres de niñas que cantan o hacen alguna gracia; los hay que se creen graciosos ellos mismos. Están en todas partes, en las empresas, los comercios, el transporte público y hasta en el ascensor.........
...Y luego estamos los de andar por casa que perdemos el tiempo contemplando tales vacuidades y prestándoles atención.
Los animales se entregan en todo lo que hacen. Pero los hombres, por extrañas razones, nos dejamos llevar por la pereza y la desidia, hasta el punto de parecer que todo lo hacemos sin ganas, hasta el amor.
Personalmente creo que eso no es vivir. Que la vida, aunque no tenga sentido, hay que vivirla con ganas, de todo corazón. Hay que luchar, luchar por causas que realmente merezcan la pena y vivir con la fuerza del amor y de la razón.
Lo demás son tonterías.
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"Para ser grande, sé entero: nada
tuyo exageres o excluyas.
Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres
en lo mínimo que hagas.
Así la luna entera en cada lago
brilla, porque alta vive."
(Fernando Pessoa)
La declaración de la representante de la Asociación de Apoyo a las Víctimas del 11-M ante la Comisión parlamentaria ha dejado hoy a nuestra clase política sumida en la más absoluta vergüenza y tristeza. Mientras Pilar Manjón hacía su declaración en nombre de todas las víctimas y sus familiares, su mirada se ha paseado lentamente sobre la sala, posándose inquisitiva sobre todos y cada uno de los allí presentes.
Las caras de sus señorías iban desde la dureza autista de Zaplana, hasta casi las lágrimas de Llamazares. Todos han terminado pidiendo disculpas, lo que no deja de ser asombroso en un político español. Todos se han comprometido a valorar estas declaraciones de cara a la elaboración de las conclusiones de los trabajos de dicha Comisión. El presidente del Gobierno ha reaccionado ordenando la creación de un Alto Comisionado para coordinar todo lo referente al tema de las ayudas a las víctimas del terrorismo.
Sus señorías se han ido a casa con dolor de conciencia, porque alguien cualquiera (una simple ciudadana) les ha recordado con sentidas palabras que ellos son sus representantes por algo y para algo; sobre todo para algo más que para jugar a las peleas, ir de chuletas valentones o para negar la realidad. Les ha dado una bofetada de realidad y a algunos les habrá sentado tan mal que no tardarán en aparecer ante las cámaras declarando que dicha señora (Pilar Manjón) se ha dejado llevar por su condición de madre que ha perdido a un hijo, que si ha favorecido a unos u a otros y, todos sin excepción, pensarán que, en el fondo les ha dado la razón a ellos.
Alentador el ejemplo dado hoy por la representante de la asociación de apoyo a las víctimas y bochornoso el lugar en el que han quedado retratados nuestros políticos.
Sesión de la Comisión Parlamentaria por los sucesos del 11-M (media mañana):
- Zapatero: "El gobierno en esos días mintió de forma masiva"... ".. borraron todos los archivos y documentos en Presidencia"......"la única vía de investigación clara era la islamista..." ... "... y no hay ningún indicio de vinculación con ETA...", etc...
- Sres. Zaplana y/o Pujalte: " y ustedes ganaron las elecciones gracias al atentado"... "y ustedes iniciaron la campaña del pásalo".... "y todo el mundo sabe que ETA está involucrada en este asunto"... " y la SER y El País mintieron"..., etc.
Descanso para retomar fuerzas, fumarse un cigarrillo aunque está prohibido y hacer un pis.
(Conversación escuchada por un infiltrado en el servicio de caballeros):
- Zapatero: ¿qué, cómo va la cosa?
- Zaplana y /o Pujalte: bien, con esfuerzo, pero se hace lo que se puede.
- Zapatero: si es que la próstata termina por pasar factura.
- Zaplana y /o Pujalte: sí... ufff, ahhhh.... ya sale..... ¿y tú cómo la tienes?
- Zapatero: bien, lo mío son las hemorroides... con tanta sentada..
- Zaplana y/o Pujalte: oye, qué bueno eso de que los terroristas estaban en Lavapiés, Carabanchel y Morata de Tajuña, y no en montañas y desiertos...
- Zapatero: ¿a que sí? se le ocurrió esta mañana a mi mujer mientras me estaba afeitando para venir a la comisión.
- Zaplana y /o Pujalte: oye, qué corbata más guapa...
- Zapatero: sí.. ¿te gusta? puedo enviarte las señas de la tienda... se lo preguntaré a mi directora de imagen....
(Suena el timbre llamando a sus señorías y avisando del final del recreo)
- Zapatero: "El gobierno en esos días mintió de forma masiva"... ".. borraron todos los archivos y documentos en Presidencia"......"la única vía de investigación clara era la islamista..." ... "... y no hay ningún indicio de vinculación con ETA...", etc...
- Sres. Zaplana y/o Pujalte: " y ustedes ganaron las elecciones gracias al atentado"... "y ustedes iniciaron la campaña del pásalo".... "y todo el mundo sabe que ETA está involucrada en este asunto"... " y la SER y El País mintieron"..., etc.
Nota aclaratoria: este suceso es ficticio. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Todos los personajes son ficticios, incluído el infiltrado y el dueño de la tienda de corbatas. Cada cual saque sus conclusiones.
"Soy hombre y nada de lo humano me es ajeno" decía Terencio. La búsqueda del hombre universal ha sido la preocupación de filósofos, sabios, científicos creadores y pensadores de todos los tiempos.
En el último siglo hemos ido asistiendo al derrumbe de muchas de las barreras ficticias o reales que han dividido a la humanidad en comunidades separadas. Sin embargo, la ilusión de un regreso a la universalidad intelectual y comunidad de destino de la humanidad ha quedado por ahora relegada al olvido. El gran objetivo de conciliar la universalidad de los valores y derechos con la diversidad de las culturas es una utopía a día de hoy.
No vivimos en una tierra-patria para ciudadanos del mundo. No hemos asistido al fin de los nacionalismos ni de la lucha de clases, ni de las ideologías ni de las religiones.
Ahora sabemos, como dice Jean Daniel, que el retroceso de los imperios supone el avance de las etnias; sabemos que las religiones pueden funcionar como ideologías que sustentan cualquier tipo de acción política o terrorista; y sabemos que los extravíos integristas son tan sencillos como seguir la ruta del hambre.
El bárbaro comienzo del siglo XXI tiene descolocado al hombre moderno, en un vaivén continuo entre el la unicidad y la multiplicidad, el desarraigo y el arraigo, la afirmación de la diferencia y la nostalgia de lo semejante. Y lo semejante es que cuando la sangre se derrama siempre es de color rojo, y su visión en todas partes es insoportable.
Por eso, quizás solo por eso, yo prefiero defender lo que tenemos en común más que resaltar lo que nos diferencia.
Los científicos y los especialistas en mercadotecnia están aunando esfuerzos por conseguir encontrar lo que sería un gran avance en el campo de la neurociencia y de la publicidad: la tecla cerebral de las compras.
Según publicaba hace unos días la revista Neuron, los mensajes culturales (publicitarios, televisivos, educativos, políticos...) penetran en el cerebro y modelan nuestras preferencias personales. Cuando elegimos comprar un producto determinado de una marca determinada, se ponen en funcionamiento circuitos cerebrales relacionados con la memoria, las decisiones, el sistema de recompensa y la imagen de nosotros mismos. Dichos circuitos se localizan en zonas muy concretas de nuestro cerebro.
Nace así lo que se ha dado en llamar la neuromercadotecnia. Basándose en un dispositivo que toma imágenes del cerebro en funcionamiento (FMRI son sus siglas inglesas) mientras la persona realiza la tarea de elegir entre varios productos y marcas, los científicos descubren qué areas del cerebro se activan a la hora de decidir comprar un Mercedes o tomarse una Coca Cola.
Ya no necesitarán hacer grandes encuestas de mercado para conocer las preferencias de los consumidores. Les bastará con conocer cómo funcionan sus cerebros y dónde se localizan determinadas "teclas" para pulsarlas y conseguir que compremos aquello que ellos decidan.
Pero no queda ahí la cosa. ¿Os imagináis qué supondría para un determinado partido político o corriente ideológica dar con esa tecla?
¡¡¡Y uno que creía que compraba aquel detergente porque lavaba más blanco!!!!!!!
"That all human beings are created different. That every human being has the right to be mentally free and independent.
That every human being has the right to feel, see, hear, sense, imagine, believe or experience anything at all, in any way, at any time.
That every human being has the right to behave in any way that does not harm others or break fair and just laws.
That no human being shall be subjected without consent to incarceration, restraint, punishment, or psychological or medical intervention in an attempt to control, repress or alter the individual's thoughts, feelings or experiences."
Universal Declaration of Mental Rights and Freedoms
Viajar es uno de los mayores placeres de la vida. No es un placer primario, como el vino, que te lo bebes, tal cual, y lo paladeas, disfrutas y gozas directamente. Es un placer complejo en varios grados, que puede conllevar otros placeres añadidos y que requiere de la intervención de muchas capacidades, habilidades y acciones personales.
Viajar no es ir a una agencia de viajes, contratar un paquete que incluya alojamiento, traslados, excursiones y comida. Eso ni siquiera llega a la categoría de turismo. Viajar no es consumir lugares. Mientras el viajero mira, el turista hace tres fotografías y graba un vídeo; mientras el viajero habla con las personas que va encontrando y aprende de ellas, el turista pretende ordenar a los demás cómo tienen que hablarle y cómo tienen que atenderle. El mayor placer del viajero se produce a lo largo del viaje. El mayor placer del turista se produce a su regreso, cuando muestra orgulloso los frutos de su "aventura": diez carretes de foto y un vídeo de aficionado que maltrata a los sentidos y a la inteligencia.
El viajero prepara con antelación sus viajes, leyendo, informándose de la historia y del presente del lugar y sus habitantes, buscando algo que en la literatura se refiera a esa región o esos paisajes. Durante el viaje, huye de los sitios demasiado concurridos, busca el alma de sus habitantes, busca la esencia de sus paisajes y se mete hasta las raíces en sus costumbres, su gastronomía, su forma de ser y estar. No molesta.
El turista viaja con prisas y sin tiempo. No ve la realidad porque solo mira a través de una pantalla o de un visor. No habla con nadie y solo escucha al guía cuando habla de algo barato que se pueda comprar. Va en manadas, ahuyentando el buen gusto a su alrededor, con sus gritos, su vestimenta y sus modales de nuevo rico.
Da igual que uno viaje por vacaciones, por placer, por trabajo; da igual que sean escapadas de fin de semana o puente, o largas estancias. Viajar no es solo trasladarse de lugar, sino que supone una invitación a ampliar nuestra mirada, nuestro conocimiento y nuestras emociones. Viajar supone derribar fronteras, dentro de nuestro ser y fuera de nuestro territorio. Si sabes hacerlo, te convertirás en un ser rico. Si no lo sabes (ni quieres aprenderlo), perderás la mejor oportunidad para sentir la vida a tope. Entonces solo serás un turista, también en la vida.
Se dice que vivimos unos tiempos de vuelta a los valores y a la religión, al menos éste es el argumento utilizado por algunos analistas políticos para explicar la derrota de los Demócratas de Kerry (¿alguien se acuerda de él todavía?) frente a los "neocon" (¿o sería mejor decir teocon?) de Bush.
Si eso fuera cierto, supondría el triunfo de un modelo de sociedad cerrada que se organiza, según sus propios postulados, en torno a un orden jerárquico inmutable de las cosas, establecido por dios. Los valores, en esos casos, se hacen girar alrededor de una determinada concepción de la familia y el matrimonio, de la propiedad y del esfuerzo personal de los individuos.
El pasto es escaso y cada político busca para su rebaño un prado donde puede. Así, en nuestro país, algunos se han apresurado a hacer bandera de la causa episcopal, una vez que les ha fallado la causa mayor, es decir, la guerra.
Resulta un tanto extraño defender por un lado la vida del no nacido y aprobar por otro la política de tierra quemada que se está practicando en Falluyah; o estar en contra de la eutanasia para enfermos terminales mientras se mira hacia otro lado cuando los marines disparan por la espalda o rematan a sus prisioneros.
Y es que los valores son distintos según quién los defienda. La alternativa, por tanto, no consiste en desprenderse de los valores sino armarse de ellos (empezando por el de la coherencia, continuando por el de la justicia y la verdad, que también son valores) para defender un modelo de sociedad civil, abierta, frente a la revolución conservadora que nos asola. Luchar contra los abusos de poder, contra la falta de libertades (no sólo con mayúsculas, sino también con minúsculas, en el día a día de las libertades individuales públicas y privadas), contra la corrupción (Trillo es un magnífico ejemplo, hoy que se descubre que se había blindado la vida con un seguro que le cubría hasta las borracheras), contra el nepotismo, a favor de los ciudadanos y sus derechos. Ese, sin duda, debería ser el nuevo armazón ideológico de una auténtica izquierda progresista. Ya veremos si recogen el guante.
Queridos y desconocidos extraterrestres:
No sé si nos estaréis viendo desde el espacio, ahí asomados a las ventanillas de vuestra nave. Si véis muchas luces en mi planeta es que el Corte Inglés ha puesto las luces de Navidad. ¿Que qué es eso de la Navidad? Pues una época del año que parece que no le gusta a nadie, en la que todo el mundo se pone a comprar cosas como locos y se enfada con la familia. Sería muy largo de contar.
El asunto que me lleva a escribiros es otro. Resulta que en este planeta hay un señor muy malo que acaba de ganar unas elecciones (lo de las elecciones es más dificil de explicar que lo de las navidades) y con su pandilla de amiguitos se dedica a matar personas, preferiblemente con turbante, en varios lugares del mundo.
El planeta, espero sepáis perdonarnos, lo tenemos un poquito sucio y desordenado. Unos pocos países ricos se dedican a llenar todo de humos y suciedad. Aunque los otros países han firmado un acuerdo para poner orden en este asunto, el señor malo del que os hablaba antes se niega a aceptar ese acuerdo.
Los trabajadores (unos señores que se dejan explotar para pagar la hipoteca del banco) andan tristes porque cada vez los empresarios (los dueños de los bancos) les explotan más y mejor. Y si protestan pues los mandan a su casa con una mano detrás y otra delante.
Las mujeres en muchos sitios son maltratadas, incluso por sus propios maridos . Algunos dicen que eso es una cuestión cultural que no se puede evitar. La mayoría pensamos que son unos asesinos que solo merecen estar en la carcel pero resulta muy dificil que otros señores, llamados jueces, les hagan algo antes de que maten a su señora esposa.
Muchos niños (sí, nuestras criaturas) trabajan desde los siete años durante doce horas para hacer zapatillas para unos señores que ganan millones por darle patadas a un balón. Las niñas son explotadas sexualmente por unos señores que vienen de muy lejos para que nadie les conozca.
Y mientras todas estas cosas ocurren (y muchas más que ahora por falta de tiempo y por no querer cansaros no os cuento), en mi querido país nos entretenemos discutiendo sobre si los de mi pueblo pueden tener una selección deportiva propia (nosotros somos los mejores en eso de la petanca), que si la bandera de mi pueblo tiene que estar más arriba o más abajo; que si los del pueblo de al lado hablan la misma lengua que nosotros o lo suyo es un simple dialecto; que si nuestros futbolistas llevan publicidad de nuestro pueblo en sus camisetas; que si tú has dicho, que si yo no dije; que si te has reunido con no sé quién; que si te quieres casar y no puedes, que si te quieres divorciar y no tienes espera, que.... En fin, ya veis de qué cosas nos preocupamos en mi pueblo.
Oye, que os lo penséis mejor, que venir aquí para nada, pues que no hace falta que os toméis tanta molestia, que al fin y al cabo nos falta mucho para estar al nivel de los seres inteligentes.
Un cordial saludo
Odyseo