Nuestro paso por la vida es efímero aunque no nos guste reconocerlo y nos cueste mucho aceptarlo. De jóvenes pensamos que la muerte es algo que siempre le ocurre a los demás. Nos sentimos inmortales, como si nada nos pudiera afectar. Cuando se cumplen los años de la "edad media", la crisis consecuente nos devuelve, como por sorpresa, a un mundo finito y una vida con fecha de caducidad. De pronto caemos del pedestal de la inmortalidad y nos sentimos frágiles y desvalidos. Nos encontramos de cara con el tiempo, "siempre desertor de un pasado, siempre codicioso de un porvenir" como decía Borges.
El viaje, entonces, parece entrar en una desenfrenada carrera cuesta abajo. Todo envejece a nuestro alrededor: la casa donde habitamos ya no es acojedora y agradable, sino un depósito de polvo y cacharros inútiles; los vecinos ya no son aquellos con los que bromeábamos al subir las escaleras a grandes zancadas, sino unos seres desvalidos que buscan en ti el consuelo que no encuentran en su propia familia; tu trabajo ya es agua pasada y nadie te recuerda en la oficina ni en el banco. Pasas a ser invisible, como todo aquello que no gusta, ni atrae, ni entretiene, ni emociona. Entonces sientes la mayor desgracia que una persona puede sentir al final de una vida: el olvido
"No te preocupes, muy pronto nadie se acordará de ti y tú de nada te acordarás" Marco Aurelio
Escrito por odyseo a las 24 de Noviembre 2004 a las 08:36 PM | TrackBackOdyseo, noto cierto pesimismo en tus palabras.
Escrito por Juwe a las 24 de Noviembre 2004 a las 08:30 PMJUWE: creo que no es pesimismo, sino una fuerte dosis de realismo mal digerida.;-))
Escrito por odyseo a las 24 de Noviembre 2004 a las 08:40 PMYo no temo a la muerte, temo estar viva, temo el proceso de morir porque lo que me duele es el dolor y no la desaparición, que al fin y al cabo no es más que alivio. Lo que asusta no es morir, sino darte cuenta de que te mueres; y, sin embargo, si fuéramos realmente conscientes de la transitoriedad de nuestras vidas, es posible que fuésemos capaces de exprimirles todo el jugo y disfrutar sin preocuparnos con necedades sin importancia. Pero no podemos; yo, al menos, no puedo, y temo que incluso con ochenta años, si llego, viva cada segundo como si fuera a durar eternamente, angustiándome por las mismas o parecidas estupideces.
Escrito por Anabel a las 24 de Noviembre 2004 a las 10:00 PMOdyseo...realismo...y pesimismo; es cierto que durante una etapa de nuestra vida nos sentimos invulnerables e inmortales, no somos conscientes de lo que es en verdad la vida, pero igual que tampoco somos conscientes de otras muchas cosas. Y es cierto; pensar en morir da vértigo, y miedo, mucho miedo, ahí es donde todas las personas nos igualamos, algo bueno tenía que tener. De todas formas la vida es maravillosa y hay que disfrutarla, como dice Anabel, y aunque tengamos fecha de caducidad el hecho es que estamos vivos, y que mientras sigamos así lo único que tenemos es la capacidad de decisión para aprovechar cada momento de la mejor forma posible, o no, pero eso ya es cosa de cada uno.
De todas formas no creo que por envejecer caigas en el olvido necesariamente, nisiquiera una vez muertos los que nos quieren nos olvidan.
¿Crees de verdad que cualquier persona anciana es infeliz y que a nadie le importa lo que la ocurra? Yo no, tampoco creo que todo sea color de rosa, pero lo que está claro es que perder nuestro limitado tiempo en sentirnos olvidados no es lo mejor que podemos hacer. ;)
Un besazo!!!!!!
Una cosa es ser consciente de nuestro efímero paso por el mundo, y otra muy distinta tenerle miedo a la muerte, o al olvido. El miedo al olvido es el miedo a la soledad. Me preocupa más que nadie piense en mí ahora que vivo que el hecho de que no haya quien lo haga cuando ya haya muerto. Respecto a ser invisible... A veces es un descanso.
Escrito por Zirbêth a las 24 de Noviembre 2004 a las 11:46 PMANABEL: entiendo tu punto de vista y me parece muy adecuado: el miedo al proceso de morir, el miedo al dolor, es, muchas veces, mayor que a la propia muerte. Gracias por tu comentario.
CARMEN: me encanta tu vitalidad. Es cierto, no tiene sentido, pasarse la vida preocupado por lo que vaya a ocurrir tras la muerte (no ocurrirá nada), sino que se trata de disfrutar de la vida en el momento presente.
ZIRBETH: ser invisibles está bien en algunos momentos, pero creo que no lo soportaríamos si se tratara de una situación continua, porque significaría que no le importamos a nadie.
Escrito por odyseo a las 25 de Noviembre 2004 a las 09:53 AMOdyseo,
Que sólo envejece la materia no es ningún descubrimiento que haga esta Mariposa. Y que tenemos la edad que tiene nuestra Alma, tampoco.
En mi caso, desde que cumplí los 17 (y ya hace tiempo de eso...) me "deprimo" cuando llega mi cumpleaños. Pero no porque me sienta vieja (nunca lo seré y eso lo sé), sino porque me queda un año menos de Vida, para exprimirla, para sentirla, para sufrirla.
A mí una vida no me es suficiente. Ni dos ni tres. Por eso la vivo con el convencimiento (casi obsesión) de que cuando tenga la cara llena de arrugas (pero el corazón como la seda) podré mirar atrás y lamentarme tal vez de alguna cosa que me quedó por hacer. Pero jamás de todo lo que hice. Bueno o malo.
Besos voladores ;-)
Escrito por La Mariposa a las 25 de Noviembre 2004 a las 09:58 AMPor supuesto, Odyseo, me refería a la invisibilidad a ratos. Pues tan malo me parece ser constantemente ignorada como estar a perpetuidad en el centro de todas las miradas.
También yo soy consciente de como mi cuerpo envejece, pero es precio bajo para lo que mi mente gana en el proceso. Con diecisiete mi piel era un gustazo, mi cuerpo, elástico y resistente a noches sin dormir contínuas, pero mi cerebro. Mi cerebro está mucho mejor ahora, y eso no lo cambio por nada del mundo. Mi cerebro y mi corazón.
Por lo demás, estoy totalmente de acuerdo con Mariposa, y añado: ah, que horrible sensación la de que no voy a poder leer todo lo que me gustaría. Que los dioses me conserven la vista por muchos años, por favor...
Escrito por Zirbêth a las 25 de Noviembre 2004 a las 10:17 AMEn un mundo como el nuestro es difícil asumir la muerte. La muerte es el límite de todo y nos han hecho creer que somos infinitos, todopoderosos, ilimitados.Antiguamente uno tomaba conciencia de nuestra finitud antes: Se iba la luz a menudo, en casa no siempre había de todo, los recursos eran excasos o muy excasos, usábamos libros de nuestros hermanos, no teníamos vacaciones, las arrrugas salían antes,poner una conferencia telefónica llevaba horas, recorrer 300 Km. te llevada diez horas. etc. etc. Hoy vamos en dirección contraria, da la sensación de que lo podemos todo, que podemos con todo (sea como sea), los recursos materiales en muchos casos muchos, las consecuencias del paso del tiempo aparecen a más edad, se han reducido las distancias en el mundo enormemente, la comunicacion es inmediata con cualquier zona del mundo.
Algunos sin embargo ya hemos recibido noticia de nuestra finitud hace tiempo: todos los lunes,y no precísamente en el trabajo.
MARIPOSA: da gusto verte "madurar", porque el cuerpo te cambiará pero tu ser será siempre más sabio. Ojalá pueda seguirte en el proceso (no sólo en esta vida ;-)).
ZIRBETH: por supuesto, estoy seguro de que es así.
RIVAL: a eso nos ha conducido la sustitución de la fe en ídolos y dioses, por la fe (ciega) en la tecnología. La velocidad con que se vive no es sinónimo de disfrute y digestión, sino de atragantamiento. ¿Tienes algún problema los lunes? ;-)))))))
Escrito por odyseo a las 25 de Noviembre 2004 a las 12:12 PMPues si te vuelves invisible nada más fácil que cubrirte con un spray rosa fosforescente y resaltarás entre la multitud.
Cómo último recurso están los chalequitos estos reflectantes (fashión no son!!!) pero te verán a kilómetros :D
Dark kisses
Escrito por lua a las 25 de Noviembre 2004 a las 12:53 PMCagontó, por un día que no pensaba en eso, vas tú y me lo recuerdas!
ksdklasdjfklasdjfk!
Bueno, si tendré que perdonarte porque es nua gran verdad, y las verdades joden pero nos sitúan, y nos dan sentido.
Biquiños.
No voy a decir nada que no se haya dicho ya.
Para mí fue muy fuerte comprobar la realidad de la muerte; durante dos o tres años se me murieron más conocidos, amigos y parientes que aquello era salir de una y entrar en otra. Eran de todas las edades y condiciones; desde una alumna de 15 años, otros dos de 18, pasando por una amiga de cincuenta, un amigo de 33 y mi suegro de 82.
Como soy muy egoísta lloraba porque ya los echaba de menos y sabía que su ausencia física era irremediable. Me acuerdo de todos y cada uno de mis muertos, si no todos los días, con mucha frecuencia. Comprendo que la muerte no es más que una fase más de la vida y aprendí a aceptarlo sin dolor.
Ahora procuro vivir mis días aprovechándolos sin prisas, demorarme en cada cosa que hago y disfrutarla a fondo. Y sobre todo, ante todo, mucha calma.
Porque no se puede luchar contra ciertas realidades, ni contra determinados proceso vitales. Cuando la pila se agota, se agotó; te vas dando cuenta con los años y hasta le ves su encanto. Porque la vida no es más maravillosa a los veinte que a los treinta. Juro por mi honor que no volvería a esas décadas ni pagándome en estrellas del cielo. Estoy acabando la cuarentena y confío plenamente en que en la cincuentena estaré mejor que ahora, más serena, más conforme conmigo misma y con los demás, sacándole más jugo y más placer a la vida que antes.
Es mi opinión, ¡eh!, basada en mi experiencia, y ya sabemos que la experiencia de cada uno solo vale para uno mismo.
LUA: ;-)
MARIA: lo siento, chica, pero qué quieres, a uno le entra la neura....
PEKE: creo que tu actitud es toda una lección de madurez y sabiduría. Te envidio.
Escrito por odyseo a las 25 de Noviembre 2004 a las 05:35 PMPEKE: da igual el camino que hayas seguido. Es tu responsabilidad haber buscado la manera de llegar a donde estás... y tu mérito.
Escrito por odyseo a las 25 de Noviembre 2004 a las 07:45 PMCuando ayer leí este artículo quise contestarlo, pero en un momento en que no tuviera prisa. Cada vez más (tengo casi 60 años) acepto la muerte como algo "beneficioso", tanto para el individuo como para la sociedad y el planeta. Sería horrible vivir siempre.
Y también acepto complaciente el olvido. Incluso en vida (aunque en este caso, parcial. No el olvido de la propia familia). Cambio de trabajo, pues ya está. No tienen por qué recordarme. Ahora son ellos quienes siguen en el trabajo.
Los afectos son los que no nos dejan olvidar, claro. Pero éstos, como todo en la vida, son mudables (diferente a "cambiantes"). Mudan: se debilitan unos y nacen otros. Los débiles se olvidan. Es como debe ser. ¡Y problemático cuando no ocurre así!
discutiendo sobre lo que hay despues de la muerte
hace un par de meses con mi pareja me dijo una frase muy bonita, que es muy parecida al dicho clásico del arte permanece las personas se van. pues me dijo que tras la muerte no hay nada, pero realmente no morimos seguimos vivos en la mente de aquellos a los que hicimos felices o incluso infelices, mira franco tras tantos años muerto sigue vivo en las mentes y hay gente a la que solo oir su nombre ya le causa pavor. esperemos que el resto de nosotros por lo menos dejemos un recuerdo vivo un tanto más agradable
FABIAN: desde esa perspectiva las cosas cambian, sin duda. Conseguir el perfecto desapego de las cosas y de las personas es un síntoma de sabiduría y plenitud, pero resulta dificil y duro. Las personas solemos tener resistencia a los cambios, temor ante lo que pueda venir, y muchas veces, esos sentimientos nos impiden vivir el día y el momento presente. Tú que eres jugador de ajedrez sabes perfectamente que el buen jugador planifica su estrategia con varias jugadas de antelación. Tiene visión amplia, pero no pierde de vista la jugada que tiene entre manos.
Gracias por tu comentario. Sin duda, nos enriquece a todos.
Saludos
LORENA: será dificil que tu vayas a dejar un mal recuerdo en nadie. ;-))
Escrito por odyseo a las 26 de Noviembre 2004 a las 01:11 PM