Conocí a Padvel Zcernek en un viejo café junto al Puente de Carlos en aquella malograda primavera en que los tanques arrancaron todas las flores del parque.
Me senté a su lado y tomamos un café como si lo que ocurría fuera no fuese más que el rodaje de una película.
Tenía la extraña virtud de hacerte sentir cómodo desde el primer momento, incluso antes de mirarte con aquellos ojos grises, hundidos por tantos naufragios ajenos.
Caminamos hacia el Café Nouveau, junto a la Opera. Mientras sonaba el piano, apurando un viejo cognac, me contó a qué se había dedicado toda su vida.
- "Soy espía" -me susurró. "Pero de los corazones. Sólo preciso colocarme al lado de alguien para conocer todos sus sentimientos. No se los robo, sólo los espío y los copio en mi corazón. Luego, con sólo tocar a otra persona, le puedo transmitir el sentimiento que necesite".
Y para demostrármelo, me tocó con su mano en el hombro. Fue como si en apenas unos segundos desfilaran ante mí decenas de personas, desconocidas, con sus frustraciones, sus deseos, sus miedos, sus ambiciones: mujeres desencantadas, madres que rechazaban a su hijo, jóvenes enamorados, viejos cansados, adolescentes incomprendidos...
- "Eso que has visto y que llevo en el corazón me pesa como una gran losa. Hasta que no traspaso el sentimiento a otra persona no descanso. Pero, ¿a quién le doy los sentimientos negativos? No puedo, no soy capaz de soltarlos..."
Salimos a la calle de nuevo, al amparo de las últimas luces. Caminamos lentamente, como sin rumbo. Llegamos de nuevo al río, pero a la mitad del puente Padvel se detuvo. Entre las esculturas había visto a alguien escondido.
- ¿Qué te ocurre? -preguntó a la chica mientras la cogía del brazo.
- Ya nada. -contestó ella. Y salió corriendo hasta perderse en la cuesta hacia la ciudad alta.
Padvel permaneció callado hasta que, bruscamente se detuvo y me despidió de forma un tanto incómoda. Ni siquiera me dio la mano. No volví a verle. Pero sus ojos inundados de una tristeza infinita no los podré olvidar jamás.
Una semana después lei en el periódico la noticia de que un hombre, un tal P.Z., de 40 años, había aparecido muerto aguas abajo de la ciudad. La policía creía que se habría suicidado tirándose de algún puente.
Los tanques empezaban a retirarse, pero las flores tardarían en volver. Aquella primavera fue la más corta que se recuerda.
Dedicado a Timón, que está bajo la higuera, espiando.
Escrito por odyseo a las 18 de Junio 2004 a las 09:03 PM | TrackBackApenas quisiera que tu supiera que también venga aquí.;o) Puedo no comentar pero leo.
Un beso
jops, que historia más triste, pero hermosa, me ha gustado ody :)
Dark kisses
Escrito por lua a las 19 de Junio 2004 a las 02:09 AMEl señor Timón en estos momentos está descansando. Me acerqué a su lado y duerme. A pesar de ello, hace dos días que le descubro una sonrisa entre felíz y burlona.
El primero de esos dos días durmió toda la noche (hacía mucho, mucho tiempo que no lo hacía). Hoy ya volvió a las andadas nocturnas pero ha vuelto a la cama y desde allí se lo ve durmiendo. Lo escuché rumiando en sueños algo así como
ustedes lo querían, aquí lo tienen, metánselo por donde mejor les entre
.
Timón hoy llegó tarde a casa porque terminó de descolgar de su público despacho las reproducciones del Jinete Azul, de quitar sus libros y sus cedés, y se ha quedado inerte en el tránsito febril de la biblioteca a la caja al mirar en sus manos la colección de las sonatas de Beethoven ejecutadas por Ashkenazi que le obsequió su único abuelo que conoció, y allí pensó: dos vladimires, Kandinsky en la pared y el otro al piano. Van a estar más cómodos en el baúl de mi auto. Pobres, lo que han pasado por mi: tanto y tanto idiota que entró a verme en todos estos años y ni los registró..
Parece que ese tal Zcernek del que usted da cuenta, antes de desaparecer él para hacerlo luego muerto aguas abajo de la ciudad, se lo vio caminando y repitiendo una frase de un inglés que rezaba: Aquí en mi cercado crece un árbol que me invita a cortarlo para mi propio uso, y que debo talar pronto; díganle a mis amigos, díganle a Atenas, en orden jerárquico, desde el más grande al más pequeño, que quien quiera poner fin a su aflicción se afane por venir antes de que mi arbol haya sentido el hacha
¡Y que de él se cuelgue! Les ruego llevar este saludo mío. Eso es prueba suficiente, señor Odyseo que el último corazón que tocó Padvel fue el de Timón el martes por la mañana cuando escribió su carta de renuncia en los vibrantes colores de Marc.
Le dejaré su mensaje y le prometo que, cuando el señor Timón deje de cabalgar para ordenar un poco su cabeza se comunicará nuevamente (entre nosotros, en cuanto termine de festejar esta desconocida sensación de libertad).
Un saludo cordial y respetuoso,
Flavio (mayordomo de Timón).
Sybilla: a minha amiga, voçé sabe que pode escreber os seus comentários em portugués sem problema nenhum. Obrigado pela visita.
Lua: suponía que te iba a gustar por ese tono trsite tan de tu gusto.
Flavio: espero que el señor Timón se recupere de ese ataque de libertad autoconcedida (espero que para ello no haya quemado las naves) y esté pronto entre sus fieles amigos, dispuesto a esculpir mil historias a golpe de palabra y de ingenio.
Por correo seguiré manteniendo contacto.
Hola Odyseo: Es una historía muy bella pero triste (ya sabes que me gustan los finales felices....:) aunque se que la vida a veces no está por complacerme). Es increíble la cantidad de personas que necesitan que alguien espíe sus sentimientos.... Cuando en lugar de "oir" "escuchas" otr@s quieren compartir contigo sus sentimientos y emociones, y a veces si no tienes cuidado en soltarlos, éstos se convierten en una carga... no hay que traspasarlos, pero si soltarlos. Yo he visto tú historía como una metáfora, hay que saber "soltar" porque si no te puedes acabar ahogando en los problemas de los demás. Un besito y buen fin de semana.
Escrito por Brisa a las 19 de Junio 2004 a las 10:45 AMBRISA: no hay nada más sano que tirar de la cadena de vez en cuando. Nuestros sentimientos son como el agua que se acumula en una manguera de riego cuando está doblada: o quitas la doblez y permites que circulen, o explotan.
Buen fin de semana para tí también.
Necesitáis unas vacaciones.
Escrito por ubu a las 19 de Junio 2004 a las 12:41 PMUbu: seguramente....
Escrito por odyseo a las 19 de Junio 2004 a las 01:48 PMadmirable odyseo!!!!!!!
(mientras cae el primer higo maduro desde la higuera que alguien quiere cortar).
Un buen chiste es bueno si hace reir. Una buena hostoria, para mí es buena, si emociona.
Su historia, Ody, me ha emocionado. Gracias.
¡Ups! quería deecir "historia". Es lo que tiene hacer las cosas sin reflexionar durante horas...
Escrito por Jaio la espía a las 19 de Junio 2004 a las 04:04 PMY ahora quería decir "decir" y no "deecir". ¿Ven? Y esto, blasfemando, nos lleva a auténticos disparates.
Escrito por Jaio la espía a las 19 de Junio 2004 a las 04:06 PMPINI: muchas gracias, mariposa de pekín.
Jaio: tómese su tiempo, mi querida espía, y no corra ni blasfeme en blog ajeno, enjúguese las lágrimas de su emoción y disfrute de la lectura. Siempre me es grato verla por aquí. Gracias.
Escrito por odyseo a las 19 de Junio 2004 a las 04:51 PMOdyseo, es un bonito y tierno relato, además, escribes de maravilla, aunque eso ya lo debes de saber...Los sentimientos son el último tesoro escondido que tenemos cada uno de nosotros guardados en nuestro corazón, algunos se comparten y otros no...me hubiera gustado tocar a ese hombre (desde mi lado egoista), me habría liberado de ciertas cosas...en fin, pobre que ya no está....
un besazo
Escrito por maite a las 19 de Junio 2004 a las 06:04 PMMaite: si está, lo tienes a tu lado...
Escrito por odyseo a las 19 de Junio 2004 a las 06:51 PMy ese final, odyseo? xq ese final.. dios
Escrito por Electra a las 20 de Junio 2004 a las 04:02 PM