30 de Mayo 2004

Hopper, pintor de la soledad

Se acaba de inaugurar una magnífica exposición de Edward Hopper en la Tate Modern Gallery de Londres, ofreciendo la gran oportunidad de contemplar algunas de las mejores obras de este genial pintor norteamericano de mediados del siglo XX.
Aunque estudió a los clásicos y convivió con las vanguardias parisinas de principio de siglo, enseguida supo encontrar su propia poética pictórica personal que ya no abandonaría en toda su carrera. Hopper para algunos críticos es el pintor "cinematográfico", el pintor de "la américa moderna", para otros, con menos admiración y un cierto desdén, es el pintor "realista" (dicho esto a modo de insulto). Para mí es el pintor de la soledad, una soledad que se hace aún más intensa y dura, más espiritual, por aparecer envuelta de una luz tremenda, blanca, inhumana, casi no terrenal.
Al final de su vida, en unas declaraciones, Hopper confesaba que "quizás él no fuera muy humano" y que su único objetivo como pintor a lo largo de su dilatada carrera había consistido en "pintar el efecto del sol sobre el costado de una casa".
La luz juega un papel central en toda su obra, sin duda, como la elección de unos personajes y unos encuadres absolutamente personales: personas solitarias, en habitaciones sin apenas decoración, de hoteles, oficinas o apartamentos, o bares en medio de la noche, vistos a través de ventanas y desde el exterior, como si el autor los estuviera espiando.
Maestro a la hora de captar el instante íntimo de unos seres que se muestran plenos de desamparo, reales y sinceros, porque no sienten la presencia del observador. Así aparecen la mayoría de las mujeres de sus cuadros, con un desaliño y dejadez en sus posturas y vestidos propias de las que se saben en la intimidad de su hogar. En el fondo es como si Hopper hubiera robado unas instantáneas de sus vidas sin que ellos lo supieran, no tanto sus cuerpos como sus almas.
Pero en la falta de detalles físicos a la hora de representar los rostros de sus personajes se puede interpretar que más que interesado en retratar a unos individuos, realmente en lo que estaba interesado era en reflejar la profunda soledad del hombre contemporáneo.
Mi preferido es "Habitación de hotel", quizás por eso fue la imagen con la que inauguré mi blog de imágenes. Quienes prefieran ver el original, se pueden pasar por el Museo Thyssen-Bornemisza en Madrid. Disfruten.

Escrito por odyseo a las 30 de Mayo 2004 a las 09:11 PM | TrackBack
Comentarios

Sin rasgos aparentes, sin luz en su cara, y la luz a su alrededor, el anonimato que es lo que más sensación de soledad presta. El observado ajeno y el observador robando un poco de intimidad al personaje. Me encanta como lo has descrito a mí me refleja lo mismo su pintura. Un beso.

Escrito por Brisa a las 31 de Mayo 2004 a las 09:13 PM

Sobrecogedora escena de una gran soledad y melancolía, como es frecuente en las obras de este maestro del realismo. Un personaje femenino solitario y aislado, pensativo y concentrado se encuentra sentado sobre la cama con el equipaje sin deshacer y leyendo un libro. El escenario es una fría y geométrica habitación de hotel, símbolo en ocasiones del desvalimiento de seres humanos y de su dificultad para comunicarse y relacionarse.

Dark kisses

Escrito por lua a las 31 de Mayo 2004 a las 09:36 PM

Me parece que coincidimos en las sensaciones que nos produce. Gracias por vuestros comentarios. Me gusta sentir que coincidimos.

Escrito por odyseo a las 1 de Junio 2004 a las 08:13 AM

No conocía a Hopper, pero ya van dos bloggers que lo mentáis y admiráis, así que he hecho hoy un hueco en mi tiempo para buscar imágenes suyas. Odyseo y Brisa, para mi gusto dais en el clavo. Por cierto una imagen que he encontrado, Summer Interior, que parece una bailarina sentada de espaldas, no me preguntéis por qué pero me ha cautivado especialmente.

Escrito por Moonsa a las 1 de Junio 2004 a las 09:15 PM

Jooooo, no vi este post sobre Hopper, con lo que me encanta...

Escrito por Bo Peep a las 3 de Junio 2004 a las 03:49 PM

Y por cierto sabes que su modelo era siempre su mujer, y va envejeciendo cuadro a cuadro. Lo descubrí hace más de una década en la portada de un libro de la Duras y desde entonces me sedujo.

Escrito por Bo Peep a las 3 de Junio 2004 a las 03:52 PM
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