18 de Abril 2008

AMISTAD SIN PREAVISO

Y todavía se preguntaba cómo. Cómo era posible que nadie y a tanta distancia pudiera percibir tanto de él. ¿Tan predecible podría ser, o simplemente la pura casualidad?
Nunca hubiera podido imaginar que a través de un medio tan frío y hostil, a veces, se pudieran trabar complicidades.
Se habían conocido a través de esos foros que pululan por todas partes. Medio en broma, medio en serio ya llevaban escritos entre ambos casi un libro. Un par de años de agradable conversación, absurda por otra parte, visto desde la cotidianeidad para muchos.
Correo arriba y abajo, bromas, risas, algún que otro pesar y más de una buena reseña bibliográfica. Todo sin datos personales. No se habían planteado no darlos, pero tampoco eran necesarios entre ellos. No se trataba de amasar referencias aleatoriamente que no llevan a nada en concreto. No hacían falta, simplemente.

Pareciera que se conocían de toda la vida, sin haberse visto ni una sola vez. La amistad, si era posible plantearse tal concepto entre “bits y megabytes”, había surgido de manera espontánea. Tímidamente al principio, aquella manera de comunicación, fue creciendo in illo tempore. Fraguándose sobre buen anclaje y sobre todo convirtiéndose en cómplice espoleta. No por ello menos agradable que cualquiera “normal” de presencia física.

Y sin embargo, a los dos les continuaba pareciendo extraño. Falta de comunicación, soledad o cualquier término que muchos expertos opinaban de tales componendas por el medio. No, no era nada de todo eso. Los dos asumían que quizá la forma no era la perfecta, pero el fondo no planteaba resquicios. Había surgido un trato especial entre ambos. Si se podía llamar amistad, lo era, teclado o no por delante.

Quizá ninguno de los dos se había detenido a pensar que al igual que el viento, la amistad, voletea por cualquier rincón, por cualquier instante de la vida, en la forma que ella decide aparecer. Porque en cierta medida, la amistad bien entendida, es una forma como otra cualquiera de sentirse libre....

La chica de los rizos

Escrito por odyseo a las 8:52 PM | Comentarios (6) | TrackBack

20 de Febrero 2008

Almas Gemelas


Ansiaba ser guitarra en sus manos

Que puntearan las yemas de los dedos sus caderas.

Y surgieran las notas imposibles entre ambos.

Ella quiso.....


Crujió los dedos y ensalivó los labios resecos

Era su oportunidad.

Afinó con empeño y sumo celo.

Él pudo....


Pero de tanto ensayo tensaron las cuerdas al límite.

Que hoy vagan rotas entre lágrimas en clave de sol.


Ella quiso querer y él pudo hacerlo.

Pero ninguno había estudiado solfeo....


La chica de los Rizos

Escrito por odyseo a las 11:30 AM | Comentarios (11) | TrackBack

2 de Enero 2008

ADMIRACIÓN POR EL CONTRARIO

Se envidia lo que no se tiene y se admira lo que nos llama la atención. Esta observación algo simplista no está exenta de razón. Aunque discutible por otra parte.

Hace unas horas he sido envidiada sanamente por un mérito exento de tal honor. Más que envidia lo que quizá haya causado sea admiración. Ciertos porcentajes en el campo de la hematología causan admiración y/o envidia según de quién provenga. A ciertas edades ya se sabe, o ponemos las barbas a remojar o terminamos con un pastillero con alarma y GPS incorporados a razón de los tiempos que corren.
Pero dejemos los estudios clínicos personales y ajenos y centrémonos en los sentimientos hacia los contrarios. ¿Qué es la admiración? ¿Existe realmente ese sentimiento? ¿Qué nos causa admiración? ¿Por qué admiramos a ciertas personas? Es más, ¿realmente sentimos admiración por algo o alguien?
Todas absolutamente todas estas cuestiones, tienen respuesta por cada uno de nosotros acorde a nuestros planteamientos personales. La admiración para mí, al igual que un sinfín de términos, me produce una sensación ambigua. Y no llego a sostener nunca una respuesta clara y contundente. Con el paso de los años –benditos ellos- he ido evolucionando en la respuesta. Mi trabajo me ha costado, no crean. Lo admirable de los veinte, a los treinta era inadmisible, a los cuarenta risible y ahora a medio camino próximo a los cincuenta completamente fuera de lugar.

Tampoco acierto a comprender si verdaderamente he admirado algo o a alguien “a fuego y sangre”. Aunque sí he notado esa sensación placentera cuando más de uno me ha sorprendido grata e inesperadamente con algún gesto profundamente escondido en el gabán de su personalidad. De la misma manera que he sentido estima por aquellos cuyas cualidades innatas son juzgadas como extraordinarias. Pero todo ello sin demasiadas alharacas.
Por eso esta mañana y frente a un hecho insignificante en su fondo pero admirable en su forma he vuelto a recordar las sabias palabras de mi progenitora.
En una de esas colas que todos padecemos más de una vez. Un señor dos puestos hacia delante en la meta de llegada, molesto con su problemática a cuestas, ha alzado la voz pero no ha gritado. Ha hablado con educada claridad y sin insultos. Y ha hecho valer su derecho de réplica frente a un desvarío burocrático a los que tan acostumbrados estamos. Todo ello sin despeinarse ni uno solo de sus blancos y perfectamente recortados cabellos. Mientras el señor salía del lugar el resto de la cola dejó de centrarse en su persona para avanzar de puesto en la insidiosa carrera a ninguna parte. Todos menos yo, que lo observaba atentamente. Abrió la puerta en exceso malhumorado pero sin que por ello, el elemento de acceso sufriera daño alguno. Y con la misma elegancia cerró la puerta. Sin un ruido, sin un portazo. Se cumplieron las palabras que mi progenitora me decía cuando entonces me peinaba con trenzas y vestía uniforme a cuadros azules y verdes, “Para ser, mi querida niña, hay que saber estar” Quizá sin saberlo hoy haya sentido admiración por el caballero. Nada que ver seis pasos adelante, una vez ya en la calle, cuando otro señor con su prisa a cuestas me ha dejado empotrada en el tronco de un árbol que adornaba la calle. Creo que en ese momento he empezado a comprender el sentimiento de odio….

La chica de los rizos

Escrito por odyseo a las 1:03 PM | Comentarios (6) | TrackBack

12 de Octubre 2007

Caída libre

Si te dicen que caí, no malgastes tu tiempo en rosarios de palabras animosas.
Si te dicen que caí, no pregones a los cuatro vientos vaticinios inconclusos.

Si te dicen que caí, no dejes que tus lágrimas se entremezclen con la rabia o la tristeza incontenidas.
Si te dicen que caí, no pretendas explicarme los motivos de las razones puras del escenario.

Porque a pesar de la caída y las rodillas sangrantes,
como el gato libre lameré mis heridas.

Por eso, si te dicen que caí, permanece en silencio a mi lado aún en la distancia…

Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud. Aristóteles


La chica de los rizos

Escrito por odyseo a las 9:22 PM | Comentarios (6) | TrackBack

9 de Mayo 2007

Amantes

Déjame que me acerque, que suavemente acaricie tu dorso.
Que hablen mis manos por tus líneas y entresijos.
Déjame que con cadencia soñadora, tus notas, se enreden en el sentimiento.
Háblame flojito y cuéntame, tú sólo recítame.
Vénceme sin miedo y arróllame.
Siénteme, mientras suave, te dejas caer sobre mi pecho.
A fuego y pasión involúcrame. Y méceme, tan sólo acúname…

Que nos encuentren dormidos la envidia y el tiempo…


La Adjunta de los Rivales

Escrito por odyseo a las 5:59 PM | Comentarios (22) | TrackBack

3 de Mayo 2007

Viajes Martínez

Todos tenemos un Martínez en nuestras vidas. Incluso en alguna ocasión nosotros seremos un Martínez para otros. A mi Martínez particular lo conocí hace… ¿Tantos? Bueno lo conocí un día y punto, no pienso auto-flagelarme en este momento. Martínez es ese tipo agradable, algo insulso, bueno de caerse y demasiado inocente, pero que dan ganas de abrazarle cada vez que abre la boca por lo tierno que es…también de arrearle capones, porque saca de quicio al más paciente, pero esa es otra historia.
Junto a él he vivido sus enamoramientos, sus arrepentimientos, su novia formal, su boda y su estrepitoso divorcio. Incluso hemos llegado a trabajar en la misma oficina, lo cual en ocasiones ha sido…eso, ha sido. Comenzó en la oficina estrenando su divorcio junto con el de la sin par Ofelia, mi amiga del alma, y compañera de trabajo. Era enternecedor verlos suspirar por los rincones, despechado él, despechada ella. Yo fui el efecto de su feliz encuentro. La causa no fue otra, que un peculiar deseo egoísta para que me dejaran de utilizar como pañuelo de lágrimas con sus cuitas. Ahora son una pareja estable, feliz y con planteamiento de viaje a Irlanda para dentro de treinta años, mes arriba o abajo.
Esta vez la causante del entuerto no fui yo. Ellos tuvieron planeado el viaje al milímetro en su momento. Incluso Cucho, su fiel labrador, tenía casa durante el asueto de sus amos. Pero todo se fue al garete por la falta de pericia de mi Martínez. ¡¡Este chico no me aprende y no se fija en nada!!! Misterioso y compungido me llamó una tarde, Ofelia le había amenazado con separarse formalmente.
- Pero si no estáis casados ¡Martínez, por favor!
Entre cafés y nervios, me detallaba la rareza de su Ofelia.
- Ofelita ya no es la misma
- ¡¡Sin diminutivos Martínez que te arreo!!
Tras los detalles que esgrimía, realicé un pequeño tercer grado sobre los hábitos de compra de Ofelia en los últimos meses. Martínez es el proveedor oficial de la casa. Se empezó a encender la lucecita roja con sirena incorporada. Lo dejé sentado hasta mi vuelta y me marché sin dilación a reunirme con Ofelia. Dos tazas de té más tarde, cuando la susodicha pasó de la risa al llanto y de éste, al enfado en décimas de segundo, tras aullarme ante mi atenta observación de sus nuevos modales adquiridos:- ¿¡Tengo monos en la cara!? Supe perfectamente donde estaban los monos. Precisamente no estaban en la cara y desde luego no eran de feria. La dejé con una buena excusa, previo encargo al camarero de una tila doble. Martínez seguía esperándome. Cuando me vio aparecer con una sonrisa y un pequeño paquete en las manos suspiró agradecido. Sabía que traía una solución para su mal. Eso creía él. Casi tuvimos que llamar a urgencias. El par de patucos que le había comprado para que a su vez se los regalara a Ofelia, como pareja observadora y atenta, aunque no se entere de la misa a la media, fueron el detonante. Balbuceaba el pobre frases inconexas:
- ¿Cómo?... ¿esto?... ¿¡pero ha ocurrido!?
- Pues muy fácil cuando papá y mamá se quieren…¡¡Martínez, que no tienes cinco años!!
- No puedo creer…es... No... las cuentas.. salen
-¡¡Martínez!! Como pronuncies la palabra menopausia te pateo la quinta esencia varonil
Don Eulogio confirmó el estado días más tarde. No tuve que patear nada. Ofelia se congració de nuevo con Martínez por detallista y pinturero. Todo volvió a la normalidad…Bueno, todo lo que se dice todo, no. Pero eso lo relataré otro día…

(Continuará…)

La adjunta de los Rivales

Escrito por odyseo a las 8:57 PM | Comentarios (7) | TrackBack

25 de Abril 2007

Casualidades de la risa

A modo de presentación:
Hoy se inicia una nueva sección llamada Rizando el Rizo que correrá a cargo de nuestra bien querida amiga de los Rizos, que firmará con el seudónimo de la Adjunta a los Rivales. Escribirá cuando le de la gana sobre lo que le de la gana y de la forma que le apetezca. Aténganse a las consecuencias de leerla y disfrutad.

Los Rivales

CASUALIDADES DE LA RISA, por la Adjunta a los Rivales

"Eran tres, eran tres, eran tres...
eran tres con palomas en las manos...
eran tres y los tres eran hermanos
de la luz, del amor y del saber……" Alberto Cortez

Soy más amiga de las “causas” que de las “casuás”, quizá porque todo tiene un motivo, aunque no sepamos apreciarlo, ni falta que nos haga generalmente.
El azar suele jugar su papel como crupier de sala en la subsistencia, y nos deja atados a sus circunstancias de por vida o, al menos, temporalmente.

Cómo comenzó el “roce” está de más, salvo para cuatro o cinco fisgones de turno aburridos probablemente con su procelosa vida. La cuestión es que desde el principio éramos tres, cada uno en su rincón por separado. Pero que del cruce de unas risas, la complicidad bien entendida entre camaradas, pasaron a ser dos. El resultado es obvio y se puede constatar.

La tercera en discordia rondaba aquel garito o, mejor dicho, por aquel entonces los tres rondaban los mismos garitos. De nuevo una causalidad risueña reajustó el camino en dos direcciones, lo que provocó una leve interacción en el corro. Pasando de la noche a la mañana a ser tres. No sé bien si como las hijas de Elena o como las causas atenuantes de la enajenación mental transitoria. La triada estaba formada.

Lo que ha ocurrido después se veía venir y no me ha pillado por sorpresa, aunque sí me ha dejado por unas horas noqueada en mil planteamientos. Decidirme salir de las bambalinas no ha sido difícil, lo complicado será mantenerme en el entarimado….Sta. Adjunta salga al encerado por favor…Siempre he salido al mismo aún cuando no me supiera la pregunta, qué remedio queda. Además y en este caso, la causalidad es la risa compartida…et voilá… triple salto mortal con doble tirabuzón….

Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido. Voltaire

La adjunta

Escrito por odyseo a las 8:15 PM | Comentarios (22) | TrackBack