19 de Noviembre 2004

La música de la vida

La música para mí es como el aire. Nos envuelve. Me permite vivir. Hacer memoria de mi vida implicaría volver a escuchar toda la música que he sentido. Todo tiene música en la vida y cada momento, cada persona, cada lugar, tiene su propia melodía. Sólo hay que escuchar, prestar atención y hacer un poco de silencio y, como de forma mágica, poco a poco irá apareciendo el sonido. Al prinicipio es un sonido muy leve, como lejano, pero enseguida el murmullo se convierte en sonido claramente audible y el ritmo se apodera de toda la cabeza.
Los menos acostumbrados sólo lo oyen en situaciones muy especiales. Algunos, desgraciadamente, son sordos incapaces de atender a la más mínima vibración. Pero los que gozamos de la capacidad de oir el sonido de la vida, sabemos qué es la música y a qué suena cada instante de nuestras existencias.
La música cambia, no siempre suena la misma en los mismos lugares o con las mismas personas. Cada persona tiene una música especial que si sabes descubrirla te conquista. La luz de cada momento del día, la escalera que subimos todas las mañanas, el encuentro con la persona amada, una tarde de invierno mirada a través de la ventanilla de un tren... Sin embargo, con sólo un cambio de matiz en esa luz, con un cambio de objetivo al subir esa escalera, con que sólo el tren nos conduzca de regreso a casa después de un hermoso encuentro o de un triste suceso, la música cambiará de melodía y de ritmo.
La poesía de un momento reside más en su música que en el momento en sí y, muchas veces, es el sonido de esa música el que nos permite acercarnos a la huidiza idea del paraíso.
Probad a escucharla, probad a comprobar como el Metro suena como una sinfonía de Cristobal Halfter, que el éxito en un encargo suena como las voces de un coro renacentista, que una cita a ciegas suena a banda sonora de Pulp Fiction, que un domingo soleado suena a Chris Isaak, que un viernes a las once de la noche suena a Police, que la melancolía suena a ritmo de blues y el violín tiene la fuerza del que sabe su propio destino. Mi último descubrimiento es que en la Calle Giusseppe Verdi a la altura del Café BomBom y antes de llegar a la Academia de Brera en Milán suena un solo de flauta que podéis encontrar (además) en la banda sonora de la película Blue.
¿Qué música suena ahora en tu cabeza?

Escrito por odyseo a las 19 de Noviembre 2004 a las 07:15 PM
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