La diversidad es una moda intelectual, recurrente como las plagas, universal y parece que inevitable. Lo políticamente correcto señala que en todo forum que se precie, en cualquier evento cultural, artístico, político o deportivo, se debe defender la diversidad. Si uno no defiende tal diversidad es tachado rápidamente de xenófobo, racista, o algo peor, de derechas, fascista y ultramontano. La moda obliga a celebrar la diversidad como una riqueza que debe ser protegida y potenciada.
A nadie en su sano juicio se le ocurre negar que la diversidad existe: los modos culturales, la posición social, la apariencia física, los usos lingüísticos, las creencias, son claramente diversas. Nadie más sensible a la diversidad que un racista, al que le basta una mínima diferencia en el tono y color de la piel para negarles a los otros el derecho de ciudadanía o la pertenencia de pleno derecho a la especie humana.
Sin embargo, durante los últimos siglos, la gran batalla del pensamiento ha consistido en reivindicar la igualdad fundamental de los seres humanos más allá de sus diferencias de epidermis, genealógicas, de sexo, de creencias o de costumbres. El planteamiento es bien sencillo: la diversidad es un hecho, la igualdad un derecho, por tanto una conquista. Los mayores logros revolucionarios han ido por la senda de la igualdad de derechos, la igualdad de sexos, la eliminación de discriminaciones o limitaciones. Así hasta conseguir el derecho a ser diferentes, a la diversidad. La diversidad es una riqueza siempre que dicha diversidad respete el derecho de igualdad fundamental. Un musulmán tiene derecho a serlo, pero no tiene derecho a discriminar a las mujeres, por mucha tradición religiosa que le ampare aparentemente y por mucha diversidad cultural que quiera abanderar.
Porque la verdadera riqueza humana es nuestra semejanza fundamental. Es lo que tenemos en común lo que nos permite entendernos, más allá de folklores patrios e idiomas varios. Es nuestra semejanza fundamental la que me obliga a buscar lo común entre nosotros, colaborar en empresas comunes, convivir en un marco de leyes que nos cobije por igual de las injusticias y abusos, y remediar los males que afectan a los seres humanos en todas partes del planeta.
Como decía Bertrand Rusell: Recuerda tu humanidad y olvida todo lo demás".
la diversidad enriquece, pero como tu dices, siempre que esas costumbres o modismos no contradigan los derechos humanos, es algo así como que mi libertad empieza donde termina la tuya, en fin, un gran debate.
Dark kisses
Escrito por lua a las 7 de Octubre 2004 a las 08:41 PMLa diversidad enriquece, si, y debe 'autoenriquecerse' quiero decir, que del mismo modo que una persona crece y madura, lo cual le representa grandes cambios personales, pero es importante que no pierda su esencia, igual le debe pasar a un grupo humano o cultural, es importante que todas las razas, naciones, culturas, no pierdan su esencia, pero tambien que 'maduren' y esa maduración, en todas, pasa por la comprensión y la práctica de la igualdad y el respeto. Ahí está la piedra de toque, en que algunos grupos humanos no han madurado todavía, y se resisten al proceso, pero creo que otros grupos, en teoría más 'maduros', deberían ayudarles en esa evolución, en lugar de constreñirles, agobiarles, y aprovecharse de esa immadurez.
Un beso muy grande Ody! :***
A menudo tengo la sensación de que las palabras, más que permitirnos la comunicación y el entendimiento, cavan fosos abismales entre posturas que, con frecuencia, son tan cercanas que podrían ser la misma si no fuera por ligeros matices que, ávidos de protagonismo, se van transformando, obstinada y orgullosamente, en puntos fundamentales de un pensamiento que jamás los tuvo por tales.
El problema de vivir en sociedad es que hay que delimitar muy claramente las normas que nos incluyan a todos por igual, y, paradójicamente, en ese afán de considerar absolutamente todos los supuestos para que no haya discriminación de ningún tipo, lo que tenemos que buscar son las diferencias. Y plasmarlas con las palabras adecuadas para que no haya malos entendidos ni se hieran susceptibilidades. Pareciera como si plasmar por escrito las reglas del juego impulsara automáticamente a los jugadores a buscar la manera de hacer trampa.
El otro día mi padre me comentaba que antes la palabra dada era el honor de un hombre, que no hacía falta más que una declaración de intenciones y un apretón de manos para dejar sellado un pacto con garantía. Y que ahora, sin embargo, con tanto contrato rubricado, tanta definición de condiciones y tanta letra pequeña, no hay más que tramposos buscando la manera de estafar y que, además, eso se ha convertido en lo normal.
Aunque parezca que me he ido del tema, no es así; espero que hayáis entendido algo... A veces divago demasiado.
LUA: libertad, igualdad, respeto, vav necesariamente unidos.
MOONSA: hacía tiempo que no te veía por aquí. Bienvenida de vuelta, querida amiga. Sí, efectivamente, el respeto a la diversidad y la lucha por la igualdad son dos aspectos complementarios que se deben llevar con la mayor madurez.
TRISTANA: los tiempos han cambiado, en este caso para peor. Antes bastaba la palabra, hoy la palabra está tan manipulada y puede ser tan engañosa, que necesitamos ponerla por escrito y aún así nadie nos asegura estar libres de engaño.
Escrito por Odyseo a las 8 de Octubre 2004 a las 09:09 AMNo estoy seguro de que la diversidad enriquezca. Supongo que depende de las condiciones. Lo que sí sé es que la diversidad está aquí. Está presente ahora y estaba antes. Así que creo que hay que convivir con ella.
No sé hasta qué punto cualquier diversidad permite la convivencia. Creo que la historia nos muestra diversidades que, ya por las condiciones o por multitud de causas, no pudieron convivir pacíficamente.
Y no me refiero solamente a guerras, sino también a "estados", como por ejemplo ciertas locuras agresivas. Pienso en el caso de este hombre que en Barcelona mató a dos mujeres policías.
Creo que convendría definir qué es diversidad y hasta que grado o situación es aceptable según unas condiciones dadas.
La convivencia entre personas y entre países no está lograda en muchísimos casos hoy día.
Y, aunque haya un disurso que enfatice la diversidad, también tendría que enfatizar lo que nos une, lo que nos permite una convivencia armoniosa.
Ah, me hace gracia la afirmación de que ser de derechas es peor que ser racista.
FABIAN: bien estamos de acuerdo. Tu comentario ratifica mi planteamiento: es importante buscar lo común y que nos une.
Escrito por odyseo a las 8 de Octubre 2004 a las 05:55 PMbueno, yo creo que la igualdad debe ser de derechos, no de identidades. Sin diversidad de identidades culturales que interactúen se daría un empobrecimiento bastante triste, creo yo, el "pensamiento único". Creo que buscar lo que nos une y proponer normas universales (derechos humanos) no es incompatible con cultivar modos de vida diferentes. Tal vez un universalismo ético y un relativismo cultural. :)
Escrito por Sr. S. a las 8 de Octubre 2004 a las 06:29 PMSr. S: estamos de acuerdo. Añadiría un matiz: el relativismo cultural tiene como límites los derechos universales del ser humano.
Escrito por odyseo a las 8 de Octubre 2004 a las 07:51 PMComo bien dices, la diversidad existe desde siempre. Pero se ha hecho hábito usar el lenguaje como artículo de moda, no es de extrañar que también la diversidad se convierta en una bandera de lo políticamente correcto.
Escrito por Oscarcito a las 8 de Octubre 2004 a las 08:33 PMNo acabo de ver claro. Según lo miro tanto la igualdad como la diversidad me parecen hechos, y al mismo tiempo derechos conquistados.
No acabo de ver que lo que tenemos en común sea lo que 'verdaderamente nos enriquece'.
Según lo veo es la igualdad en la diversidad, o el hecho de poder ser diferentes manteniendo la igualdad esencial.
No concibo lo uno sin lo otro.
Escrito por ubu a las 9 de Octubre 2004 a las 02:59 PM