21 de Noviembre 2004

Limpiar las palabras

Limpiar las palabras, recuperar su esencia, sus significados perdidos, volver a revisar los viejos conceptos, mirar detrás de la apariencia... Hace unos días, en la Biblioteca Nacional se celebraba un encuentro con motivo de la II Mostra Portuguesa en la que participaron, entre otros, Luis García Montero y José Saramago. Ambos coincidían en la necesidad de limpiar las palabras.
Palabras como responsabilidad, justicia, en una sociedad que tiene doblado el cuello de tanto mirar para otro lado; palabras como referencia moral, ley, lealtad, coherencia, democracia, ciudadanía, en un mundo cuyos ojos están velados por el pañuelo de la televisión y el consumo.
No hemos venido a este mundo simplemente para tener coche. Solo la palabra nos puede sacar de la cárcel dorada en que nos hemos recluido voluntariamente. La palabra es un arma de doble filo, pues de ella se sirven para engañarnos con promesas fáciles y biensonantes, adaptando su sibilino silbido a nuestros deseosos oídos de torpe humano vanidoso y terreno; pero también la palabra es el arma con la que podemos revolucionar la vida y despojarnos del traje carcelario que nos impone la moda al uso.
Recuperar el valor real de las palabras es conquistar la realidad y allí reside nuestra libertad esperando a que la reconquistemos. La palabra es nuestro mayor conjuro contra la muerte dulce de los aletargados, alienados, dormidos, en una vida de continua huída sin salir de la jaula. La palabra es la llave que abre nuestra celda y dobla los barrotes, la palabra verdadera, la que realmente significa algo para nosotros y para el otro, la nuestra.
Recuperar la voz y la palabra que reclamaba el poeta y que hemos perdido en algún lugar impreciso de nuestra vida, en la cuneta de nuestra memoria. Podéis intentarlo con la palabra amor y seguir con la palabra compasión, humanidad, valor, libertad, responsabilidad, justicia, diálogo, convivencia, tolerancia, miedo, ignorancia.... Al final habremos limpiado la palabra verdad y la habremos hecho nuestra.

Escrito por odyseo a las 21 de Noviembre 2004 a las 08:40 PM | TrackBack
Comentarios

El problema es que hay muchos que se dedican a manchar nuestras palabras y a engañarnos vilmente con sus "verdades". Mientras cada ciudadano individualmente fuera capaz de mantener sus principios incorruptos estaríamos a salvo de caer en su trampa, pero estamos rodeados de montones de mensajes que nos incitan a ser superficiales y a olvidar aquello que tenemos más dentro de cada uno de nosotros, nuestros valores...que en el fondo son los valores universales, humanidad, solidaridad...
Recuperémoslos pues y veremos la sociedad desde una óptica mucho más transparente, y podremos entonces saber a qué atenernos ante todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Pero mientras sigamos intoxicados por mensajes inciertos todo lo que pase será juzgado a partir de valores menoscabados.
Y cuando hablo de valores me refiero simplemente a los inherentes al ser humano, no entro en ideas políticas ni similares, pero todas las personas hemos de amarnos, solidarizarnos, y ayudarnos; y parece que gracias al materialismo actual eso ya no se lleva.

Escrito por Carmen a las 21 de Noviembre 2004 a las 08:41 PM

Sólo con hechos podemos limpiar las palabras, como dice el viejo refrán, "Obras son amores, y no buenas razones". Sólo hay palabras limpias cuando detrás de las palabras hay seres humanos que las sustentan con su manera de vivir el día a día.

Escrito por Moonsa a las 21 de Noviembre 2004 a las 09:06 PM

Dificil tarea la de limpiar las palabras cuando ya estamos instalándonos en el "Reino de la Mentira",y precisamente la munición de éste es el dar a las palabras un significado distinto o contrario a lo que tradicionalmente entendíamos y querían decir.
Es el mecanismo básico de la demagogia y la manipulación informativa,que "sólo" pretende propagar la confusión,con el objetivo de garantizarse la inmunidad acerca de hechos o decisiones que llamadas por su nombre serían además de injustificables, totalmente inaceptables.
Me temo que vamos a tener que acostumbrarnos a que una palabra pueda significar cosas distintas o contradictorias y ésto es un trágico problema
que espero que personas como Saramago puedan ayudarnos a combatir. Saludos.

Escrito por juanito a las 21 de Noviembre 2004 a las 09:36 PM

Muy bien expresado. Tenemos que reeducarnos, que velar con la curiosidad afilada por nuestra responsabilidad para con nosotros mismos y el mundo en que vivimos. Hay que echar mano del diccionario cada vez que aparezca una duda. Demasiada manipulación de los significados nos rodea. Cuan vacías suenan ciertas palabras en boca de políticos y empresarios. Un beso.

Escrito por Zirbêth a las 21 de Noviembre 2004 a las 09:37 PM

Me acabo de acordar que leí el otro día en el blog de Eduardo Haro Tecglen que la Academia de la Lengua hace poco había cambiado la definición de "fundamentalismo" para adecuarla a la actualidad, y la habían definido como "restaurar la pureza islámica por la aplicación estricta de la ley coránica a la vida social". Me quedé pasmada. No entiendo porqué hay que adecuar el significado de una palabra a una manifestación del mismo.

Escrito por Carmen a las 21 de Noviembre 2004 a las 10:48 PM

CARMEN: creo que se trata de una labor en la que los valores personales están en juego. De otra manera es imposible.

MOONSA: efectivamente, limpiar las palabras y devolverles su significado exige que detrás exista una persona íntegra y coherente.

JUANITO: quiénes nos han instalado en ese mundo de mentiras?

ZIRBETH: reeducación, triste pero necesario.

CARMEN: la primera manipulación empieza en el diccionario!!!!! Qué triste!!!

Escrito por odyseo a las 22 de Noviembre 2004 a las 08:25 AM

ME QUEDA LA PALABRA

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

BLAS DE OTERO

Besos voladores ;-)

Escrito por La Mariposa a las 22 de Noviembre 2004 a las 10:30 AM

MARIPOSA: gracias por el regalo del poema de Blas de Otero.

Escrito por odyseo a las 22 de Noviembre 2004 a las 11:11 AM

Oye no puedo evitar decirlo, que fuerte lo del diccionario que dice Carmen! Carmen podrías darnos el enlace de ese blog? Me gustaría leer el post completo, si fuera posible :))Gracias.

Escrito por Moonsa a las 22 de Noviembre 2004 a las 02:05 PM

http://www.eduardoharotecglen.net/blog/
Es el post que se llama fundamentalismo

Escrito por Carmen a las 22 de Noviembre 2004 a las 02:50 PM

Limpiar las palabras no es tarea fácil, los códigos culturales van cambiando y junto a ellos tambien la significación de las palabras. Pero hay palabras inmutables como las que has nombrado que no responden a su significado por muchas razones pero la razón más evidente es el "manoseo" la "liviandad" con que son utilizadas...

Un beso Odyseo, hace días que intento postear en tu bitacora pero siempre me da error una vez que envio el mensaje... veamos si esta es la vencida ;)

Escrito por Gabriela a las 22 de Noviembre 2004 a las 02:52 PM

Copio y pego las tres acepciones que da la RAE sobre la palabra:
"fundamentalismo.
1. m. Movimiento religioso y político de masas que pretende restaurar la pureza islámica mediante la aplicación estricta de la ley coránica a la vida social.
2. m. Creencia religiosa basada en una interpretación literal de la Biblia, surgida en Norteamérica en coincidencia con la Primera Guerra Mundial.
3. m. Exigencia intransigente de sometimiento a una doctrina o práctica establecida."

Escrito por Fabián a las 22 de Noviembre 2004 a las 03:33 PM

Yo creo que cada persona da a conocer "sus verdades" más con las obras que con las palabras. Cuando sus palabras coinciden con sus obras, puede estar equivocado, pero es o parece sincero y, para mí, sus palabras me parecerán "limpias". Cuando los hechos y las palabras no coinciden -en trazos generales siempre - me origina cierta desconfianza.

Pero creo que la contradicción siempre está presente en algún aspecto. Temo que ninguna persona tiene todo el saber, todo el conocimiento. Y estas ausencias de saber son las que hacen que nos contradigamos a nosotros mismos.

Así que me parece que coincido con quienes buscan o analizan la relación entre palabras y conductas.

Escrito por Fabián a las 22 de Noviembre 2004 a las 03:41 PM

Limpiar las Palabras...Maravilloso....concepto y creo que una Fuerza increible para modificar ,para transformar......Espero poner una milesima de granito de arena para ello....Besos.

Escrito por lunaaaaa a las 22 de Noviembre 2004 a las 04:13 PM

MOONSA: también lo puedes leer en el periódico el Pais, donde tiene una columna.

GABRIELA: la banalidad es una enfermedad que afecta de forma endémica al planeta y que se come y contamina todo a su alrededor. Habría que preguntarse qué colectivos son los que más contaminan y aplicarles un Kyoto lingüístico.

FABIAN:tienes toda la razón, hay que buscar siempre la relación coherente o no entre las palabras y las conductas, pero tambien hay que buscar los significados originales, a veces olvidados entre una maraña de malos usos.

LUA: pues ánimo y ponte en marcha.

Escrito por odyseo a las 22 de Noviembre 2004 a las 05:16 PM

Gran post, Ody, creo que para empezar podriamos hecharle una manito de jabón a la palabra integridad y que los que se la autoaplican lo demuestren que las palabras acaban cobrando vida de la mano de los hechos.

Un beso.

Escrito por shered a las 23 de Noviembre 2004 a las 03:34 PM
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