2 de Diciembre 2007

Antes sordos que mudos

No nos damos cuenta que no escuchar nos está llevando a quedarnos con la razón y con la soledad a partes iguales, fracasamos en nuestras comunicaciones personales y sí, digo fracasar porque la mayoría de las veces ni siquiera lo intentamos, estamos tan apegados al resultado que deseamos obtener (que se nos escuche) que nos olvidamos del proceso y generamos la mayoría de las veces conversaciones solo para besugos, en las que nos movemos eso sí, como pez en el agua.

No nos sabemos escuchar ni tan siquiera a nosotros mismos, no sabemos escuchar nuestros sentimientos y por tanto no los reconocemos, mientras, nuestra alma se debilita y nuestro corazón se endurece. No sabemos escuchar nuestro cuerpo hasta que nos grita mediante la enfermedad. No sabemos escuchar al planeta y éste se está quedando afónico, mientras nuestros políticos se pasan la pelota unos a otros en un juego absurdo de incomunicación absoluta.

Estos días he estado reflexionando sobre mis propios límites, me he reconocido en ese elefante pequeño al que un día para domesticarlo le ataron a una estaca de la que no pudo escapar y luego al crecer a pesar de que la cadena se había roto, continuó encadenado a sus propios miedos y no volvió a intentarlo. Tristemente así actuamos muchos de nosotros, nos creamos límites para sentirnos seguros o lo que es peor aceptamos otros como propios, con los que nada tenemos que ver y luego nos olvidamos de volver a intentarlo.

Sin embargo si mejoramos nuestra relación con las palabras, con la verdadera esencia de esas palabras que de alguna manera nos contienen, y en lugar de que nos limiten, logramos abrirnos a un diálogo enriquecedor que contribuya a nuestro crecimiento y libertad personal, si logramos conversar, expresar, escuchar lo que otros tienen que decir activamente, es posible que nos sintamos más fuertes para romper todas esas barreras y lograr que nuestro pequeño mundo personal se amplíe y potencie, ya lo dijo alguien en algún momento, en algún lugar... “La unión hace la fuerza”.

Brisa

Escrito por odyseo a las 2 de Diciembre 2007 a las 06:33 PM | TrackBack
Comentarios

Brisa, yo creo que la clave está en lo que apuntas de que no sabemos escucharnos a nosotros mismos. Si lo hiciéramos y puesto que nuestras necesidades, al menos las básicas, son en general las mismas, avanzaríamos mucho en esa comunicación.

un abrazo

Escrito por julio a las 2 de Diciembre 2007 a las 07:07 PM

Simplemente competimos incluso cuando hablamos o escuchamos. Nos obsesionamos en conversaciones transcendentales, interesantes que atraigan al interlocutor como si se tratara de un entretenimiento televisivo, presionados por mantener la audiencia. Y nos pasan por alto nuestras pequeñas cosas, las del día a día, las que al recuperarlas nos hacen conocernos mejor. Acostumbrados a imágenes rápidas, acelerados por que sí, nos sorprende no escucharnos y es que no nos damos tiempo a hablar.
Regalarnos un poco de tiempo para observar, escuchar, pensar... Ese pequeño espacio para hablarme de que soy, y no de quien soy.

Un abrazo

Escrito por Cel a las 2 de Diciembre 2007 a las 09:12 PM

JULIO: No nos escuchamos y con ello nos perdemos seguramente una oportunidad de oro para conocernos y descubrirnos, quizás sea falta de costumbre, quizás es el estress o lo que es peor porque las otras dos cosas tienen un remedio más sencillo, quizás sea el temor a no saber gestionar todo eso que somos.... aunque no necesariamente por que no nos haya de gustar.

Como bien dices, nuestras semejanzas son mucho más fuertes que lo que nos diferencia, tener eso presente sin duda facilitaría la comunicación.

Un abrazo ¡¡


CEL : Sí... a veces tenemos tanta prisa por colocar nuestra propia opinión, que apenas damos tiempo al otro para que termine su frase, nos dejamos llevar por la impaciencia y tristemente nos perdemos una parte del mensaje, la esencia del mismo.

Poder compartir nuestras pequeñas cosas, nuestra cotidianeidad, nuestros pensamientos más sencillos, esos momentos sin demasiada transcendía aparente, nos permite observar nuestros pequeños matices, tomar conciencia de nuestras emociones y así saber que somos e intentar averiguar lo que podemos llegar a SER...

Un abrazo.
Brisa

Escrito por Brisa a las 3 de Diciembre 2007 a las 12:17 AM

Cuando leo sobre este tema, siempre me acuerdo de un pequeño cuento oriental en donde alguien se quejaba de que dios no le hablaba y entonces le contestaron que dios le hablaba siempre pero que él no era capaz de escucharle por el ruido continuo a su alrededor de su propio diálogo interno. Quizás por ahí deberíamos empezar.

Escrito por odyseo a las 3 de Diciembre 2007 a las 02:58 PM

Nuestra cultura fomenta cada vez más la agitación o voracidad del pensamiento y sobre todo los canales-mas y más medios de comunicación-por dón de estos pensamientos discuren o se transmiten: hablar,hablar,hablar...Hay otra- creo-,que le da pereza hablar,comunicarse,que escucha pero no oye,es sorda.Se olvida la tendencia o cualidad conciliadora : el equilibrio,entre ambas.

Escrito por giorgiano a las 3 de Diciembre 2007 a las 11:23 PM

La comunicación tiene dos direcciones y a mucha gente se le olvida, quizás porque está encantada de conocerse y no le interesa lo que los otros le puedan decir.

Escrito por peke a las 4 de Diciembre 2007 a las 11:45 AM

Escucho a los demás, escucho al Planeta, a las estrellas y a los chimpancés que me he enterado que tienen mucha memoria numérica. Y en la soledad escucho a mis docientos treinta y cinco yoes. Después de este arduo ejercicio de escuchar, no oigo nada nuevo, y desconfío de la unidad por la unidad. Con quién y para qué. Debe ser por mi edad, que ha pasado el ecuador de la vida, y eso marca un carácter escéptico.

Escrito por Luis Amezaga a las 4 de Diciembre 2007 a las 10:59 PM

Quizas necesitemos crear un poco de silencio en torno nuestro para ser capaces de escucharnos, pero escucharnos puede dar miedo, es posible que no queramos oir lo que nuestro ser interior o nuestro corazon, puedan decirnos, podemos hablar sin parar para no oirlo... Y asi es dificil escuchar al otro.

Escrito por Aida a las 5 de Diciembre 2007 a las 12:59 AM

Es un poco inquietante no poder escuchar nada nuevo ni siquiera, cuando intentamos oír en el silencio de nuestro interior.
Cuanto más para enterarnos de lo que nos quieren decir los demás, a saber tú en qué disposición y lo que queremos oír nosotros en ese momento.
Si pensamos que una gran parte de esas situaciones se escapan a nuestro control, en parte hay que resignarse y tomárselo con un poco de filosofía... Quizás así las malas nos importen un poco menos. Saludos.

Escrito por juanito a las 5 de Diciembre 2007 a las 08:38 PM

Plas,plas,plas! bravo! Has hecho un acto de comunicación tremendamente bello y cargado de razón. Digno de Odyseo, realmente.

Un saludo compay!

-Ireneu-

Escrito por Ireneu a las 6 de Diciembre 2007 a las 01:28 AM

Bueno al fin mi conexión de internet me permite comunicarme :) vamos que iba sobre comunicación... y esa frase del título se ha hecho latente en mis intentos de solucionar el problema :)

ODYSEO: Es cierto amigo, a veces el ruído es tan alto, que se hace muy difícil que nos lleguen las palabras, así que mucho menos el contenido de cualquier mensaje, por eso quizás a veces el silencio tiene tanto valor, porque nos crea espacios para que se produzca la verdadera comunicación. Un abrazo.


GIORGIANO: Comparto contigo eso que dices... la clave como en casi todo, está en saber encontrar nuestro propio equilibrio, entre las palabras y los silencios, un exceso de unos o de otros nos desquilibran... desde fuera nos imponen el ruído, quizás convirtiendo en real aquello de.. "mucho ruído, pocas nueces.." Gracias y un abrazo Giorgiano.

PEKE: Cierto y mira que eso nos lo enseñaron desde chiquititos en la escuela, lo del emisor y receptor y viceversa, pero.. ¿No crees Peke, que muchas veces hablamos tanto, precisamente para evitar escucharnos... y así no tener que "enfrentarnos" con lo que somos..? Un abrazo :)

Escrito por Brisa a las 6 de Diciembre 2007 a las 01:00 PM

LUIS AMEZAGA: Que bien.. a mí me gustan las personas que saben escuchar, quizás porque me encantaría desarrollar mi capacidad de ESCUCHA, de esa que se escribe con mayúsculas. Pero Luis... ¿No crees, que escuchar es como mirar, que sucede aquello de, que por muchas veces que hayamos visto un mismo paisaje, siempre se pueden encontrar matices, colores, sensaciones, que no hayamos experimentado antes? Aunque solo sea por el hecho de que nosotros cada vez seamos alguien distinto a quien fuímos la última vez que lo vimos.

Luis, puede que en lugar de ser una cuestión de edad, pueda ser una cuestión experiencial, pero sea por lo que sea :) te agradezco mucho la reflexión, porque ciertamente, me has hecho ver esa frase que he escrito sobre la unidad, desde una perspectiva diferente y me ha resultado interesante. Una abrazo.


AIDA: Pues sí.. quizás mirar a los ojos a ese que parece nuestro peor enemigo, nuestro propio miedo, a saber que somos, nos impida guardar un poco de silencio, quizás por que una vez que sabemos que somos, nos puede resultar más difícil encontrar excusas para no serlo. Un abrazo :)


Escrito por Brisa a las 6 de Diciembre 2007 a las 01:17 PM

JUANITO: Hola Juanito, un poco es como eso que le preguntaba a Luis, en realidad entre ver y mirar pueden existir las mismas diferencias que entre oir y escuchar, porque una persona que nos habla y nos dice siempre lo mismo, en realidad cada vez que se repite, probablemente nos esté envíando el mismo mensaje pero nosotros podemos ser capaces de encontrar nuevas similitudes, emociones propias ante ese mismo mensaje, que podemos gestionar, aprender incluso sobre como no comunicarnos, no se... creo que cuando se está produciendo una verdadera comunicación siempre podemos encontrar matices, pero también creo que cuando se da una situación el la que uno solo tiene interés en hablar, aunque haya otro que solo escuche, no se está produciendo una verdadera comunicación entre dos seres humanos, en cualquier caso podría ser que se esté dando un acto de VOLUNTARIADO, por parte de la persona que escucha y si eso fuera así, ¿No crees que aunque el mensaje sea repetitivo la sensación puede ser bonita? :) Bueno Juanito.. no se si me he ido un poco de tu comentario, pero me he dejado llevar.. :)

Y de acuerdo contigo, en que si tenemos que observar a alguien en esa comunicación podríamos empezar con nosotros mismos.
Un abrazo.

IRENEU: Gracias Ireneu¡¡ por compararme con el Maestro Odyseo, para mí todo un honor :) pero seguramente eres tú quien ha creado esa bonita sensación de comunicación, quien ha recibido con cariño el texto, un poco como lo que intentaba explicar antes con el paisaje y la mirada que lo recibe, gracias por el bonito espacio que has creado para comunicarnos.

Un abrazo para tí Ireneu.
Brisa

Escrito por Brisa a las 6 de Diciembre 2007 a las 01:35 PM
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