Si le preguntas a una persona de algún país del Tercer Mundo si en su tierra la depresión es un mal tan extendido como entre nosotros, la respuesta es que no. La razón es bien sencilla: porque no hay psiquiatras, te responden. Y es que en nuestras sociedades modernas, tecnológicas y deshumanizadas, hemos creado las condiciones más propicias para que las personas no soportemos ni el más mínimo malestar, físico o psicológico. De cualquier pequeño incidente cotidiano hacemos una tragedia de proporciones devastadoras. Resulta fácil encontrar en una conversación entre adolescentes los componentes de dicho desvarío: el chico con el que estaba saliendo desde hacía una semana le ha dejado por otra y ya el mundo se le ha venido encima; o los padres se niegan a comprarle la deseada motocicleta y el chaval se ve sumido en el pozo de la desesperación. Los adultos, por increíble que parezca, siguen esas mismas pautas a la hora de alimentar sus malestares: un jefe que no nos mira con buenos ojos; el vecino que no me saluda cuando coincidimos en el ascensor; mi pareja no atiende mis caprichos cuando se los requiero, mi mascota se ha muerto, etc., son razones suficientes para que nuestro nivel de ansiedad se dispare y lleguemos a pensar que nuestra vida es un cúmulo de desgracias de las que resulta imposible salir. En algunos casos, hemos hecho de ese supuesto dolor nuestra guía vital y, en el fondo, parece que es lo que da sentido a nuestra frustrada existencia. Necesitamos pastillas para vivir, para dormir, para no sentir, para no sufrir. Nuestra vida depende del farmaceutico más que de nosotros mismos.
Nuestros abuelos vivieron guerras y sus desastres, vivieron holocaustos, vivieron la miseria de los años del hambre y las cartillas de racionamiento, vivieron la muerte de algunos de sus hijos pequeños por enfermedades hoy incluso desaparecidas, y sin embargo, supieron salir adelante con todo eso y mantener intacta su fe en la vida y en el ser humano. Nosotros, en cambio, hemos disfrutado de indudables ventajas en comparación con ellos y nos amedrentamos ante la más mínima de las dificultades. Dios mío, el dolor en qué poca cosa lo hemos convertido.
Mmmm, vamos a ver. Somos unos quejicas, no lo niego. No paramos de observarnos y de inspeccionar si algo va mal. Pero Odyseo, en este caso me parece que hay cierta contradicción con reflexiones anteriores. Hace no demasiado, hablabas de cómo tras las mejoras sociales del último siglo, debíamos ir aspirando cada vez a más. Es decir, que la utopía de ayer era el logro de mañana, y así sicesivamente. Quizá nos estemos yendo al otro lado de la balanza, la de darle demasiada importancia a todo, después de una larga temporada de estoicismo emocional en que había que permanecer impertérritos ante la adversidad, fuese esta la muerte de la mascota o un bombardeo.
Lo siento, pero este reconocimiento de la vulnerabilidad, esta hipersensibilización si quieres, me parece un mejor camino para lograr cierto nivel de empatía con los menos afortunados. Yo no quiero vivir una guerra, no quiero sufrir en mis carnes la muerte por enfermedades ya desaparecidas de mis hijos, etc., pero el hecho de que exprese más mi dolor no significa que no vaya a sobreponerme a él. Uno se quedaba hace no mucho sin dientes y ya no había modo de volver a comer decentemente. Todas las novedades exigen un tiempo para equilibrarse: ahora estamos en una fase de abuso de cosas como los antidepresivos y demás, pero me temo que el ensayo y error es parte importantísima del desarrollo del ser humano. ¿Piensas que nos estamos volviendo unos débiles? Yo creo que nos estamos haciendo conscientes de que lo somos y que eso nos fortalecerá más adelante. Eso sí, necesitamos salir del círculo vicioso del pesimismo, que nos hace tan grandes consumidores de cosas que no necesitamos. En fin, todo tiene su cara y su cruz, su lado bueno y su lado malo. Me voy a quedar con lo bueno, sin ignorar lo malo. Como siempre.
Escrito por Zirbêth a las 2 de Junio 2005 a las 11:03 AMcreo que odyseo tiene toda la razón.
Ahora mismo, las prioridades de la gente estan totalmente alteradas, ya no importa vivir, ser feliz, ahora, una cosa puntual y absurda parece lo más importante en la vida de la gente, cuando no se le debería dar la menor importancia.
El truco para ser feliz consiste en tener claras y bien las prioridades en la vida.
Y respecto a lo que dice eo, la gente se queja por deporte, quiere conseguir las cosas, sin mover un musculo, estamos creando una generación de gente que no hace nada, pero que exige mucho a los demás!pero no a si mismos!perfeccionarse, consiste en exigirse a uno mismo, no a los demás.
un saludo
Escrito por fiz a las 2 de Junio 2005 a las 11:20 AMLo de los dientes: ahora te ponen una dentadura postiza y tu estómago no sufre tanto los efectos de una mala nutrición.
E, insistó, estoy de acuerdo en que nos quejamos de más, pero ya habrá el reajuste necesario.
Escrito por Zirbêth a las 2 de Junio 2005 a las 11:23 AMYo creo que cada cual es hijo de la época en que le ha tocado vivir, esta es una época de vacío existencial en que tratamos de llenarlo mediante el consumismo, las drogas o los tranquilizantes. Vivimos en unas condiciones impensables en la época de nuestros abuelo, pero creo que nunca estamos conformes con lo que tenemos y es muy fácil quejarse por todo.
Escrito por Perceval a las 2 de Junio 2005 a las 12:16 PMZIRBETH: creo que confundes varias cosas. Vayamos por partes. Yo no defiendo una insensibilización que nos mantenga inpertérritos ante la adversidad, sino que digo que hay que saber ajustar la sensación al estímulo: no puedo montar una tragedia porque se me ha muerto el perro, pero si debo sentir un tremendo dolor porque me haya muerto un ser querido. Expresar los sentimientos es no solo correcto y adecuado sino muy sano para nuestra psique, pero sin necesidad de agrandarlos. No defiendo volver a cualquier tiempo pasado. Tenemos que vivir en el mundo que nos ha tocado y adaptarnos a la realidad cambiante de la vida. Y eso se consigue con las armas mentales y emocionales de las que estamos dotados, pero hay que saber utilizarlas. Reconocer nuestra vulnerabilidad es bueno, pero jugar a ser vulnerables es desquiciante. Supongo que si me lees atentamente de nuevo sabrás ver la diferencia.
FIZ: tener claras las prioridades, las metas, los objetivos, los medios para conseguirlo y saber emplear todo lo que tenemos a nuestro alcance para ello es de sabios. Significa haber construido una buena escala de valores entre otras cosas. Exigirse a uno mismo es bueno si se hace con moderación y cariño (es como lo de beber vino).
PERCEVAL: es más fácil quejarse que luchar por salir adelante y algo de eso es cierto: estamos mal acostumbrados a conseguirlo todo y ya.
Escrito por odyseo a las 2 de Junio 2005 a las 01:12 PMEstoy de acuerdo contigo. La palabra depresión se ha frivolizado hasta extremos increíbles. La más pequeña frustración provoca un malestar que nos impide vivir. A todos esos que frivolizan con esa enfermedad yo les haría pasar solo un día en el pozo para que supieran lo que es de verdad y comparase.
Yo soy de las que tomo pastillas porque no me queda más remedio; soy bipolar y gracias a ellas hace seis años que no caigo en una. Sé de qué hablo por experiencia. Una cosa es que se me haya roto una uña y otra muy distinta que se me parta el alma sin saber por qué. Es una enfermedad como la úlcera y no es ningún chiste, no.
Decididamente, debo haberme expresado fatal...
Escrito por Zirbêth a las 2 de Junio 2005 a las 02:22 PMYo hacía referencia, Odyseo, a los que tú excluías. A los que como yo, el tomar pastillas, les es absolutamente necesario. Lo otro, el que se extienda el uso de, por ejemplo, depresión, es ni más ni menos, otro ejemplo más de cómo las palabras se utilizan cada vez peor. No negaba la parte en la que tienes razón, si no que hacía incapié en la parte positiva. No me he confundido, sólo he matizado.
¿Que el que se usen mal esas palabras perjudica a quienes de verdad padecen ese tipo de problemas? Por un lado, sí, pero por otro, es síntoma de que se va aceptando que eso ocurre y de que, poco a poco, el tener depresión, ansiedad, lo que sea, dejará de ser un estigma de debilidad, algo que ocultar y de lo que avergonzarse. Ya se equilibrará el uso. Y, por otro lado, los españoles siempre hemos practicado profusamente lo de "el que no llora, no mama". Ahora, le ha dado por este tipo de cosas. Y dentro de un tiempo, le dará por otra. Somos tendentes a la exageración...
Escrito por Zirbêth a las 2 de Junio 2005 a las 02:33 PMSi te he entendido bien, apuestas por tener "problemas de verdad" para evitar los quejidos del capricho.
Dicen que dios aprieta pero no ahoga. Quizá es que no podemos con más. Somos de naturaleza cada vez más frágil.
Ahora se traumatizan los niños en cuanto les dices un NO a la holandesa.
Nos hemos o nos han? es bien distinto según se pregunte ;)
Un beso, no pares ..sigue sigue :P
Es muy cierto lo que dices. Hemos creado nuevas dolencias o enfermedades que no existían hace 20 años (por decir una cifra): anorexia, bulimia, depresión...
Escrito por scape95 a las 2 de Junio 2005 a las 07:52 PMDesde luego me parece terrible que la depresión se frivolice, y hay mucha gente que lo hace, no te digo que no, pero también hay mucha gente que padece (padecemos?) transtornos emocionales y psicológicos muy serios, que como bien dice peke te parten el alma, transtornos que te pueden dejar temporal o permanentemente incapacitado, transtornos que pueden llegar a producirte incluso enfermedades graves que afecten directamente a la parte más puramente fisiológica de un@. La depresión y todos sus primos hermanos son males de una época, de una época de insatisfacción, de una época en la que el ser humano se ha convertido en un agente de producción global, al que, efectivamente, si se "arruga", se le da un Prozac para que siga en esa línea de producción por la mañana, y un diazepam para que pueda descansar por la noche (a fin de estar fresquito y listo para la línea por la mañana, al que se le dice que cambie de trabajo, o de ambiente, cuando quizás el paciente-cliente no tiene para pagar el alquiler, una época de insatisfacción, frustración, sensación de fracaso, miedo a no llegar adónde el entorno te exige...el Tercer Mundo padece unos miedos, unos dolores, diferentes de los nuestros, y quizás más parecidos a esos que hablas de los abuelos. Pero el dolor amigo Ody, tiene mil caras, y las indudables ventajas de las que tu hablas, tal vez no sean tan ventajosas. Y la asistencia sanitaria a las enfermedades de tipo mental y emocional es con toda seguridad deficiente, en cantidad y en calidad. Entre todo ese caos, si, hay gente (por lo general gente con buenos, a muy buenos medios económicos) que juega a estar depre, que tiene un psicoanalista porque sino casí estaría demodé, fuera de onda, pero son los menos, Ody, el dolor es real, y grande. Bueno me callo, se me está viendo mucho el plumero de la experiencia propia :))) pero no hablo sólo por mi, te lo aseguro, creo que hablo, por desgracia, por millones de personas. Una última cosa, quizás los que más están frivolizando y generalizando con el tema, sean los psiquiatras.... (sin generalizar ;) )
Escrito por Moonsa a las 2 de Junio 2005 a las 08:48 PMpodría hablar del dolor de verdad, de hecho lo se hacer en mi blog a menudo. por que convivo con el, pero hay algo importante que rescato: el ser humano no puede vivir sin sufriento, por que del dolor se aprende y a veces pienso que este dolor que hoy tengo, que no me deja hace ya 4 años -fisico- lo cambiaria con gusto por un dolorcillo de los que antes tenía y que me parecian enormes e insoportables. Cada quien es responsable de su dolor y de aprender de el. Te aseguro que hoy por hoy no me atrevo a dimensionar ni a juzgar el dolor de nadie.
Un beso Odiseo
Pues no sé si de este lado del atlántico sufriremos menos de depresión, aunque lo dudo. La tasa de suicidios entre los integrantes de la policía nacional civil es un ejemplo demasiado extremo de ello. Lo que sí deben de ser diferentes son las causas.
Leyendo tu post y las respuestas de cada uno, me parece que habría que distinguir entre dolor y sufrimiento. Es cierto, todo el mundo siente dolor. El que este se convierta en sufrimiento depende de cada persona.
Que en el tercer mundo el sufrimiento lo produzcan cosas que posiblemente en Europa ya estén superadas, es válido. Maslow indica que cuando se resuelven las necesidades básicas, comienzan a surgir otras que mayor nivel. Me parece que en el primer mundo, resueltas las necesidades básicas, pues sería válido que el sufrimiento entrara por otra vía.
Tal y como apunta Zirbêth, podría que el péndulo ahora se dirija hacia una etapa de "ombliguismo" tal y como escribías en tu anterior post sobre la enorme cantidad de libros de autoayuda que existen en el mercado.
Este ombliguismo nos lleva a sufrir por cosas banales o irrelevantes, pues no tenemos otra vara de medida para nuestro dolor. En la medida que tengamos conciencia de "el otro" pues tendremos un parámetro para saber si nuestro sufrimiento está sobredimensionado.
Igual, no estoy escribiendo sobre casos que necesiten ayuda profesional o medicación especial. Me refiero a los casos en los que sufrimos innecesariamente, simplemente por no levantar la mirada y ver el mundo.
Escrito por Aldebarán a las 2 de Junio 2005 a las 11:33 PMLIGUS: creo que ambas cosas, amiga. Sigue mejorando.
SCAPE95: efectivamente, son nuevas y son fruto de nuestra nueva mentalidad en muchos casos.
MOONSA: te doy toda la razón. Yo sólo digo, que a ese dolor que tiene mil caras, hay que colocarlo en su sitio. Lo único que estoy defendiendo es el desarrollar la capacidad de valorar en su justa medida el dolor y las emociones en general.
GABRIELA: bastante tenemos con aprender a saber dimensionar el nuestro propio, no te parece?
ALDEBARAN: la cita de Maslow es muy apropiada para lo que estamos hablando. Me viene a la cabeza un libro de otro psicólogo de la misma escuela de Maslow, Victor Frankl, cuando habla del Hombre en Busca de Sentido. El dolor se soporta cuando la vida tiene sentido (él hablaba desde su experiencia en los campos de concentración alemanes). Quizás el problema final es ese: nuestras vidas no tienen sentido y el dolor es uno de los síntomas.
Es que somos felices quejándonos, dando pena, autosaboteando nuestros sentimientos,...
De todos modos yo debo ser uno de esos "bichos raros" que nunca ha acudido al sicólogo ni ha tomado pastis para la ansiedad O_o
Dark kisses
Escrito por lua a las 3 de Junio 2005 a las 11:01 AMLUA: supongo que conoces el apelativo de quienes disfrutan de esa peculiar manera ;-))
Escrito por odyseo a las 3 de Junio 2005 a las 11:38 AMCreo que en general tienes razón, pero más bien pienso que todas las personas sufrimos lo mismo, aunque por distintos motivos. Creo que es algo así como que todos necesitamos pasarlo mal, y por eso magnificamos nuestros no-problemas; y por eso las personas que realmente tienen vidas durísimas son capaces de salir adelante.
De todas formas yo también veo ridiculo que la gente vaya al psicólogo como quien pone la TV, hemos dejado de lado las capacidades innatas en el ser humano para ayudarnos a nosotros mismos y nos hemos dejado en manos de compuestos químicos, es absurdo.
Un besote!!!
CARMEN: pero ¿de dónde se saca la gente que tenemos que pasarlo mal y que tenemos que hacer tragedias de nuestros no-problemas?
Escrito por odyseo a las 3 de Junio 2005 a las 04:22 PMTotalmente de acuerdo. Hubiera firmado ese post.
Escrito por mestebanez a las 3 de Junio 2005 a las 06:39 PMEs cierto todo lo que dices. Cada vez nos comportamos más como niños consentidos, pero a mí me gustaría que llegara de una vez por todas el momento en que nadie se muriese de hambre ni analfabeto, pese a todos los males que el desarrollo conlleve.
Escrito por Ella y su orgía a las 3 de Junio 2005 a las 08:26 PMMESTEBANEZ: gracias.
ELLA: en una sociedad de niños consentidos es dificil realizar determinadas cosas que requieren el esfuerzo de todos.
Escrito por odyseo a las 4 de Junio 2005 a las 05:36 PMA todos los FREUD que dicen salvarnos
Estoy presta, desde el ángulo de la Paz
Para buscar
la razón
de las sinrazones.
Ni los escribas,
ni los eruditos,
ni los que ya tenían fe,
ahondaron en los misterios
de mi pregón plañidero.
Fue necesario
de ses pe ra da men te
dispararme en infinitos átomos.
Jugar endemoniado juego:
descubrir desde mis infiernos
el cielo que reside dentro.
Bastaron,
la reverberación
de tu voz.
Los atenuados gestos.
Para encontrar la luz
profunda en mi estructura...
_"No hay nada que buscar"
_"ningún lugar adónde ir"
_"sólo llegar a comprender"
_"que estamos allí".
La conciencia
desnuda Doncella
declarándose
exquisita inconsciencia.
Abrí los brazos.
Aspiré libertad desde la hondura de la paz...
Pero aún no eres Dios.........
.............Sin embargo................
_Escrita por una habitante de un país del tercer mundo.
Se las envía para sólo refutar la parcial mirada que muchos ponen sobre estos países. Aquí también tenemos psiquiatras. Excelentes psiquiatras.
A lo mejor nuestra ventaja, es que vamos a consulta sólo cuando las circunstancias de la vida nos desborda;lo contrario pareciera que pasa por el viejo mundo.
SERRANA4: quizás si comentaras de qué pais concretamente hablas, podríamos comparar situaciones. Sin duda tienes razón: en el primer mundo estamos locos.
Escrito por odyseo a las 5 de Junio 2005 a las 08:27 PM´serrana 4 responde
Soy argentina.
Pero quiero dejar sentado que Odyseo me dá la razón por algo que no he dicho.
No pienso que los europeos son locos.
Creo que al estar rodeados de otros contextos se pierde un poco la visión de otras realidades. Igual, seguramente, me sucede a mí.(No es lo mismo que me digan que el chocolate es sabroso, a que me lo den, yo lo pruebe, y luego de mi
parecer)
(Pido disculpas po confundir con la identidad. Les he dado el nombre de mi blog en lugar del nombre que suelo usar)