Como bien saben los neurocirujanos, hablar de la memoria es hablar de algo etéreo intangible que nadie sabe muy bien dónde reside y que en todas partes puede estar. Si le preguntamos a un historiador la respuesta casi podría ser la misma. Pero si le preguntemos a un político, su respuesta será siempre el fruto de un proceso sesgado e intencionadamente parcial de selección que justifique su postura ideológica o su mera disposición adicional transitoria.
En este país que se la da de culto, casi cualquiera se atreve a hablar de historia, de memoria histórica, sin que apenas nadie, salvo los especialistas sepa muy bien de qué hablan. Recuperar la memoria no es lo mismo que hacer historia, ni siquiera pretenden que sea sinónimo de reconstruir el pasado histórico. La memoria es como una abeja, lo mismo te regala con el dulzor de su miel que te pica con su aguijón. Solo que la abeja no hace distinciones y regala y pica a todos por igual.
Me parecería bien que los políticos, que en este país saben bien poco de historia, se comprometan a aprender algo de Historia con mayúsculas mediante una ley que obligue a todos a recuperar la memoria histórica, pero sabiendo que para que esta memoria no nos lleve a engaños ponzoñosos ni se convierta en una sarta de dardos envenenados, ha de ser una memoria completa, hasta el final, desde el principio, sin acotaciones, sin límites temporales o espaciales. Porque solo así trabajan los historiadores: el pasado es único y es continuo, y tiene la virtud y el problema de que no se puede borrar. Se puede intentar ocultarlo, justificarlo, tergiversarlo (los políticos nacionalistas - y no nacionalistas - son auténticos especialistas en esta disciplina), pero no se puede borrar. Y por mucha arena que arrojemos encima, acaba reapareciendo como la tumba de un faraón, sin necesidad de leyes.
No me parece mal que se quiera decretar la restitución moral a aquellos que sufrieron los abusos y la represión durante la guerra y después de ella. Poco más se puede hacer por ellos y siempre será a título meramente simbólico por desgracia. No se les puede devolver sus vidas, sus carreras, sus casas, sus familiares, ni siquiera su dignidad y honor (los únicos que perdieron su dignidad y honor son los que no supieron comportarse como seres humanos y de eso en una guerra hay por todas partes; a los demás lo único que le pudieron quitar es la vida y esa ya no se devuelve).
A estas alturas nadie se va a revolver en su tumba, ni siquiera los viejos dictadores que sin miedo al futuro (al contrario que Pinochet) no tuvieron mayor problema en enterrarse de cuerpo entero y no ocultarse mediante las cenizas que seguro el viento arrojará en el ojo de sus enemigos. Que se haga memoria. Pero que se haga, sobre todo, Historia.
La Historia con sus datos está en los papeles y en los libros. El problema es cuando de la memoria se quiere hacer actualidad.
Escrito por Luis Amezaga a las 19 de Diciembre 2006 a las 12:09 PMEfectivamente,hacer la HISTORIA que no protagonizar la histeria.
No se les puede devolver nada pero al menos a unos y a otros dejémosles descansar en paz y honremos a los que creamos oportuno(cada cual) sin hacer demasiado ruido, se puede despertar algún indeseable ;-)
Me ha parecido interesante tu reflexión sobre el tema, pero sobre todo de este post he aprendido a utilizar con tanta facilidad esa expresión, la próxima vez reflexionaré antes de decirla :)
Un fuerte abrazo
Escrito por Brisa a las 23 de Diciembre 2006 a las 11:58 AMJUANITO: la objetividad plena es imposible incluso en aquellas que se llaman ciencias exactas. El buen historiador pretende y a veces consigue hacer una interpretación de los datos lo más objetiva posible para intentar reconstruir una explicación del pasado. Los políticos, solo pretenden que el pasado se adapte a sus objetivos fuuros inmediatos.
LUIS: la historia no está en los papeles, los libros y los datos, como la ciencia no está en una tabla de datos. La historia se hace, se construye, a partir de datos que son de muy diverso tipo y están en muchoas y diversas fuentes, y que hay que saber seleccionar, encontrar, filtrar, criticar e interpretar para dar una adecuada explicación histórica.
RIZOS: sí, en esto, como en otras tantísimas cosas, el ruido no ayuda en nada. Pero los políticos necesitan el ruido para que se les preste atención.
BRISA: mucha gente maneja los términos sin saber, solo porque en los medios se repiten de forma machacona, también sin saber.
Escrito por odyseo a las 23 de Diciembre 2006 a las 01:10 PM