30 de Junio 2006

Trabajar puede matar

Cuando uno contempla los rostros de las personas que viajan en el metro o el autobús urbano a eso de las ocho de la tarde, podría preguntarse si los que viajan proceden del algún centro de tortura o acaban de salir del hospital tras una larga enfermedad. Decían los nazis que el trabajo liberaba, lo cual está por demostrar, pero lo que nadie duda es que el trabajo es el camino más recto para el desahucio personal.
Nuestro maravilloso sistema económico se emplea a fondo durante cinco días a la semana para crear millones de seres exhaustos, agotados, desorientados, tendentes al alcoholismo o al prozac. Separa a las familias, rompe las relaciones vecinales y procura el máximo individualismo en el entorno de trabajo. Pero el sistema no se para ahí. Tras haber sacado hasta la última gota de esfuerzo de estos ejércitos de trabajadores, los fines de semana les planifica una especie de sesión continua en los grandes templos del consumo (y el ocio, que es lo mismo): miles de hermosos escaparates luminosos, cines, establecimientos de comida rápida (y basura) te centrifugan el cerebro para que sientas el placer de consumir y te olvides del sufrimiento del producir. Al menos hasta el siguiente lunes en que empieza de nuevo el proceso.
El trabajo se ha convertido en el gran método de expoliación de la vida y de la memoria: ya casi nadie recuerda lo que es perder el tiempo charlando durante horas en una plaza o a la puerta de su casa; casi nadie pasea por el simple hecho de pasear, sin la finalidad de bajar el colesterol o los kilos; muy pocos saben aun apreciar el valor de contemplar cualquier expresión de belleza o de escucharla, sin más, a través de la música. Muchos aun hacen eso, pero lo hacen mientras realizan dos y tres tareas al mismo tiempo. El sistema no descansa: producir para consumir, consumir más para producir más, para consumir más y más. Menos mal que para algunos privilegiados, entre los que me cuento, el trabajo aún nos resulta enriquecedor y placentero, nos realiza y puede que hasta nos libere.


PD: no se lo digáis a mi jefe!!!

Escrito por odyseo a las 8:29 PM | Comentarios (10)

28 de Junio 2006

Arte vital

Solemos considerar artista a toda una serie de personas dedicadas a la realización de obras de arte del tipo de un magnífico edificio, una hermosa escultura o una pintura que refleje la realidad con la fidelidad de una cámara fotográfica. Actualmente, el concepto de artista ha ampliado su significado y abarca también a todo un conjunto de personas que realizan una labor de tipo creativo: fotografos, diseñadores de moda, cocineros de diseño, modelos de pasarela, peluqueros, estilistas. No voy a entrar a discutir sobre esta cuestión. Lo que me parece importante en este momento es fijar la atención sobre la vida del propio artista.
La mayor parte de los grandes artistas de la historia han pasado a la gloria por su obra pero no por su vida. Suele ser un elemento bastante común encontrar biografías de artistas repletas de excentricidades, vagabundeos, zonas oscuras, traumas y toda clase de miserias humanas. A cualquiera que analizara estos elementos vitales desde una óptica meramente superficial le parecería que estas tristes biografías habían de ser una especie de conditio sine qua non para el objetivo de convertirse en un verdadero artista. Sin embargo, sin apartarnos ni un ápice del concepto de artista, podríamos encontrar a nuestro alrededor a muchas personas que sin tener la habilidad de pintar un cuadro o esculpir una pieza de mármol, son capaces de pasar por la vida con la elegancia más fina y la postura más correcta; unas personas que siempre en cualquier situación saben estar; personas que manejan con soltura y creatividad la capacidad para tratar a todos sin altivez, que saben entender lo que cada situación conlleva y saben acomodarse a estas circunstancias cambiantes, sin soberbia, con pasmosa sencillez y con alegría. Eso para mí también es arte, una suerte de arte vital que considero tan importante como ese otro que todos admiramos. Son personas discretas, que no llaman nunca la atención, que observan desde lejos, que se expresan con cercanía y afecto, que nunca se alteran, que tienen siempre la paciencia para esperar que todo se coloque en su sitio y que tienen suficiente fe en las personas como para esperar de todas lo mejor. Esos artistas no abundan, pero todos deberíamos tener la suerte de disfrutar de alguno de ellos. Para ello, solo necesitamos mirar a nuestro alrededor con el mismo arte.

Escrito por odyseo a las 5:40 PM | Comentarios (15)

26 de Junio 2006

El rey y su maestro

Cuando era pequeño, el príncipe Cosroes tenía un profesor que consiguió hacerle destacar en todas las asignaturas que estudiaba. Una tarde, el maestro, aparentemente sin motivo, lo castigó con toda severidad.Años más tarde, Cosroes ascendió al trono. Una de sus primeras providencias fue hacer llevar frente a él al maestro de su infancia y exigir una explicación por la injusticia que éste había cometido.- ¿Por qué me castigaste sin merecerlo, preguntó.- Cuando vi tu inteligencia, supe que heredarías el trono de tu padre, respondió el antiguo profesor. Y decidí mostrarte cómo la injusticia es capaz de marcar a un hombre para el resto de su vida. Como ya sabes lo que eso significa, espero que jamás castigues a nadie sin motivo. (Selección Alfonso Esponera)

El Rival de Odyseo

Escrito por odyseo a las 10:12 AM | Comentarios (15)

14 de Junio 2006

Deja un pensamiento

Deja un pensamiento tuyo, personal, íntimo;
a todos los que pasais por aquí, de manera asidua u ocasionalmente,
dejad una frase, una idea, un sentimiento,
una ocurrencia, un deseo, una confesión.
Aunque utilicéis el anonimato,
dejad algo que os identifique
como humanos, como dioses o como aquello que seáis.
No os pido nombres, ni lecturas,
no busco nada más que vuestro regalo,
unas palabras, un simple detenerse y pensar,
escucharse a si mismo, sin otra finalidad,
ponerle voz... a vuestro instante,
a vuestro tiempo y lugar,
a vuestra eternidad o destino.

Gracias

P.D: estaré fuera varios días pero a mi regreso prometo responder a todos.

Escrito por odyseo a las 8:04 PM | Comentarios (42)

12 de Junio 2006

¿Y tú de qué te admiras?

Si es verdad aquello que dice el viejo Aristóteles de que la Filosofía tiene su origen en la admiración, tengo que reconocer que he tenido un día la mar de filosófico. Mi admiración, y asombro, comenzó a las 7:15 de la mañana cuando mi radiodespertador sonó en distinta emisora que lo hace habitualmente, y siguió, pero ahora teñida de decepción, cuando pude comprobar en las noticias que emitía que los medios de comunicación siguen sin saber contar, pues no se ponen de acuerdo sobre el número de manifestantes que asistieron a la concentración habida ayer en Madrid. Admiración y cabreo se dieron conjuntamente cuando oí las interpretaciones tan distintas que esos mismos medios han dado a los móviles de la manifestación y quiénes eran los auténticos protagonistas de la misma.
Para aliviar tensiones, a media mañana me fui a jugar un partidillo de fútbol. Pero mi admiración crece y de qué manera: ¿Cómo es posible que lo que se supone gente deportista, sana, padres de familia casi todos, entre los cuales encontramos profesionales de la banca, profesores de universidad, arquitectos, etc. puedan ponerse a discutir entre ellos porque no se pasan la pelota uno a otro, “pues me enfado y me voy”, porque “ tú eres un señorito y no corres”, o que se crean con derecho a decirle lo que les sale de las narices al árbitro porque el hombre cobra 12 €? Y todo esto a casi 35ºC.
Hemos sudado un rato, que es de lo que se trata, al menos para algunos, y sobre todo hemos cogido fuerzas para seguir admirándonos, en esta caso ante la capacidad de aprendizaje de los españoles, y digo españoles incluidos los ciudadanos gallegos, del País Vasco, Cataluña, andaluces, etc. pues si no, no se explica cómo el país entero puede casi paralizarse a eso de la una del mediodía y ponernos delante del televisor a discutir sobre circuitos Mc Laren o Renault, pole position, chicanes, neumáticos michelin o firestone, etc., términos que hace no más de dos años tenían una oscuridad cuasi metafísica; y sobre todo olvidarnos del Statut, planes Ibarrextes, Rajoyes, Zapatones y demás animales del “corrá de o pᔠpara que un coche azul pase primero la línea de meta.
Ya tocaba un “poquito de por favor”, pero no, como el día salió como salió, a admirarse toca, ahora ante la fuerza, tesón, concentración y capacidad de superación de un mallorquín veinteañero que se dedica a pasar la pelota por encima de una red, y que dicen es el nº uno en “tierra batida”.
Con un domingo así, y al caer la tarde, que no el calor, la lechuza me hizo su guiño semanal: papel, bolígrafo y a escribir. Pero la gran admiración estaba por llegar. Cuando me estoy ocupando del artículo de hoy, una “mocosa” de seis años me pregunta:
-¿Sobre qué estás escribiendo?.
-De Filosofía.
-¿Y eso qué es?.
-Ehhhh, pues, cómo te diría, hacerse preguntas un poco “raras” y que no siempre tiene una respuesta fácil.
-Pues entonces yo también hago Filosofía, pues no logro saber como cada vez que me caigo se me rompe la carne, y además con sangre, y no el pantalón, que es lo que roza el suelo.
-NO SALGO DE MI ASOMBRO.

El rival de Odyseo.

Escrito por odyseo a las 4:05 PM | Comentarios (10)

7 de Junio 2006

Teoría del rumor I

Una de las más dañinas armas de destrucción masiva es el rumor. Basta un simple rumor para derribar gobiernos, romper amistades, quebrar empresas, abatir pedestales y doblar voluntades. Pero sobre todo, el rumor sirve para dañar a las personas que son su blanco.
Ante un rumor nada se puede hacer. Si te dedicas a rebatirlo quiere decir que el rumor es cierto por aquello de que "el que se pica es que ajos come"; si decides no prestar atención, entonces es que "el que calla otorga". Hagas lo que hagas, estás vendido.
El rumor necesita de dos elementos fundamentales: el iniciador del rumor, de cuyas obscuras razones casi nada podemos saber, pero que viene a demostrar la falsedad del tópico de que el hombre es bueno por naturaleza; y el que presta oídos, primero, al mismo y, luego, boca para su secuencia de transmisión. Tan responsable es el primero como el segundo, el que prende la llama como el que aviva el fuego. Las razones del segundo también se me escapan. El primero se puede mover por venganza, por odio, por rabia, por celos, por envidia... pero ¿y el segundo? ¿Es que necesitamos creer siempre que no hay nadie bueno? ¿necesitamos confirmar que los demás son tan malos como nosotros mismos? ¿precisamos que se cumplan nuestras malas expectativas para poder confirmar nuestros temores? ¿es más fácil creerse lo malo que lo bueno de una persona? ¿por qué no se rumorea acerca de alguien que se va a convertir en un gran mecenas o en un estupendo filántropo? ¿por qué siempre acudimos a los supuestos trapos sucios? ¿es una cuestión de audiencia?
.... qué joder!!!!

Escrito por odyseo a las 9:03 PM | Comentarios (23)

5 de Junio 2006

Yo no entiendo a la gente grande

Yo no entiendo a la gente grande…
Porque tapa la luz del Sol. Quitan las flores de las plantas para dejarlas marchitar en un jarrón y enjaulan a los pajaritos. Porque han pintado todas las cosas de gris y han llenado el cielo de antenas y chimeneas.
Yo no entiendo a la gente grande…
Porque se creen importantes, por el solo hecho de ser grandes. Porque no me dejan caminar descalzo, ni chapotear en la lluvia. Porque me compran juguetes y no quieren que los use porque se rompen.
Yo no entiendo a la gente grande…
Porque le han puesto nombre difícil a las cosas sencillas. Porque se pegan entre ellos o pasan la vida discutiendo. Porque quieren empleos importantes y pasan la vida sentados en sillas.
Yo no entiendo a la gente grande…
Porque no sienten el placer de perder el tiempo mirando alrededor y son incapaces de dar vueltas en un carrusel. Porque cuando me porto mal me amenazan con una inyección y cuando me enfermo, me dicen que una inyección me va a poner bien.
Yo no entiendo a la gente grande…
Porque quieren que coma con horarios y no cuando tengo hambre. Porque cuando pregunto algo no me contestan, porque soy muy chico y cuando pido un chupete, me dicen que soy un grandullón.
Yo no entiendo a la gente grande…
Porque siempre se hacen los lindos o serios. Porque dicen mentiras y ellos mismos no se las creen.
Porque cada vez que mienten me doy cuenta y sufro mucho.
Yo no entiendo a la gente grande…
Porque me dicen miedoso y ellos me hablaron de cuco y fantasmas. Porque me piden que sea buenecito y me regalan para jugar, revólveres, dardos, flechas y escopetas. Porque han llenado la casa de cristales, porcelanas y cosas que se rompen y ahora resulta que no puedo tocar lo que veo.
Yo no entiendo a la gente grande…
Porque perdieron las ganas de correr y saltar. Porque olvidaron las cosas que tanto les gustaban de chicos. Porque hasta para reírse la piden permiso al reloj.
Yo no entiendo a la gente grande…
Porque cuando hago algo malo, me dicen: "no te quiero mas" y tengo miedo de que me dejen de querer en serio. (“Fábulas para pensar” Midix Space)

El Rival de Odyseo

Escrito por odyseo a las 9:19 AM | Comentarios (14)

3 de Junio 2006

A propósito de la paz

roto 50.jpg

El Roto (publicado ayer en El País)

Escrito por odyseo a las 2:00 PM | Comentarios (11)